Borrar
Edesio Marqués, natural de Cabañas Raras (León), culturista campeón de España en la categoría Master 50 y quinto del mundo.

Ver fotos

Edesio Marqués, natural de Cabañas Raras (León), culturista campeón de España en la categoría Master 50 y quinto del mundo. César Sánchez

Cuando fuerza y veteranía van de la mano

El berciano Edesio Marqués pone el broche a más de tres décadas de carrera en el culturismo proclamándose campeón de España y con un quinto puesto mundial en la categoría Máster 50

D. ÁLVAREZ

Ponferrada

Domingo, 23 de diciembre 2018, 12:02

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El cineasta sueco Ingmar Bergman decía que envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero desde la cima la mirada es más libre y la vista, más amplia y serena. Sin embargo, algunas personas parecen no perder fuerzas a lo largo de la ascensión, como prueba el berciano Edesio Marqués, que a sus 55 años se ha proclamado campeón de España en su categoría y ha quedado en la quinta posición del campeonato mundial de culturismo, un deporte en el que el volumen y la definición de los músculos, con el inmenso esfuerzo que ello conlleva, son claves para el resultado final.

«Es un broche para toda una vida dedicada a esto», asegura Marqués, orgulloso de haber llegado a representar a España antes de abandonar el mundo de la competición.

Los éxitos de este veterano deportista, natural del municipio de Cabañas Raras, se acumulan hacia el final de su carrera, compitiendo ya en la categoría Máster 50, destinada a los que superan el medio siglo de vida. Después de más de 30 años de entrenamientos, el año pasado Marqués se proclamó campeón de la Copa de España de la especialidad, disputada en Sevilla.

En octubre de este año, se alzó con el Campeonato de España, el torneo nacional más importante, celebrado en Albacete, lo que le abrió la puerta de la selección española que participó, a principios de este mes de diciembre, en el Campeonato del Mundo disputado en Tarragona, donde Edesio quedó entre los cinco mejores del planeta. «Estoy muy satisfecho con lo que he vivido los últimos tres años, es un extra que me ha venido», asegura el berciano, que participó en sus primeras competiciones a principios de los 90 y retomó el contacto con el alto nivel en 2015, cuando se proclamó campeón del campeonato gallego.

Una vez cumplido su sueño de vestir los colores de la selección, Edesio o Desi, como le llaman en su pueblo, dejará de lado la competición de élite por un motivo de peso: su hija de nueve años, que le pide que deje los campeonatos y los viajes para pasar más tiempo en casa. «Dentro de dos días pasará de mí», augura el sacrificado padre, entre risas. Ya más serio, confiesa que abandonar la competición no es sinónimo de alejarse del gimnasio. «A mi me quitas el entreno y me matas.

Aunque sea una frase muy gastada, el culturismo es un estilo de vida», asegura. ¿Y en que consiste ese estilo de vida? «Hay que reservar un tiempo cada día para el entrenamiento. Cuando era joven pasaba dos horas al día en el gimnasio, ahora me lo tomo con más calma porque la recuperación es más lenta. Esto es una carrera de larga distancia, los resultados no se ven tan rápido como la gente piensa, porque el cuerpo crece cuando descansa, en el gimnasio sólo lo estimulas», explica.

Sin embargo, aunque reconoce que el trabajo en el gimnasio «exige mucho sacrificio», confiesa que la parte más dura del esfuerzo es la «estricta dieta» previa a las competiciones, cuyo objetivo es eliminar la grasa, el agua y el glucógeno del organismo para ganar definición en la masa muscular. «Primero entrenas para ganar peso y consumes un exceso de calorías, lo que significa que tienes energía. Cuando estás a dieta, el entrenamiento es más intenso todavía y eso te agota, sobre todo psicológicamente. Yo siempre digo que cada uno tiene que ser consciente de su potencial y entender su cuerpo, porque no es una ciencia exacta, cada persona es un mundo», resume el veterano campeón.

«Yo iba para futbolista»

Los primeros pasos de Desi en el universo del deporte estuvieron encaminados hacia el mundo del fútbol, donde llegó a jugar en tercera división con sólo 16 años. «Como muchos niños, yo iba para futbolista», explica el berciano, que admite que desde siempre se sintió atraído por el gimnasio y las máquinas hasta el punto de pedirle a su padre, que era soldador, que le fabricara unas pesas. Tras pasar por esa 'mili' que suena tan lejana a las generaciones 'millenial', la vida y el trabajo lo llevaron a Zaragoza, ciudad en la que, con 22 años, entró en contacto con el mundo del 'bodybuilding' y el culturismo. «De aquella nos informábamos a través de las revistas que llegaban de Estados Unidos cada mucho tiempo, pero había un ambiente muy especial, se respiraba compañerismo en los gimnasios», recuerda con nostalgia.

Ese compañerismo y los amigos que ha ido haciendo a lo largo del camino es lo que más destaca de su trayectoria deportiva. Entre esos compañeros y amigos, dos personas ocupan un lugar especial como referentes. Se trata de «los dos Arturos», el leonés Arturo García y el gallego Arturo Castañeda, ambos campeones del mundo de la especialidad. «La figura del entrenador personal está sobrevalorada. Antes, el dueño de un gimnasio sabía decirte qué ejercicios tenías que hacer y qué hábitos tenías que seguir. La esencia de las máquinas y las pesas, ahora no la tienes. Las clases colectivas, con las disciplinas que están de moda, es lo que la gente prefiere», lamenta.

Llegado el momento de la competición, el juzgado valora a través de una serie de poses la definición de la masa muscular de cada deportista, así como otros aspectos como la simetría o el equilibrio del cuerpo. «No se puede hacer sólo pecho y brazo para estar grande de arriba y no tener las piernas bien definidas», explica. De ahí la importancia de trabajar en el gimnasio todos los grupos de músculos del cuerpo de una manera equilibrada. «En la competición me fijo mucho en las caras de la gente, porque es donde se nota si van pasados de peso», asegura Desi, que presume de pesar prácticamente lo mismo que tres décadas atrás. «Aunque esté mal decirlo, físicamente estoy mejor ahora que la primera vez que competí», admite con cierto sonrojo.

Contra la leyenda negra que envuelve al universo del culturismo y a los abusos de estimulantes, aminoácidos o batidos de proteínas que algunos de sus practicantes llevan a cabo en el «enorme mercado» de los suplementos alimenticios y energéticos, Desi ofrece una sencilla receta: «Yo asocio gimnasio con salud y, si puedes comer, lo mejor es la comida. Un batido de proteína puede ser un arroz con pollo pasado por el minipímer».

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios