El Carpio: costumbres que guardan los orígenes

Si con las fiestas se recuerdan los orígenes, El Carpio los rememora a gran escala. La actividad festiva en este municipio de la llanura vallisoletana es más que dinámica, y sirve para avivar y conservar lo que sus antepasados dieron a este pueblo presidido por un antiguo torrejón.

De generación en generación los vecinos de El Carpio han celebrado sus días grandes en honor a la patrona y alcaldesa mayor de la Villa, la Virgen de la Consolación. Durante seis días en septiembre se suceden encierros, verbenas, parrilladas, juegos y la tradicional degustación de platos con patatas: con bacalao, carne o alioli. La tradición manda que durante la procesión los menores de tres años pueden subir a las andas de la Virgen para que les proteja.

Durante la llamada fiesta pequeña, el 20 de enero, los carpeños rinden cuentas a San Sebastián, a quien se encomiendan para evitar plagas y pestes como ya se hacía en el siglo XVIII.

Otra de las citas más ligadas a la localidad es la Fiesta de Exaltación de la Patata. De fecha variable, entre el último fin de semana de agosto y el primero de septiembre, rinde homenaje a este tubérculo recogiéndolo según las costumbres de principios del siglo XX. Y por San Isidro hay concursos de arados y de lanzamiento de reja.

Cada 5 de febrero las mujeres toman el pueblo en honor a Santa Águeda, día en que solo ellas pueden salir a divertirse y tararean canciones tradicionales que ridiculizan a los varones. En la última concentración comarcal de la provincia El Carpio fue el municipio que ejerció de anfitrión, reuniendo a más de 300 mujeres. Además una vez al año el pueblo disfruta de los carnavales, los quintos e incluso viaja el medievo. Con motivo de la firma del Tratado de Fresno-Lavandera entre el Reino de Castilla y el Reino de León en 1183, organizan el Mercado Medieval.