Estudiantes de la ULE sobre el curso de Pedagogía Antifascista: «Está bien para fomentar la cultura de paz en el aula»
La comunidad universitaria reacciona a la viral y polémica microcredencial que oferta la Universidad de León para docentes y alumnos de Educación con el fin de realizar un análisis crítico del neofascismo
La comunidad universitaria de León reacciona al viral y polémico curso que la Universidad leonesa impartirá el próximo semestre. Bajo el título 'Pedagogía antifascista', esta microcredencial destinada a que docentes y alumnos de Educación fortalezcan su compromiso con «una educación y una sociedad democrática, inclusiva e intercultural» promoviendo el análisis crítico del neofascismo y dotando a los docentes de herramientas para prevenir su auge en las aulas suscitaba un gran debate en redes sociales.
Sin embargo, el debate parece haberse quedado en el plano digital. El curso ha cubierto las plazas, sindicatos como Comisiones Obreras han defendido lo oportuno de favorecer este tipo de microcredenciales que aportan herramientas «necesarias» para los docentes del futuro y que sitúa a la ULE «en la vanguardia formativa como pionera en proporcionar formación en este ámbito» y, en líneas generales, no ha habido mayor polémica en el campus de Vegazana.
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Allí nos hemos acercado para conocer la opinión de algunos de sus estudiantes. A las puertas de la Facultad de Educación, donde se impartirá la microcredencial, hablamos con Daniela Orozco, estudiante precisamente de Doctorado en dicha facultad. Como estudiante y como docente, ve en este curso un tema «muy interesante» especialmente para trabajar entre los alumnos de Educación Primaria. «Cualquier herramienta que tengamos de una u otra manera nos va a venir bien cuando estemos con los estudiantes. El problema no es la herramienta como tal, sino saber usarla en clase. Y siempre que contemos con ella y la podamos comunicar a los estudiantes los docentes encontrarán el momento para llevarla a la clase», explica.
El curso llega en un momento en el que, recuerda Daniela, el mundo vive diferentes conflictos alrededor de todo el globo y es una temática que está presente en el día a día, por lo que contar con estas herramientas «viene muy bien para fomentar la cultura de la paz en el aula». Porque, como recuerda, es un debate presente en el día a día de las clases y va más allá de siglas. «Tú en el aula no pones nombres de partidos políticos, enseñas a los alumnos a cómo comportarse como un ciudadano, cómo tratar con el otro en el día a día en el aula, en la familia y a nivel general porque cuando salen del colegio y del instituto viven en comunidad».
«Me parece bien que hagan estos cursos, que la gente pueda dar su punto de vista sobre todo y que no haya problemas en clase»
Saliendo de la facultad de Ingenierías nos detenemos a hablar con Diego García y Álvaro Fernández. Ambos ven con buenos ojos este curso, una herramienta dice el primero «para que no haya problemas en clase» y para fomentar el respeto en las aulas sabiendo que, explica Álvaro, «cada uno tiene su opinión pero a veces la gente se excede en expresas sus ideas».
Otro de sus compañeros de clase, Javier Cañón, sostiene una opinión similar. «Me parece bien que hagan estos cursos, que la gente pueda dar su punto de vista sobre todo y que no haya problemas en clase. Cada uno es libre de expresarse y con este curso la gente igual se anima a opinar siempre desde el respeto. Yo lo veo bien», concluye.
La ideología política en las aulas y el papel del respeto
En la conversación con Víctor Martínez, otro estudiante de la ULE, se pone encima de la mesa otro tema: si la ideología del profesor debe o no estar presente en las aulas. Víctor tiene claro que los docentes «no tendrían que meter ideologías políticas ni de izquierdas ni de derechas» ya que «tendría que ser neutro» y no ve lógico que «los niños a los que enseñan tengan que elegir lo que diga el profesor». Opina que cualquier herramienta para que «no haya discursos de odio o discriminación» es bienvenida porque «lo más importante es que los niños estén bien y no se sientan inseguros o mal según la ideología del profesor».
Todos están de acuerdo en que la opinión política de un docente no debería influir ya que «cada uno es libre de pensar lo que quiere y de opinar», pero la importancia de todo ello, coinciden, radica en que este diálogo se establezca «desde el respeto y con los derechos humanos por delante».