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Las tres sirenas del Club Deportivo Sirenas y Tritones. Sandra Santos

Sirenas de agua dulce y corazón leonés

Las sirenas también nada en ríos, embalses y piscinas cuando no pueden hacerlo en el mar y las fundadoras del Club Deportivo Sirenas y Tritones tienen corazón leonés | Las cuatro fundadoras del club comparten una conexión especial, tras unirse a través de las redes sociales

I. Santos

León

Domingo, 27 de septiembre 2020, 17:21

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Dicen que las sirenas sólo viven bajo el mar, pero Vero, Ever, Emma y Leucas también lo hacen fuera de él. Y es que ser sirena, no es sólo tener una cola. Sino un sentimiento especial, que no saben muy bien cómo explicar.

«Fue nadar con la cola la primera vez y sentir que esto estaba hecho para mí», asegura Ever recordando su primer contacto con una monoaleta. La primera vez que las vió «algo nació dentro de mí» y decidió comprar una cola profesional de silicona y 12 kilos de peso.

Vero y Emma pasaron antes por «una cola más básica» de neopreno, pero la sensación fue la misma. «Recuerdo que de pequeña siempre quise ser una sirena y nadaba debajo del agua», asegura Emma, «llegó un momento en el que yo me sentía que lo era y me enfadaba cuando no me salían las escamas».

Una berciana, dos madrileñas y una extremeña formaron el Club Deportivo de Sirenas y Tritones con sede en Ponferrada. Cuatro chicas que se unieron sin conocerse, con sólo un vínculo que forjaron a través de las redes sociales y que comprendieron que sería eterno la primera vez que se vieron.

Fue en octubre de 2018 cuando decidieron conocerse. Hicieron una quedada las cuatro y «fue tal la conexión que notamos» que desde aquel momento son como una 'gran familia'. Emma recuerda que antes de conocerlas «empecé a ver que había gente que como yo le gustaba esto y que más allá de un gusto era una forma de sentir y de ser», un sentimiento que se hizo mucho más fuerte a raíz de esa primera vez que se vieron.

La berciana Vero fue la impulsora de esa quedada en la que conoció a Emma, Ever y Leucas, las dos últimas aunque son de Madrid y Extremadura reconocen que «también tenemos raíces leonesas».

Volar en el agua

Una vez en el agua algunos aseguran que ponerse la cola y nadar es como volar, pero ellas insisten en que hay que probarlo y a partir de ahí dejarse llevar y sobre todo disfrutar. «El agua es un transmisor de energía, la sensación es como volar», aseguran ellas, pero «lo pruebas y realmente alucias».

Las cuatro amigas se citan siempre que pueden para disfrutar de su pasión y hacer disfrutar a quienes quieren adentrarse en este mundo, esta vez Leucas no les pudo acompañar. En varias ocasiones lo han hecho en el Spa León Termal de Santa María del Páramo, donde con los más pequeños de la casa realizan talleres y divertidos juegos que van más allá de la competencia.

«Hoy una peque que nunca había nadado sin 'churro' vio a Emma y se fue nadando sola hacia ella», recuerdan tras la sesión de juegos, la madre de la niña les ha asegurado que «era la primera vez que nadaba sola».

Las sesiones y juegos fomentan el trabajo en equipo, lo que genera una gran energía de grupo. «Llegan como disgregados y con una actividad en la que todos colaboran, de repente se genera un sentimiento de comunidad en el que no hay competiciones, es colaboración y todo suma», explica Vero.

Emma (arriba), Vero (izquierda) y Ever (derecha), en el spa de Santa María del Páramo. I. S.
Imagen principal - Emma (arriba), Vero (izquierda) y Ever (derecha), en el spa de Santa María del Páramo.
Imagen secundaria 1 - Emma (arriba), Vero (izquierda) y Ever (derecha), en el spa de Santa María del Páramo.
Imagen secundaria 2 - Emma (arriba), Vero (izquierda) y Ever (derecha), en el spa de Santa María del Páramo.

Y aunque algunos puedan pensar que esto es un juego, nada más lejos de la realidad. Las colas de sirena pueden llegar a pasar hasta 20 kilos y tiene un coste de más de 2.000 euros. Ever ha comenzado un proyecto para diseñar y crear estas colas totalmente personalizadas y reconoce que cuando los adultos lo prueban no se arrepienten.

«Te encuentras con adultos que tienen una motivación especial para probarlo», asegura Ever, normalmente son personas que disfrutan mucho del agua y «realmente les llama la atención, los adultos que prueban la cola se sorprenden muchísimo y quieren más, al final se vuelven niños», recuerda entre algunas experiencias.

Una muestra del Bierzo

La berciana Verónica comenzó, tras adquirir su cola de sirena, a crear un proyecto personal de respeto con el medio ambiente, fomento del deporte y ventana de la gran tierra que la vio nacer. El proyecto Mermaid nació en El Bierzo y después de cinco años de su inicio se ha convertido en un club deportivo.

Uno de sus inicios fue «promover los lugares de la zona donde yo vivía», remarca la berciana «eran tan bonitos... como de cuento y mucha gente no los conocía». A través de redes sociales ha intentado poner en valor esas zonas, ya que «teniendo algo tan maravilloso me daba pena que la gente no lo visitara».

Estas tres sirenas nacieron con un sentimiento especial hacia el agua. Una pasión que no tardó en aflorar y que las unió en una familia para quienes su cola y el agua son los elementos que más felices y seguras les hacen sentir. Y es que no todas las sirenas viven bajo el mar.

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