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Toña, Vanesa, Mónica e Iris son cuatro leonesas al frente de sus negocios. Noelia Brandón

Romper estereotipos por la igualdad

Las 'cosas de hombres' y 'cosas de mujeres' siguen marcando a la sociedad, juguetes infantiles, colores en la ropa y las profesiones demandadas son algunos de los aspectos en los que todavía queda mucho por hacer en materia de igualdad | Toña, Vanesa, Mónica e Iris son cuatro leonesas al frente de sus negocios, porque a ellas nadie las puede parar

I. Santos

León

Lunes, 8 de marzo 2021, 08:11

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Poco a poco las mujeres se han hecho un hueco en el mundo empresarial. Lejos quedaron los tiempos en los que se necesitaba la autorización del padre o marido para poder abrir una cuenta bancaria, pero aún queda mucho para que la igualdad sea real en la población.

Los prejuicios y estereotipos siguen llenando una sociedad que todavía se sorprende cuando ve a una mujer conduciendo un camión o a un hombre al frente de una guardería. Estos prejuicios afectan tanto a hombres como mujeres y siguen acrecentando la brecha de la igualdad en la sociedad.

Agricultoras que no dudan en subirse al tractor, asesoras con una empresa de éxito desde hace años o al cargo de una empresa de venta y reparación de maquinaría. Toña, Vanesa, Mónica e Iris son cuatro leonesas que rompieron los moldes para dedicarse a lo que más la apasionaba.

Vanesa Morán Falagán– agricultora

Con 16 años al frente de una explotación agraria compartida con su marido, Vanesa Morán es una mujer muy segura de si misma y consciente de que «hay que echarse para adelante y podemos dedicarnos a lo que nos propongamos, no hay que ponerse retos». Su historia con el campo no pasaba de tener familiares que se dedicaban a la agricultura, «venías al pueblo el fin de semana, pero no veías lo que era».

Tras casarse decidió compartir con su pareja una vida y una forma de vida. Se calzó las botas y se lanzó en esta aventura que hoy es su pasión y así habla de ella. «Sales de casa y vas a arar y otro día siembras... cada día es diferente, pero luego ves como crecen las plantas y todo lo que has creado con tu trabajo», asegura Vanesa.

Un trabajo que, como muchos otros, al principio no fue fácil. «Cuando vine a Valdefuentes y decidimos dedicarnos al campo, no estaban muy acostumbrados a ver una mujer en un tractor», recuerda con una sonrisa, pero ahora reconoce que «nos hemos hecho un lugar y estamos muy aceptadas».

Una profesión en la que los prejuicios pueden llevar a pensar 'que es de hombres', pero nada más lejos de la realidad. «Las mujeres puede que estemos un poco a la sombra de los hombres, pero nos animamos a todo y cuando uno le echa ganas a la vida, podemos hacer lo que nos propongamos», afirma esta leonesa.

Madre de dos hijos intenta que la igualdad nazca en el hogar. «Está un poco menos compartido, pero está compartido», afirma.

Mónica Martínez – empresaria

Las mujeres leonesa luchan cada día por salir adelante con sus empresas y además de la crisis económica y las complicaciones propias de los tiempos en que se viven tienen que enfrentarse a miradas o comentarios cuando ocupan puestos de trabajo o liderazgo que la sociedad todavía ve como más propios de ellos que de ellas. «Recuerdo ir con un compañero a visitar empresas y se dirigían a él como el titular del despacho y a mi como una secretaria».

Mónica Martínez, empresaria, en su despacho.
Mónica Martínez, empresaria, en su despacho.

La historia de Mónica nace de una necesidad personal. En 2004 se decide a montar su propia asesoría en un momento en el que «con la situación laboral que veo y la falta de propuestas de conciliación, pensé que la maternidad iba a ser complicada. ¿La solución? Tener mi propia empresa», explica recordando sus inicios.

En líneas generales reconoce no haber tenido «grandes problemas», pero sí algunas «trabas» a la hora de formalizar los papeles, «en aquel momento yo era muy joven y además era mujer». Mónica Martínez disfruta de su trabajo en una asesoría en la que trabajan otras tres mujeres. «Los tiempos han cambiado, antes para ser bueno en este sector tenías que ser hombre y vestir con traje, hoy es diferente». Un trabajo en el que se reconoce su valía y con esfuerzo y constancia se ha ganado la confianza de sus clientes que en estos momentos poco les importa si es mujer o no.

Mónica es madre y en casa el trabajo es compartido. «Me siento afortunada, porque la otra parte de este tandem es corresponsable», asegura. Y en este equipo educan a sus hijos en igualdad, porque «si estoy en casa y pido ayuda, no tenemos que verlo como una ayuda» ya que en el hogar debe ser «una colaboración» de toda la familia y para Mónica esto es «importante inculcarlo desde pequeñitos».

Toña Vieira Prieto – agricultora

El apoyo de familiares y amigos nunca les ha faltado y las dificultades de emprender en el mundo rural o la ciudad no tienen para ellas ninguna barrera. Toña vivía en León y trabajaba en un centro sociocanitario, hace 17 años se casó y decidió dejar su trabajo y dedicarse a la agricultura, pero con una explotación compartida.

«Decidí venirme al campo cuando conocí al que es hoy mi marido», asegura esta leonesa minutos después de bajar del tractor. «Venía asustada porque no sabía si me iba a gustar, pero ahora mismo no lo cambio por nada del mundo», asegura.

Toña Vieira Prieto, junto a su tractor, durante una parada en sus labores en el campo.
Toña Vieira Prieto, junto a su tractor, durante una parada en sus labores en el campo.

Reconoce que era feliz en la capital leonesa, pero ahora «lo soy mucho más». Su vida ha cambiado y siente que en el pueblo lo tiene todo. «Aquí hay mucha tranquilidad, te levantas por la mañana coges el tractor y al campo», explica. Pero no siempre es tan sencillo. «Hay meses muy duros de mucho trabajo y otros en los que tenemos más libertad». Madre de dos hijos siente que la vida en Valdefuentes del Pármo les aporta todo lo necesario.

«Compartimos las tareas del hogar, las tareas del campo y las tareas de los niños», asegura Toña, aunque reconoce que en el hogar ella es la que más peso sigue teniendo. Desde sus inicio cree que «no he tenido ningún tipo de discriminación y me he sentido apoyada».

Iris Fernández – empresaria

Gerente en Agroferba mantiene el negocio que fundaron sus padres. Al entrar en el local, situado en el Polígono El Tesoro de Valencia de Don Juan, impresionan los tractores y la maquinaría agrícola, por la parte de atrás está el taller. Iris reconoce que «al principio sorprende que las gerentes de un negocio de este tipo sean mujeres», aunque considera que con los clientes de «toda la vida» no hay ningún tipo de problemas.

«Si que he visto caras de asombro cuando tienes que firmar un contrato», recuerda. Y en alguna ocasión se ha encontrado con quien pregunta «por el jefe» y al «responder que no, que es jefa se queda un poco parados». Y aunque por lo general no ha tenido problemas no olvida alguna situación en la que le han pedido «hablar con el jefe y al decir que era yo me han dicho 'pues llama a tu marido'», lamenta.

Iris Fernández, en su despacho, durante la entrevista con leonoticias.
Iris Fernández, en su despacho, durante la entrevista con leonoticias.

Por suerte, cada vez este tipo de situaciones se dan menos. Y en parte es debido a que «trabajamos también con muchas mujeres» y es que para disfrutar de la agricultura o conocer y recomendar las mejores características de un tractor según el uso que se le vaya a dar no es necesario ser hombre.

En casa son cinco: dos hijos y una hija. «Son los tres iguales, si hay que ayudar ayudan los tres» afirma sin dudar. En este sentido, Iris Fernández considera que para cambiar la situación «hay que inculcar esto a la sociedad y empezar por nuestro entorno más cercano que son los hijos».

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