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La insuficiencia cardiaca se ha convertido en la cuarta causa de mortalidad en nuestro país.
La insuficiencia cardiaca es la causa más frecuente de hospitalizaciones en personas mayores de 65 años

La insuficiencia cardiaca es la causa más frecuente de hospitalizaciones en personas mayores de 65 años

El perfil principal de los pacientes con IC son mujeres de edad avanzada con pluripatología y descompensaciones habituales con antecedentes de hipertensión arterial

redacción

Martes, 8 de marzo 2016, 18:31

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La prevalencia de la insuficiencia cardiaca en España es del 6,8% en la población de 45 o más años, incrementándose con la edad y llegando a alcanzar el 16% en personas mayores de 75 años. Además, es la cuarta causa de mortalidad en nuestro país.

Estos datos reflejan la fuerte presencia de esta enfermedad en la sociedad actual, lo cual se materializa también en las hospitalizaciones que se derivan de ella, siendo la causa más frecuente de ingreso en personas mayores de 65 años y representando al menos un 2,6% del gasto sanitario.

En este sentido, se observa que esta patología está estrechamente relacionada con el envejecimiento. Así se ha manifestado en la XVIII Reunión de Insuficiencia Cardiaca y Fibrilación Auricular que la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha celebrado en Córdoa. En ella, el doctor Luis Manzano, coordinador del Grupo de Insuficiencia Cardiaca (IC) y Fibrilación Auricular de la SEMI, destaca que «existen dos perfiles principales de pacientes con IC, por un lado, mujeres ancianas con pluripatología y descompensaciones habituales con antecedentes de hipertensión arterial, que representan alrededor de un 60 % de los casos; y por otro, varones de menor edad con antecedentes de cardiopatía isquémica, que son el 40% restante».

Las causas que favorecen la aparición de la IC son varias, destacando el padecimiento de cardiopatía isquémica, hipertensión arterial o diabetes. Por ello, los factores de riesgo que se asocian a la IC son los causantes de producir estas enfermedades: fumar e hipercolesterolemia en el caso de la cardiopatía isquémica; malos hábitos alimenticios o estrés en la hipertensión; y el sedentarismo y el consumo excesivo de azúcares por la diabetes. «La prevención de la insuficiencia cardiaca, por tanto, se puede abordar actuando sobre estos factores de riesgo, además de identificar y tratar adecuadamente las patologías que provocan», afirma el doctor.

Entre estos pacientes con IC un 75% presenta comorbilidades, siendo paradigma del paciente crónico con múltiples agudizaciones, que requieren de ingresos hospitalarios y suponen un importante gasto sanitario. «Ello plantea la demanda de programas asistenciales concretos, como el caso de las Unidades de Manejo Integral de Pacientes con Insuficiencia Cardiaca, que apuesten por una gestión eficiente de recursos, tanto materiales como humanos, un tratamiento integral adaptado a las necesidades de cada paciente y un continuum asistencial, para mejorar su calidad de vida y evitar reingresos y visitas a urgencias», incide el doctor Manuel Montero, responsable local de la organización de la reunión.

Además, estos pacientes también requieren de cuidados paliativos en caso de presentar una insuficiencia cardiaca avanzada. «Prácticamente son las mismas opciones terapéuticas que se emplean en oncología: el control de síntomas y del sufrimiento de los pacientes», asegura el especialista, que añade que «la dificultad en este caso está en identificar al paciente con IC susceptible de cuidados paliativos y en definir el criterio de terminalidad».

Fibrilación auricular

La fibrilación auricular es el tipo de arritmia más frecuente y se caracteriza por los latidos descoordinados que dan lugar a un rimo cardiaco rápido e irregular. Esta patología está estrechamente relacionada y coexiste, en muchos casos, con la insuficiencia cardiaca, ya que a medida que esta avanza aumenta también la prevalencia de esta arritmia.

En la actualidad, existen diversas técnicas quirúrgicas para tratar la fibrilación auricular. En todas ellas es muy importante la valoración del riesgo perioperatorio en estos pacientes. «En estos casos hay que tener en cuenta dos aspectos de interés, como son el control de la frecuencia cardiaca y el manejo de la anticoagulación antes, durante y después del acto quirúrgico», señala el doctor Manzano.

En los últimos años, los tratamientos para esta enfermedad también han evolucionado, destacando el que emplea hierro intravenoso. «Esta opción terapéutica ha demostrado su utilidad en pacientes con o sin anemia y déficit de hierro, mejorando la calidad de vida y morbilidad de los pacientes, evitando reingresos y disminuyendo su mortalidad», comenta el experto.

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