La esperanza tiñe de verde la cruz
María del Dulce Nombre convierte a León en una marea verde con miles de mujeres participando en la Procesión María al Pie de la Cruz, Camino de la Esperanza
El verde de la esperanza impregnó León en vísperas de la jornada más triste. El desconsuelo en Jerusalén, la cruz alzada, una madre desgarrada por el dolor y el encuentro con San Juan Evangelista devolvieron a la ciudad el sello mariano.
La Cofradía de María del Dulce Nombre regresó a su cita de Jueves Santo con la Procesión de María al Pie de la Cruz, Camino de la Esperanza. Un lento caminar, tras una salida que se hizo esperar durante una hora, logró calmar la histeria de la pasión.
Los cuatro pasos
La marea verde cruzó la ciudad. La seriedad y el riguroso orden volvieron a marcar el paso de las mujeres, que abrieron desfile con tambor y carraca.
Una vez el capillo se echó abajo, lejos quedaron las polémicas. María del Dulce Nombre se la jugó todo al verde y venció a través de la esperanza. Los atributos de la cruz solo fueron un mal recuerdo en una tarde para conmemorar.
El primer paso llegó con un nazareno consolando a las mujeres de Jerusalén. El mensaje era un anuncio de lo que ocurrirá al tercer día y hacía la pena menos pena, al igual que la carga de su madero pesaba menos.
La Banda de Cornetas y Tambores del Dulce Nombre de Jesús Nazareno participó en primer orden y dejaba paso a la Unción de Betania, una sección con protagonismo para las más pequeñas. Enseres de barro y telas completaban la escena.
Una cruz desnuda, pero cubierta de gloria, era la segunda talla que portaban las mujeres de María.
Miles de capillos verdes
La titular de la cofradía, La Virgen del Camino, una talla de reciente creación, reflejaba la tristeza de una madre con su hijo yacente. La obra de primerísimo nivel merece el reconocimiento del León cofrade en la tarde de Jueves Santo. Acompañaba en la puja la Agrupación Musical de la Bienaventuranza.
La esperanza tiñó de verde la cruz y lo hizo en forma de un gran número de hermanas que se sumaron a la procesión. Desde las filas, con velas y cruces, seguían saliendo centenares de paponas desde la nueva carpa ubicada en el parque de Donantes.
Y la espera mereció la pena. Asomaron las dos últimas figuras. La Agrupación del Nazareno acompañó el singular palio de la Semana Santa de León, con María Santísima del Dulce Nombre y San Juan Evangelista, rodeados de decenas de velas alumbrando la esperanza ponía broche de oro a una nueva tarde en femenino para la pasión.
