Borrar
Recreación de las Justas Medievales del Passo Honroso en 2013. EL NORTE
La increíble hazaña del Passo Honroso

La increíble hazaña del Passo Honroso

La popular fiesta de Hospital de Órbigo recrea la gesta legendaria de don Suero de Quiñones, que derrotó a 68 caballeros para ganarse el amor de Leonor de Tovar

Jueves, 23 de julio 2020, 09:32

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Los ecos de la hazaña legendaria de don Suero de Quiñones resuenan con fuerza en la localidad leonesa de Hospital de Órbigo, donde alimentan una de las fiestas populares más destacadas de Castilla y León. Se trata de las famosas Justas Medievales del Passo Honroso, una tradición que retoma lo ocurrido en el año 1434, durante el reinado de Juan II y su esposa Isabel de Portugal.

Cuentan que para ganarse el favor de Leonor de Tovar, bella dama que lo había rechazado, un valeroso caballero leonés llamado Suero de Quiñones hizo una arriesgada promesa: además de ayunar todos los jueves y llevar una argolla al cuello en señal de esclavitud amorosa, trataría de romper 300 lanzas en franco torneo. Para conseguirlo se dirigió al Castillo de la Mota, en Medina del Campo, con objeto de pedir permiso al rey, Juan II. Una vez ante él, se arrodilló y le dirigió las siguientes palabras:

«Señor: Deseo justo e razonable es que en los que en prisiones o fuera de su libre poder son, desear la libertad e como yo, Suero de Quiñones, sea en prisión por una señora, por la que traigo todos los jueves este fierro, según es notorio en vuestra magnífica Corte. Yo, poderoso Señor, he concertado mi rescate de esa prisión en trescientas lanzas rompidas por el asta con fierros de Milán de mí e de estos nueve caballeros que aquí son.......»

Juan II le concedió permiso para realizar un torneo especial, del 10 de julio al 9 de agosto, quince días antes y quince después de la festividad de Santiago Apóstol, en el Puente de Hospital de Órbigo, situado en la ruta del Camino de Santiago, retando para ello a todos los caballeros de Europa. Se completó así una reglamentación estricta, con jueces y árbitros, estructurada en 22 capítulos.

Don Suero encargó que lo notificasen a todos los reyes, duques y príncipes cristianos. Quien no aceptase el reto de batirse con Quiñones, estipulaba el pacto con el rey, habría de depositar en prenda una de sus armas y la espuela derecha, y jurar no vestirlas hasta que se encontrase en un hecho de armas más peligroso o al menos tanto como este Passo Honroso. En la reglamentación también se disponía que la lucha con cada caballero habría de limitarse a tres lanzas rotas, y que toda dama noble que asistiese habría de dejar el guante derecho hasta que algún caballero luchase para rescatarlo. Claro está, si se trataba de su propia dama, solo él podía batirse en duelo. Por último, suplicaba que una vez rotas todas las lanzas, se le declarase libre de su «prisión de amor».

Puente de Órbigo, donde se habría desarrollado el torneo.
Puente de Órbigo, donde se habría desarrollado el torneo. RAMÓN GÓMEZ

El desafío, como decimos, comenzó el 10 de julio de 1434 y terminó el 9 de agosto, día en que Suero de Quiñones fue herido, y solo hubo una jornada de descanso, la del 25 de julio, festividad de Santiago; en total, nuestro protagonista hizo frente a 68 caballeros y a todos derrotó. No se rompieron las 300 lanzas, pero sí más de 200. Solo hubo que lamentar una muerte, la del caballero aragonés Esbert de Claramunt, que recibió un lanzazo en un ojo que le atravesó el cerebro.

Según parece, el condestable Álvaro de Luna, a cuya casa pertenecía el protagonista, le conminó a terminar con su particular aventura y, acto seguido, los jueces del palenque le eximieron de la palabra dada. Una vez finalizado el torneo, los jueces despojaron a don Suero de la argolla de hierro y notificaron a Juan II que las justas habían terminado.

En señal de gratitud, don Suero se dirigió en peregrinación a Santiago de Compostela junto con algunos compañeros, donde depositó un aro de oro con una amatista rodeada de perlas como recuerdo de la argolla, y una cinta azul, todo ello en señal de amor por su dama. Actualmente, dicha cinta se encuentra alrededor del cuello de una imagen de Santiago el Menor ubicada en el interior de la catedral, concretamente en la capilla de las reliquias; la argolla, por su parte, se halla en el relicario del Apóstol. Un monolito colocado en 1951 en el mismo Puente de Hospital de Órbigo recuerda la hazaña y enumera la lista de los derrotados por Suero de Quiñones.

Al año siguiente -1435-, una vez cumplido con suerte el desafío del Passo Honroso, don Suero contrajo matrimonio con su amada Leonor de Tovar, que era hija de Juan de Tovar, guarda mayor del rey y progenitor de los marqueses de Berlanga y de Valverde.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios