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Imagen de los documentos que acreditaban la muerte del represaliado.

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Imagen de los documentos que acreditaban la muerte del represaliado.

La memoria perdida de José Almena

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica localiza los restos del joven manchego represaliado durante la dictadura franquista y muerto en la cárcel provincial de León | Almena fue acusado sin pruebas de haber convivido y colaborado con guerrilleros

Leonoticias

León

Viernes, 7 de febrero 2020, 16:16

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La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha comenzado este viernes la búsqueda de un joven de Ciudad Real muerto el 28 de abril de 1943 en la Cárcel provincial de León el en plena dictadura franquista. Su cuerpo fue inhumado posteriormente en el Cementerio civil de León.

Según la documentación recabada por investigadores de la ARMH, José Almena Castro murió a causa de un colapso cardíaco o de tuberculosis, según diferentes fuentes documentales.

Su familia ha solicitado la exhumación de su cuerpo para ser trasladado al cementerio de su localidad, Chillón. La misma familia desconocía el paradero de José Almena, como en muchos casos se trata de una historia familiar incompleta.

La investigación de este caso ha sido gracias a conocer el listado de víctimas de la dictadura inhumadas en el cementerio civil de León, dicho listado fue elaborado por voluntarios de la ARMH en el momento de investigar el paradero de los restos de la maestra de las Omañas, Genara Fernández, exhumada por los ARMH en junio de 2019.

Los trabajos están siendo llevados a cabo a cabo por un grupo multidisciplinar de voluntarios y voluntarias de ARMH y se prolongarán a lo largo del fin de semana con la presencia de los familiares de José Almena Castro.

La víctima

José Almena Castro nació el 19 de mayo de 1922 en Chillón y en el año 1940 es sometido a un juicio sumarísimo (causa 8574/ 1940). El 23 de septiembre de 1940 es ingresado en la Prisión de Partido de Chillón hasta el 20 de marzo de 1941, momento en el cual es trasladado a la Prisión Provincial de Ciudad Real.

Sobre él pesaba una acusación de auxilio a la rebelión por entregar un fusil a los guerrilleros, aunque algunos testimonios señalaban que pudo ser amenazado por los huidos para hacer tal entrega. Asimismo, no se encuentran datos sobre su filiación política antes, durante y después de la Guerra Civil.

No obstante, esto no impide que en el auto emitido el 15 de febrero de 1941 se le acuse de haber convivido y colaborado con los guerrilleros. Con todos estos cargos acude a la sesión plenaria del 26 de septiembre de 1941 y el 19 de enero se no tífica la resolución: el encausado es condenado a la pena de muerte por un delito de adhesión a la rebelión, aunque se propone automáticamente su conmutación, siendo condenado, por tanto, a treinta años de prisión.

Esta condena, sin embargo, no la cumple en Ciudad Real, sino que es trasladado a la Prisión Provincial de León. Dentro del sistema carcelario español, el cuerpo de los presos fue un vehículo de aprendizaje y de castigo.

Hambre y suciedad

El hambre fue una de las manifestaciones más claras de esta concepción. Las escasas raciones y en malas condiciones generaban dolores y malestar entre los reos. A ello se le sumaba la suciedad, un elemento que humillaba al preso que se acercaba poco a poco a la condición de animal.

Por otro lado, la suciedad creaba importantes problemas de salubridad, así como el caldo de cultivo adecuado para que proliferasen todo tipo de enfermedades y epidemias. Finalmente, la situación de los habitantes de los centros carcelarios se veía agravada por la presencia de carceleros que recurrían a la burla y al escarnio (Núñez Díaz-Balart 2009). Estas condiciones infrahumanas favorecieron que José Almena Castro contrajese tuberculosis y muriese el 28 de abril de 1943.

Según los libros de enterramiento del Cementerio de León, fue enterrado en la parte civil del cementerio (cuartel A, manzana E, sepultura 5), un lugar destinado a la sepultura de víctimas de la represión y desafectos al régimen como Marcelino de la Parra, Genara Fernández o Lorenzo San Miguel o los guerrilleros bercianos Rafael Verdial y Severino Nieto.

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