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El Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), organismo dependiente del Ministerio de Economía y Empresa, a través de la Secretaría de Estado para el Avance Digital, se ha consolidado como referencia para el desarrollo de la ciberseguridad y de la confianza digital de los ciudadanos y empresas.
En esta ocasión, el Instituto ha centrado sus esfuerzos en la prestación de servicios públicos de prevención, concienciación, detección y respuesta ante incidentes de seguridad, adaptándose a cada público específico, ya sean menores, ciudadanos o empresas, así como al desarrollo de tecnología y herramientas que permiten identificar, catalogar y analizar dichos incidentes.
Los servicios en la nube cada vez son más populares. Permiten alojar gran cantidad de información que no queremos perder con la tranquilidad de que siempre va a estar ahí. Pero a veces surgen fallos de seguridad que ponen en riesgo nuestra privacidad. Para evitar problemas, Incibe recomienda cifrar los archivos antes de subirlos a la nube.
En la cadena de ciberseguridad, el eslabón más importante es el empleado. Es decir, no basta con utilizar dispositivos y programas de seguridad, ya que al final son los usuarios los que gestionan los sistemas y la información, tenemos que activar el cortafuegos humano.
Por ello, es importante que cada empresa cuente con un responsable encargado de activar estos protocolos para proteger la privacidad y seguridad de empresa y empleados
Presumiblemente, estamos cansados de escuchar o leer la popular frase: «Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil».
En el contexto de la ciberseguridad, podemos llevar el símil de los eslabones considerando a cada uno de ellos como el último y más avanzado dispositivo tecnológico de prevención, así como para la protección de la información por lo que, con que uno de ellos falle, la seguridad podría verse comprometida. A esta comparación, hay que añadir que el usuario es un eslabón más de la cadena y posiblemente, el más débil.
Posiblemente, desarrollar una cultura de seguridad en una organización puede que sea uno de los objetivos más complejos que se pueden plantear. Requiere de una planificación pormenorizada y de acciones continuadas en el tiempo. Es habitual que los trabajadores vean en los protocolos de seguridad una complicación, un incordio o una molestia.
Así pues, además de establecer políticas, normativas y procedimientos de seguridad o supervisar si se cumplen o no las buenas prácticas, habrá que apostar por acciones formativas en seguridad para empleados.
Toda la información se puede consultar enhttps://www.incibe.es/protege-tu-empresa/blog/formacion-elemento-imprescindible-ciberseguridad.
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