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La lluvia da una tregua para que la Virgen de la Alegría ilumine el inicio de Pentecostés
La Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad revive una antigua costumbre medieval en una festividad llena de música, color y fervor que sirve de preámbulo para el cambio de varas que llevará a Abilio Guerrero a la abadía de la penitencial mariana
En un día de celebración en Santa Nonia, la tradición se impuso al mal tiempo, dando un respiro la lluvia para dar paso a la Procesión de la Alegría, una tradición que remonta a León a la Edad Media.
El sol brilló en un día de júbilo para la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad. La sencilla talla de la virgen, una de las pocas de gloria en toda España, recorrió las calles de la ciudad con una leve sonrisa.
El sonido de la dulzaina y el tamboril resonó en el aire, marcando el ritmo de este domingo de Pentecostés, mientras la penitencial más antigua de la Semana Santa leonesa celebraba su cambio de varas y nombraba a Abilio Guerrero como nuevo abad.
La Virgen de la Alegría, con sus cascabeles tintineando, recordaba a los pájaros que antaño acompañaban la procesión, mientras los repiques de campana y la música de la Agrupación Musical de la cofradía llenaban las calles de color y alegría.
Vestidas con mantilla blanca, las manolas se unieron al fervor, acompañando a la Virgen de la Alegría en su recorrido. Esta emotiva jornada festiva, con título de Interés Turístico Provincial, reafirmó el arraigo de las tradiciones en la cultura leonesa y atrajo a una multitud de fieles y curiosos.