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Así es la reforma integral del Parador de San Marcos

Tras casi ocho meses de actuación, las obras avanzan a buen ritmo y han 'vaciado' el interior del edificio histórico para darle un aire moderno y vanguardista | Se habilitarán 52 habitaciones que podrían estar abiertas al público en 2020

Lunes, 30 de julio 2018

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El histórico Hostal de San Marcos vive unos meses de reforma integral para dar un profundo lavado de cara a todas sus instalaciones. La fachada mantendrá su fisionomía actual, pero todo el interior sufrirá un profundo cambio para dar un aire moderno y vanguardista al alojamiento más lujoso de la ciudad de León.

Después de la demolición de la parte trasera del edificio, cuya reconstrucción será el epicentro de la fase II de esta actuación, las obras están basadas ahora en el vaciado del centro del edificio histórico, el levantado en el siglo XVIII. «Es una actuación muy importante, va a permitir devolver la volumetría original al edificio del sglo XVIII», afirma Mina Bringas, arquitecta de esta reforma.

Gran parte de lo construido en los años 60, cuando este edificio pasó a ser Parador, quedará eliminado para crear un atrio interior cerrado, con un lucernario que permita la entrada de luz natural al mismo y donde toda la galería artística de San Marcos sea expuesta, tanto en este espacio como en una galería interior que dará hacia este atrio.

«Este atrio, que tendrá unas dimensiones similares al original, será el corazón del edificio y toda la circulación y el movimiento del parador interno del Parador irá aquí», asegura.

Un hallazgo arqueológico «relevante»

El trabajo de arqueología llevado a cabo en el Parador de San Marcos, a medida que avanzan las obras de reforma del mismo, ha permitido descubrir en la fachada actualmente ya restaurada que los balcones del segundo piso fueron abiertos en el siglo XVIII sobre la del siglo XVI, que no contaba con ellos.

Así lo señaló hoy la arqueóloga encargada de llevar a cabo los parámetros de lectura de paramento del edificio, Carmen Alonso, que revisa las diferentes vidas por las que ha ido pasando el edificio a lo largo del tiempo a medida que avanzan las obras.

Alonso recordó que el edificio principal es del siglo XVI, al que posteriormente se le añadió otro cuerpo en el siglo XVIII en el que la obra interviene «de manera prioritaria». A ello se han sumado a lo largo del tiempo otras modificaciones como las producidas en el siglo XIX, «cuando el ejército se hizo cargo del edificio y emprendió reformas muy importantes» que se pueden ver «en la apertura y cierre de puertas y ventanas de las fábricas originales del siglo XIX».

Con carácter previo a la intervención de la obra en el interior del edifico, el equipo de arqueología intervino en la obra de restauración fachada del Parador, donde se encontró la modificación de las ventanas en el edificio del siglo XVI que se llevó a cabo en el siglo XVIII, «un hallazgo muy importante que había pasado desapercibido a cualquier trabajo histórico o arquitectónico que se había llevado a cabo en el edificio».

Según explicó Carmen Alonso, cuando se construyó la fachada del siglo XVIII se pretendía hacer una réplica más o menos exacta de lo que estaba construido en el siglo XVI, «una réplica que ahora se ha descubierto que no fue tan exacta», ya que al observar la fachada desde la calle se ven dos pisos, uno primero estructurado con ventanas de arco de medio punto y el de arriba en balcones que, aunque parecía que formaban parte de la fachada del siglo XVI, en realidad se abrieron en el siglo XVIII, «algo muy interesante porque permite interpretar de una forma diferente el edificio desde el punto de vista histórico, arquitectónico y artístico».

De esta manera, destacó que en el siglo XVIII se abrieron nuevas jambas sobre las ventanas de arco de medio punto existentes, para recortar y realizar una estructura rectangular que pasó de ventanas o balcones, «tal y como se descubre en las anomalías, cortes, cambios de piedra y modulación que se observa desde el exterior».

Asimismo, se han podido observar cambios en la disposición de los suelos en buena parte del edificio, que se realizan principalmente en la modificación de 1964, cuando el edificio se convirtió en Parador.

Alonso apuntó que los cambios pudieron deberse «al cambio de la moda en el tiempo en el que se realiza, al tratarse de la época del Barroco», pero también «a un interés funcional» porque unido a las reformas se realizaron otras modificaciones.

La planta baja será destinada a los espacios públicos como cafeterías, salones o salas de reuniones y la primera planta será la destinada a las 52 habitaciones que tendrá esta zona del parador, que doblará su número de estancias. En la segunda fase, se constrirá un edificio de nueva planta con 180 habitaciones y 12 salones para convenciones, un restaurante, un spa y una piscina.

Así transcurre la primera fase de esta reforma integral de San Marcos, que tiene prevista su finalización, con 13 millones de presupuesto, a finales de 2019, pero su apertura al público podría darse en 2020, ya que después de acabar las actuaciones, llegaría el momento de decorar y adecuar toda la instalación para que San Marcos recupere su esplendor.

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