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Manolo contempla el local desde la barra del Bar Begoña. Noelia Brandón

Cierra el Begoña, rincón mítico del Húmedo

Manolo baja la trapa de este querido bar de la esquina en La Rúa, que ha sido durante años punto de encuentro para multitud de babianos en la capital | «Aquí hemos trabajado bien con estudiantes y clientes habituales, que ya son amigos», recuerda Manolo, que seguirá detrás de la barra ahora en el Begoña II

Nacho Barrio

León

Domingo, 24 de mayo 2020

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En los primeros años detrás de la barra Manolo no entendía nada. Había cogido el bar Begoña en febrero del 91 y tardó pocos meses en llenarlo. Coincidiendo con la Semana Santa, en el local no cabía un alfiler. Las limonadas corrían por la barra y Manolo se convencía de la buena jugada que había hecho cogiendo las riendas de este rincón del Barrio Húmedo.

Pero el pensamiento duró poco. Los días de Pasión fueron quedando atrás y conforme avanzaba el calendario la clientela habitual volvía a los números de meses anteriores. Así año tras año. Llenazo en los días de Semana Santa y vuelta a la normalidad según se guardaban los pasos. ¿Pero dónde se meterán?, se preguntaba Manolo, que ahora recuerda aquel fenómeno que le costó años comprender.

El regente del bar abre la trapa por última vez y no evita que se cuele la nostalgia. «Han sido muchos años pero no queda más remedio, intentaré que alguien se haga cargo y si no se puede, tocará desmontarlo», comenta este domingo, poco después de colgar esa lápida de nuestro tiempo que es el cartel de se traspasa.

Muchos años tiene el Begoña, que abrió décadas antes de que Manolo cogiera las riendas. «El bar tiene licencia del año 45. De aquella lo tuvo Senen cerca de 40 años, luego hubo otros dos en el medio y ya después lo cogí yo», comenta.

La decisión estaba tomada de antemano. Después de una buena Semana Santa, Manolo cerraría el bar para trabajar en el Begoña II durante tres o cuatro años hasta la jubilación. Un plan que la pandemia del coronavirus se ha encargado de cambiar.

Un rincón querido para todos

Tras la fachada de ladrillo visto se esconden grandes historias de la ciudad. Cada detalle de este bar con solera evoca a un momento, una anécdota o una vivencia que quedaría para los restos. De hecho, el Begoña es rincón de referencia para aquellos que llegan de Babia. «Yo soy de La Majúa y el primer dueño era de Mora de Luna, por lo que mucha clientela es de allí», apunta Manolo.

En estos años la variedad ha marcado parte del servicio. Las largas partidas de cartas han tenido su hueco, conviviendo con el calimocho de los estudiantes según se acercaban las noches de fin de semana. «Esos dos puntos los hemos trabajado muy bien, porque además antes La Rúa era una calle con mucho comercio y tiendas, por lo que la zona era magnífica».

Varios detalles del Bar Begoña. NB
Imagen principal - Varios detalles del Bar Begoña.
Imagen secundaria 1 - Varios detalles del Bar Begoña.
Imagen secundaria 2 - Varios detalles del Bar Begoña.

Historias, anécdotas y vivencias tiene el Begoña para escribir varios libros. Los años han hecho que los clientes pasen a ser algo más. «Aquí fueron muchas horas y muchas historias, los clientes eran sobre todo amigos, los hay que llevan 30 años viniendo, entre los que está también gente mayor que ha ido falleciendo».

Los tiempos han cambiado radicalmente. La crisis amenaza a los negocios hosteleros y las restricciones limitan la vuelta a la normalidad. «Yo creo que hasta navidades no se levantará cabeza, porque ahora se va a abrir al 15%, sin mesas de dentro, comedor, ni barra», calcula Manolo, que no esconde que, eso sí, «los impuestos te los van a meter al cien por cien».

El Begoña echa la trapa añorando su historia y confiando en que alguien mantenga el legado. Manolo seguirá en el Begoña II, justo delante, aunque será inevitable echar la mirada a ese rincón de ladrillo visto que ha sabido ganarse un hueco en el corazón de los leoneses. Habrá que cumplir con su historia, cuando la pandemia lo permita. «Pensaba hacerle una despedida por todo lo alto pero llegó ésto. Algo sí que le haremos, son muchos recuerdos y muchos años».

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