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Una imagen de la llegada de viajeros esta semana en el aeropuerto de Barajas. EP

El coronavirus tiñe de rojo España en pleno verano

El país encabeza la incidencia en la UE tras 15 días de un aumento desbocado del virus entre jóvenes, que no se da en el resto de países

Domingo, 11 de julio 2021, 00:43

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En los últimos tres días la propagación desbocada del virus ha dañado la imagen internacional de España como nunca antes desde el inicio de la pandemia. El Gobierno y el sector turístico no han acabado todavía de digerir la petición del Ejecutivo galo a sus conciudadanos para que eviten la Península Ibérica en sus planes, o la decisión de Alemania de incluir a España entre las zonas de riesgo, cuando en las últimas horas otro mazazo de la mismísima Unión Europea complica todavía más la situación.

Y es que el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), en su última actualización semanal, ha teñido literalmente de rojo el mapa de España, a excepción de Castilla-La Mancha y Galicia. Un rojo intenso, casi marrón, que sitúa a todo el territorio nacional en los peldaños más altos de toda la escala de riesgo pandémico de la UE.

El problema para España es que no se trata de un mapa más, ya que estas actualizaciones -admiten en Sanidad- son una de las principales referencias internacionales sobre la evolución pandémica para los gobiernos de los 27. En particular, el mapa que tanto inquieta a las autoridades españolas es el más completo de todos los que elabora el ECDC porque en él se aumenta la tonalidad combinando dos parámetros: la incidencia acumulada y la tasa de positivos.

Y en ambos indicadores España es ya líder de la Unión Europea y eso a pesar de que la eclosión de la variante Delta, ya predominante en muchos países, también ha provocado un empeoramiento generalizado de los datos en toda la UE sin excepción. Pero no tanto como en España. De hecho, solo Chipre y las regiones francesas de ultramar de Reunión, Martinica y Guayana están en el mismo rango que la Península Ibérica, aunque con indicadores algo mejores.

España, según las estadísticas de Sanidad de este viernes (últimas disponibles a nivel nacional), tenía una incidencia acumulada de 316 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. O sea, que básicamente la incidencia nacional es 6 veces superior a la de Francia (con una IA de 51), 17 veces mayor a la de Italia (IA de 18), 31 veces más que la de Alemania (10 casos cada 100.000 habitantes) o 95 veces superior a la de Polonia (con 3,3 casos de incidencia). Incluso esta semana ha superado en incidencia a Portugal, con una IA actual de 254, y que durante semanas fue el farolillo rojo de Europa tras el fuerte repunte de casos que provocó el desembarco masivo, en junio, de la variante india en el área metropolitana de Lisboa.

Cambio radical

Pero esta situación tan negativa no era así hace apenas quince días, cuando el 22 de junio España tocó el suelo de la cuarta ola con una incidencia de 92 casos por cada 100.000 habitantes, tras ocho semanas de continua reducción. Es cierto que España no estaba tampoco entonces en el grupo de cabeza de la UE, pero las distancias con el resto no eran de años luz como ahora. El país tenía mejor incidencia que otros estados como Portugal (con 124 casos) o Irlanda (106), se movía en la esfera de otros estados como Países Bajos (92) y la diferencia de incidencia con los grandes europeos, aunque grande, no era tan abismal con el presente. Francia presentaba 65 caso, Italia 32, Alemania 24 y Polonia 9.

Un análisis pormenorizado de las estadísticas de la ECDC y de los países implicados revela que a pesar de la distancia entre España y el resto de los países europeos solo hay una gran diferencia que explica este abismo estadístico: el crecimiento desbocado de los contagios, y por ende de la incidencia, entre los grupos más jóvenes. Y es que en el resto de Europa el impacto del virus entre las cohortes de edades menores es similar al resto de población o, como mucho, ligeramente mayor, no como con en España que existe una diferencia de 1/28 o de 1/24 entre la IA del grupo de 70-79 años (que tenía una incidencia de 37,78 a fecha del viernes) y el de 20-29 (con una IA de 1.047,28) o el de 12-19 (con incidencia de 891,18 casos).

Frente a estas cifras españolas, en Francia la población entre 15 y 24 años registra una incidencia acumulada en los últimos 14 días de 72 casos por cada 100.000 habitantes. En Alemania para esta cohorte de edad este guarismo se reduce a 25, mientras que en Italia hay una incidencia de 35 casos por cada 100.000 habitantes en ese grupo de 15 a 24 años.

El nivel de infección entre la juventud europea, más inmunizada que la española, es casi igual a la del resto de la población

Más allá del estilo de vida 'made in Spain', cuyo efecto no es mesurable estadísticamente, las tablas del ECDC dan otra para explicar las grandes diferencias actuales entre España y el resto de Europa: el nivel de inmunización entre los más jóvenes. Todos y cada uno de los 27 están recibiendo de la Comisión Europea una proporción de vacunas proporcional a su población, pero luego cada estado es soberano para decidir a qué colectivos o edades prioriza. En España el criterio etario puro ha primado sobre todos los demás y hasta finale de junio Sanidad no que permitió unificar todos los grupos, algo que paulatinamente están haciendo las comunidades.

La consecuencia es que solo el 15,8% de los jóvenes entre 20-29 tiene al menos una dosis y solo un 2,3% de los adolescentes entre 12-19 han recibido al menos un pinchazo. Sin embargo, el 40% de los jóvenes franceses o italianos de entre 18 y 24 años tenía ya una inoculación la pasada semana. Francia lleva inoculando a los menores desde el 15 de junio. E Italia abrió los pinchazos a toda su población a principios del mes pasado.

Respaldo al sistema de Sanidad pese al 'boom' infectivo en jóvenes

El debate de si España, a la vista del boom infectivo entre los jóvenes, ha optado por el mejor sistema vacunacional al optar por un sistema prácticamente etario coincidió este sábado con la publicación de un ensayo científico de varios expertos en el en la revista 'British Medical Journal' defendiendo que el beneficio neto de vacunar contra la covid-19 a los niños «no está claro», por lo que, en su lugar, «debería darse prioridad a las personas vulnerables de todo el mundo».

Este estudio, que en síntesis respalda la tesis del Ministerio de Sanidad de considerar la edad como principal factor de riesgo, sostiene que la inoculación entre las cohortes más jóvenes, «por demás sanas», no tiene sustento científico porque en los adultos mayores los beneficios de las vacunas superan claramente «los raros efectos secundarios». El estudio defiende que solo en los menores con ciertas enfermedades crónicas o agudas graves estaría justificada la inoculación antes de que en los grupos de edad más avanzados.

Los especialistas, no obstante, apuntan que es «erróneo» el argumento de que «los niños tienen menos probabilidades de sufrir daños graves a causa de la infección». Sin embargo, insisten siempre menos que los adultos.

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