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Raphael Minder, corresponsal del 'New York Times' y autor de '¿Esto es España?' José Ramón ladra
«España a veces se flagela, pero la imagen del país en el extranjero es positiva»

«España a veces se flagela, pero la imagen del país en el extranjero es positiva»

«Aquí interesa mucho lo que los medios internacionales escriben sobre el país», afirma Raphael Minder, corresponsal del New York Times que lleva diez años en Madrid

Álvaro Soto

Madrid

Martes, 10 de noviembre 2020, 00:11

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Hace unas semanas, el New York Times publicó un reportaje sobre la crisis de la hostelería en España. El corresponsal del periódico en Madrid, Raphael Minder (Ginebra, 1971), contactó con un restaurador de nombre sospechoso, Florentino Pérez del Barsa. Cuando apareció la pieza, los lectores españoles se burlaron del periodista. Pero Florentino Pérez del Barsa existe, es un estrafalario hostelero de la capital que añadió un curioso segundo apellido a su nombre para que no lo confundieran con el presidente del Real Madrid. «Vaya casualidad que fui a topar con uno de los más excéntricos», bromea ahora Minder. La anécdota ilustra las peripecias del corresponsal en España del periódico más importante del mundo, diez años llenos de acontecimientos recogidos en el libro '¿Esto es España?' (Península).

-Estados Unidos cambia de presidente. ¿Cómo serán las relaciones de Joe Biden con España?

-Hay que pensar más en cómo serán las relaciones de Estados Unidos con la Unión Europea. La manera de conducir la política internacional de Donald Trump ha sido la imprevisibilidad y Biden volverá al protocolo. Ya no veremos golpes de efectos ni conflictos diplomáticos a través de Twitter.

-¿España interesa en Estados Unidos? ¿Le cuesta vender sus temas a sus jefes?

-España no es el país más céntrico de Europa, pero tampoco es de segunda división. A veces la cobertura que se le dedica a un país como España no depende tanto de lo que ocurra aquí, sino de que haya otro asunto en el mundo más importante. Si toda la redacción está centrada, como ahora, en las elecciones de Estados Unidos, queda poco espacio para lo demás.

-Usted dice que de los países que conoce, el que más se preocupa por la opinión que tienen de él en el extranjero es España.

-No tengo una clasificación mundial sobre este asunto, pero por ejemplo, he trabajado en Francia, y lo que se decía de Francia en la prensa internacional no interesaba demasiado. Aquí sí, y creo que es porque el comentario de un medio extranjero toca una fibra más profunda que el de un medio nacional. Los periódicos extranjeros pueden publicar una pieza muy parecida a la que han publicado decenas de medios españoles que además, saben más, pero tiene repercusión cuando aparece en un medio como el mío.

-También escribe en el libro que la imagen que se tiene de España en el extranjero es mejor que la que tienen los españoles de su propio país.

-En España se hace una autocrítica muy dura que a veces llega a una autoflagelación que me llama la atención porque fuera la gente tiene una visión positiva del país. España está entre los países más visitados del mundo, y eso no ocurriría si la imagen de España fuera negativa porque los turistas no son masoquistas, van a lugares en los que esperan tener buenas sensaciones. Y de España esperan siempre lo mejor.

-En estos diez años, usted se ha visto envuelto en varias polémicas. Por ejemplo, sobre Cataluña, por un supuesto sesgo proindependentista en sus crónicas.

-Tengo la suerte de vivir asuntos como ése de una manera cero emocional. Yo lo veo como un observador, no siento que sea la quiebra de mi país, una traición... Mi trabajo ha sido explicar las cosas de ambos lados, y lo que ha ocurrido es que el interés por tener un relato ha sido mucho mayor desde el lado independentista que desde la Moncloa, que no quería ganar el relato, sino evitarlo. A mí en el periódico me preguntaban: '¿Qué quieren los catalanes y por qué?'. Y tienes que responder a esas preguntas. Las respuestas son múltiples, yo ni he escrito que sea una región oprimida ni lo pienso, pero los independentistas opinan que han recibido muy poco por todo lo que han dado, y eso es explicar el porqué.

-Sus críticos le acusan también de citar a Franco siempre que puede.

-En Estados Unidos el concepto de 'transición' no significa absolutamente nada. Cuando escribo 'transición' o 'vuelta a la democracia', un editor me pregunta: '¿de qué estamos hablando?'. Yo respondo que 'después de la muerte de Franco' y entonces me dice que eso es lo que ubica al lector. Pero también ocurre que Franco sigue siendo un asunto central en España. Una de las primeras medidas de Pedro Sánchez fue sacar al dictador del Valle de los Caídos y en la moción de censura de Abascal se habló de Franco y no de la covid-19. El legado de Franco está pendiente de resolver y no sólo lo creo yo, sino mucha gente.

-En la crisis, unas polémicas fotos en el New York Times de un hombre rebuscando en un contenedor enfadaron a la Moncloa.

-Moncloa me llamó para decirme que esa no era la realidad de España y mi respuesta fue que era una de las realidades de España. Para ilustrar la crisis no iba a poner una imagen de Amancio Ortega. Sí creo que podíamos haber añadido otras fotos, como las de los campos de fútbol llenos pese al 27% de paro y las entradas a 50 euros porque siempre hay muchas realidades.

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