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Los caladeros de peces requieren una renovación tras una pesca intensiva. R. C.
La Tierra ya ha agotado sus recursos para este año

La Tierra ya ha agotado sus recursos para este año

El confinamiento a consecuencia del coronavirus provoca que la huella ecológica de la humanidad se contraiga

I. C. R.

Madrid

Jueves, 27 de agosto 2020, 19:19

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Nadie lo ha percibido, pero la Tierra ya ha agotado sus recursos naturales para este año, así que deberán pasar otros doce meses para que se renueven. Ocurrió el pasado sábado, en el simbólico 'día de la sobrecapacidad o del déficit'. ¿La buena noticia? Por una vez, lejos de adelantarse, se retrasó en el tiempo: tres semanas con respecto a 2019, concretamente. La razón hay que buscarla en la pandemia de coronavirus, que desde marzo ha paralizado gran parte del planeta.

Ayer, Mathis Wackernagel, presidente y fundador de la ONG Global Footprint, insistió durante una rueda de prensa 'online' en una idea en la que suele hacer hincapié su organización: «Demandamos a la Tierra más de lo que esta puede renovar». Y puso después un ejemplo: «Es como el dinero: se puede gastar un poco más de lo que se tiene, pero no de forma permanente».

En 2003 a esta ONG se le ocurrió calcular este 'sobrecoste', en una fecha a la que en inglés denominan 'Overshoot Day', con el fin de ilustrar cómo la población mundial, en expansión, consume cada vez más recursos y más rápido en un planeta finito. La conclusión este año es que harían falta 1,6 Tierras para satisfacer las necesidades de la humanidad de forma sostenible.

La fecha se obtiene con una fórmula «relativamente simple», explica Wackernagel, que cruza el impacto ecológico de las actividades humanas (las superficies terrestre y marítima necesarias para producir los recursos consumidos y absorber los residuos de la población) y la «biocapacidad» de la Tierra, es decir, de los ecosistemas, para regenerarse y absorber los desechos producidos por el hombre, sobre todo mediante la captura de CO2.

Esa «sobrecapacidad» a la que alude la ONG se produce cuando la presión humana supera las capacidades de regeneración de los ecosistemas, una fecha que lleva adelantándose sin cesar desde hace 50 años. Así, en 1970 fue el 29 de diciembre, en 1980, el 4 de noviembre; en 1990, el 11 de octubre; en 2000, el 23 de septiembre, y en 2010, el 7 de agosto. El año pasado, el 'día de la sobrecapacidad' tuvo como fecha el 29 de julio. Que en esta ocasión se haya retrasado hasta el 22 de agosto de 2020 es, sin duda, una mejoría. Sin embargo, la pasada semana Wackernagel no se mostró muy optimista al respecto: «No hay ningún motivo de alegría, puesto que viene acompañado de sufrimiento, no se hizo a propósito sino debido a una catástrofe», subrayó.

Entre las soluciones que la ONG plantea se pone el foco fundamentalmente en reducir la huella de carbono. «Si lo hiciéramos en un 50%, el 'día de la sobrecapacidad' se retrasaría en el calendario 93 días», argumenta el presidente de la ONG. En este sentido, explican desde Global Footprint que estudiar cómo se mueven los seres humanos por el planeta, cómo logran la energía, cuánta tierra protegemos para la vida silvestre o cómo se producen los alimentos que devoramos en la mesa podría ser un buen comienzo para optimizar unos recursos finitos. De hecho, los sistemas de alimentación actuales, explican, utilizan «el 50% de la biocapacidad de nuestro planeta».

Lo cierto es que la ciencia determinó hace años las consecuencias de vivir a crédito con el planeta: desde el cambio climático hasta la desaparición de especies y ecosistemas. No en vano, los últimos informes de los expertos de la ONU identifican claramente cuál debería ser el camino a seguir: reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, abandono de las energías fósiles, cambio drástico del modelo de producción agroalimentario...

Para cumplir con las metas del Acuerdo de París de 2015 y mantener el calentamiento global por debajo de +2 ºC respecto a los niveles preindustriales, las emisiones deberían reducirse 7,6% anualmente, según la ONU.

Según recoge AFP, un estudio publicado este mes en la revista 'Nature Climate Change' advirtió por su parte de que la caída sin precedentes de las emisiones durante el confinamiento de buena parte de la población mundial -que podría ser de 8% según sus autores y de más de 10%, según Global Footprint-, no servirá de «nada» si no se da un cambio sistémico en materia de energía y alimentación.

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