La Conferencia Episcopal retira la recomendación de dejar descansar a la mujer el día que tenga relaciones
La herramienta auspiciada por los obispos sugería a los hombres que los días que vayan a tener sexo hagan un esfuerzo mayor y asuman obligaciones como llevar a los niños al parque
SERGIO GARCÍA
Domingo, 12 de enero 2020, 19:09
Duró apenas unas horas, pero las reacciones no se hicieron esperar. La recomendación de la Iglesia contenida en el itinerario pedagógico y de acompañamiento de novios elaborada por la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, dentro de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, y presentada en la Asamblea Plenaria celebrada entre el 18 y el 22 de noviembre de 2019, ha sido retirada de la web de la Conferencia Episcopal. Y lo ha sido apenas unas horas después de que Mario Iceta, obispo de Bilbao y presidente del citado órgano de trabajo, anunciara los contenidos de 'Juntos en Camino, + Q2'.
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El polémico párrafo hablaba de la «necesidad» de las mujeres de «estar descansadas para tener una relación sexual» y recomendaba a los hombres que los días que quieran mantenerlas hagan un esfuerzo mayor y asuman ciertas obligaciones (por ejemplo, llevar a los hijos al parque o pasear un par de horas para que ellas puedan dormir la siesta), liberándolas así de determinadas tareas. La necesidad de estar en una buena situación afectiva con su pareja a lo que contribuirá un mayor cuidado de las caricias previas también habría sido retirado del programa.
'Juntos en Camino, + Q2' tiene por objeto «acompañar, preparar y ayudar a los jóvenes que están viviendo su noviazgo». En este contexto, el texto se propone combatir la oleada de rupturas matrimoniales que se está produciendo y que, según recordaba ayer la Iglesia, asciende al 40% a los cinco años de producirse el enlace, y del 60% a los quince. Un itinerario que sus artífices calculan debería durar «entre dos y tres años», y no veinte horas como los cursillos prematrimoniales al uso.
La web de la Conferencia Episcopal especifica que, a diferencia de un cursillo prematrimonial, que se realizan cuando ya se ha tomado la decisión de casarse, esta propuesta es un acompañamiento en el tiempo que dura el noviazgo para discernir sobre la vocación al amor a través del matrimonio y la familia. La Iglesia considera en este sentido que «el éxito de cualquier proyecto depende del tiempo dedicado a clarificar sus objetivos, de su buena preparación, de la experiencia adquirida, y de los medios empleados para lograr los fines». En esa línea entiende que «al éxito se llega con la práctica». Los obispos advierten que,en contra del pensamiento general, «es suficiente con amarse y que no es necesaria una preparación específica para acceder a la vida matrimonial. Se dedican muchos años a la formación profesional, pero apenas se dedica tiempo a la formación de los novios o del matrimonio», apostillan.
Curso de doce temas
Así, la Conferencia Episcopal se refiere al noviazgo como «una etapa de discernimiento personal para la construcción de un matrimonio y una familia, donde se educa el amor en la entrega, la acogida, la renuncia, el deseo y la voluntad» y donde el principal objetivo es acompañar a los novios en el correcto discernimiento de la vocación matrimonial y en la elección del futuro cónyuge.
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La Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida ofrece a las personas que van a impartir estos cursos un total de 12 temas, elaborado por otros tantos matrimonios vinculados a la Pastoral de la Iglesia. La herramienta invita a que se aplique una metodología «activa», que sea flexible según las características de cada grupo y donde el papel protagonista lo lleven los novios. Los contenidos, la participación, la experiencia y, sobre todo, el acompañamiento a los novios –por parte de otras parejas 'veteranas', sin descartar a los propios padres– son las claves del método propuesto. La mayoría de los temas se dividen en tres sesiones, que sus autores recomiendan que se aborden con una periodicidad quincenal. Los promotores de la iniciativa recomiendan que el itinerario se aborde de manera «continua y sin interrupciones», si bien las sesiones se pueden adaptar a las necesidades concretas de cada grupo y según criterio de los responsables en el acompañamiento, empezando por la propia diócesis.
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