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Fernando Arribas, segunda generación de El Besugo junto a Norberto y Fernando, la tercera. Bárbara Garrote

El Besugo, 100 años nadando por el barrio Húmedo

Norberto Arribas y Fernando son la tercera generación este mítico bar leonés que ha cumplido un siglo de historia siendo fiel a su idiosincrasia

Sábado, 27 de abril 2024, 09:14

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En el barrio Húmedo, El Besugo se mueve como pez en el agua. Y así lo lleva haciendo 100 años. Fue en abril 1924 cuando este restaurante abría sus puertas. Desde entonces tres generaciones de la misma familia han saciado la sed y el apetito de padres, hijos y abuelos.

A mediados de los años 20 la Pescadería La Veloz se convertía en El Besugo. Fernando e Irene dieron luz a este negocio que ahora siguen encendiendo Norberto Arribas y Fernando, sus nietos y actuales regentes.

El secreto, «ninguno», responde Norberto, que continúa diciendo «la clave es ponerte en el lugar del cliente, hacer lo que te gustaría que te hicieran, ya está, nada más».

Esa es la autenticidad de este bar. Cruzas la doble puerta que tiene de entrada y automáticamente ves una cara conocida, aunque sea la primera vez que entras. «La gente que viene de fuera me dice -hemos entrado aquí porque nos ha dado el aspecto de toda la vida- y después se encuentran con que nosotros les tratamos como si fuera un cliente de toda la vida, pues claro, cada vez que acuden a León vienen al Besugo», explica Norberto.

Eso es algo que se palpa nada más entrar. Desde primera hora de la mañana la gente entra a este bar y se sienta en su sitio de siempre, para tomar lo de siempre, que no hace falta ni pedírselo al camarero y rápidamente empiezan las conversaciones.

Gastronomía

Y no solo es el trato, es que además se come muy bien porque Norberto lo tiene muy claro. «Vienen por mi para tomar un refresco pero por el cocinero para comer unas raciones», explica.

Dar bien de comer es esencial y ser ellos mismo es la mejor receta para El Besugo. «Si las cosas funcionan bien no las cambies, puedes mejorarlas un poco, pero no las cambies», apunta.

Mantener esa autenticidad no es tarea fácil, ser fiel a las costumbres mientras todo cambia es una faena complicada. «Mi abuela cocinaba bien, pero el mejor de todos es mi primo, porque antes de un litro de leche sacabas una nata exquisita y con eso se hacían flanes, arroz con leche, croquetas, ese tipo de cosas; ahora se tiene que hacer lo mismo con un tetrabrik», señala.

El Besugo situado en la calle Azabachería.
Imagen principal - El Besugo situado en la calle Azabachería.
Imagen secundaria 1 - El Besugo situado en la calle Azabachería.
Imagen secundaria 2 - El Besugo situado en la calle Azabachería.

Muchas cosas han cambiado en este sector. Algunas recientemente. La pandemia fue punto de inflexión, y para este hostelero el principal motivo por lo que no se encuentran camareros. «Después del covid los que estaban trabajando en hostelería se dieron cuenta de lo que se estaban perdiendo por estar trabajando en este sector»

Este es un trabajo que te lo da todo, pero también te lo quita. Es uno de esos curros vocacionales que mucha gente ha realizado pero son muy pocos los que verdaderamente sirven.

Relevo

Y en cuento a saber si habrá relevo, Norberto cree que no, pese a que tiene tres hijos porque «ellos no han tenido padre. Yo llegaba por la noche y me marchaba por la mañana y casi no me veían. No he visto nada de ellos nada, ha ido mi mujer. Entonces, como yo quiero lo mejor para mis hijos, lo mejor es que no se dediquen a la hostelería, pero no porque sea una cosa mala que a mí me encanta sino por lo que te pierdes».

Miles de historias y anécdotas ha dado la barra y el comedor del Besugo al que León tiene que estar agradecido de que cada día abra las puertas un sitio en el que poder desahogarse a la vez que llenar el estómago.

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