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Un melanoma detectado en una revisión médica. r. c.
Investigadores españoles hallan una clave para frenar la metástasis

Investigadores españoles hallan una clave para frenar la metástasis

El tumor segrega una proteína que deja que el cáncer se expanda, pero el CNIO encuentra cómo bloquear el proceso en melanomas

Lunes, 6 de diciembre 2021, 00:27

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¿Cómo invade un cáncer al resto del organismo en ese proceso que se conoce como metástasis? La expansión del tumor maligno comenzó a investigarse de otra manera hace unos 15 años, cuando la ciencia se enfocó en aquello que lo «rodea», lo que llaman el «microambiente». «El tumor lo concebíamos como mutaciones que afectan únicamente el desarrollo tumoral. Pero hace 15 años salieron indicaciones de que las células que rodean al tumor conforman un microambiente que, según qué cambios se ejecutan, puede favorecer al proceso metastásico», explica Héctor Peinado, jefe del Grupo de Microambiente y Metástasis del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

Peinado comenzó a interesarse por esta línea de investigación en 2008. «El tumor corrompe ese microambiente, lo transforma. Durante su progresión secreta unas células que favorecen el proceso de metástasis». A partir de la investigación de los territorios aledaños que sirven de límites temporales para la enfermedad, los investigadores del CNIO han logrado identificar cuáles son esas moléculas segregadas por el tumor y cómo paralizarlas.

«No solo hay que mirar dentro del tumor, también fuera», dice Peinado que en un trabajo recién publicado en la revista 'Nature Cancer' revela los «mensajes que transmite el tumor» y cómo «bloquear esa transformación» en el melanoma, un cáncer del que el año pasado fueron diagnosticadas 6.100 personas, según el informe 'Las cifras del cáncer en España 2021', de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Mueren de media unas cien personas al mes por esta causa.

Sin embargo, esta investigación podría servir, una vez avance a la fase clínica, para otros cánceres. «Las moléculas secretadas por el tumor, las NGFR, se han asociado a la metástasis en otros tipos tumorales, como el cáncer de mama. Pensamos que cualquier tipo tumoral que use esta vía para llegar al ganglio linfático podría ser sensible de tratamiento con la molécula que las bloquea. No depende solo del tipo tumoral sino que exprese NGFR en su interior».

Ese avance de la malignidad del tumor, que suele tener mal pronóstico una vez que el cáncer ataca el resto del cuerpo, suele tener como base de operaciones el ganglio linfático, y comienza cuando el tumor libera diminutas partículas, llamadas «exosomas», que son las encargadas de allanar el camino a las células tumorales.

Los exosomas, y sus «moléculas NGFR», viajan a través de la sangre y se «hospedan en ese ganglio centinela». «Hemos comprobado que el bloqueo de las NGFR, mediante otra molécula (llamada THX-B) reduce la metástasis y la combinación de esta terapia con otras contra el tumor, como la quimioterapia y la inmunoterapia, pueden ser útiles para detener la metástasis».

Estudio pionero

Este procedimiento clínico podría activarse, y ser efectivo, en la metástasis temprana. «De manera preventiva no sería útil», dice Peinado. «Solo lo sería empleado en un estadio temprano de la metástasis». Ahora la investigación está en fase preclínica, con pruebas en pacientes a nivel experimental, pero arroja un resultado adicional, el de identificar un nuevo biomarcador de metástasis. El melanoma es un tumor «agresivo» que «puede derivar en metástasis en ganglio linfático desde los primeros momentos, cuando la lesión es muy pequeña», explican los investigadores.

Para su aplicación práctica se tendría que hacer una punción en el ganglio, para determinar la presencia de la molécula maligna, lo que «permitiría identificar grupos de riesgo de metástasis». El inhibidor THX-B nunca se había usado para bloquear tumores, pero el grupo dirigido por Peinado decidió experimentar con él para «bloquear el modelo», con un «tratamiento similar a tomarse una pastilla, tres semanas seguidas». El resultado obtenido ofrece una «reducción muy significativa de la metástasis».

El siguiente paso es el desarrollo del inhibidor para su uso potencial en la clínica, lo que podría demorar uno o dos años. Luego, hacer estudios de seguridad y, «una vez establezcamos que es seguro y fiable, lo pueda desarrollar una farmacéutica y establecer su aplicación en un entorno clínico».

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