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Albarracín, Teruel
Motivos para comprobar que Teruel existe

Motivos para comprobar que Teruel existe

Hace ya 17 años de la movilización que llevó por lema el famoso “Teruel existe”, dos palabras con las que reclamar que la provincia contara con las inversiones e infraestructuras para crecer. Si todavía no lo conoces, te damos motivos de peso para marcarlo en tu próximo GPS vacacional

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Miércoles, 16 de marzo 2016, 00:28

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Pueblos con encanto

Además de su capital, Teruel cuenta con muchas otras poblaciones donde merece la pena hacer parada. Albarracín sin duda alguna es uno de ellos, una población de pasado medieval que conserva un impresionante recinto fortificado; Mirambel también cuenta con una muralla en muy buen estado de conservación, calles empedradas e importantes edificios renacentistas. Otro lugar con encanto es Alcañiz, rodeada por el río Guadalupe e incluida en la ruta del tambor por la importancia de los bombos durante la Semana Santa. También un río, en este caso el Matarraña, ha dibujado el perfil de un pueblo que no podemos dejar de visitar, Valderrobres, una villa con un importante patrimonio arquitectónico que cuenta nada menos que con seis ermitas de diferentes estilos, medieval y moderno.

Ocio para todos

La oferta de ocio en la provincia es de lo más diversa. ¿Alguna vez pensaste que la paleontología podía ser divertida? Pues lo es y mucho en Territorio Dinópolis, un parque temático dedicado a los dinosaurios (de los cuales se han encontrado importantes restos en territorio turolense). La provincia cuenta también con las pistas de esquí de Javalambre Valdelinares, con una veintena de kilómetros esquiables y cañones de nieve artificial, para inviernos difíciles como éste. Y si hay un lugar donde verdaderamente se puede descargar adrenalina en Teruel es en Motorland, la Ciudad del Motor de Aragón, que acoge cada año el Gran Premio de Aragón de Moto GP. Está situado en Alcañiz, precisamente uno de los pueblos con más encanto de esta tierra. El calendario de competición de 2016 hará recalar aquí a los pilotos el 25 de septiembre, si queremos vivir la emoción en directo y somos previsores, podemos conseguir habitación en el espectacular Parador de Alcañiz, un castillo-convento de los siglos XII-XIII.

Rincones paradisíacos

Quizás por la baja densidad poblacional, Teruel ha conseguido mantener intactos la mayor parte de sus espacios naturales. Uno de sus rincones más espectaculares es la Reserva Natural de la Laguna de Gallocanta, que comparte territorio con la provincia de Zaragoza y un humedal de gran importancia para el paso de aves migratorias, especialmente las grullas ya que cada año pasan por aquí cerca de 65.000 ejemplares de esta especie. Otro lugar de película es el Parrizal de Beceite, una ruta senderista con la que podemos seguir el cañón del río Matarraña y que cuenta incluso con una pasarela sobre el río para los lugares de paso más estrechos. En la sierra de Albarracín encontramos otro lugar destacable por su valor natural, el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, rodeado de pinares y con un firme arenisco que le da al suelo un color rojizo único.

Una capital desconocida

La capital de la provincia, Teruel, no solo guarda el encanto de las ciudades pequeñas donde los vecinos pasean sin prisa y uno puede sentarse en la Plaza Mayor y sentirse uno más, sino que cuenta con un importantísimo patrimonio cultural y patrimonial. Aquí, de hecho, encontramos uno de los mejores ejemplos de arte mudéjar, que ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Para comprobarlo, no tenemos más que acercarnos a la catedral de Santa María y las iglesias de San Pedro, el Salvador y San Martín. Otro de los alicientes de la ciudad es sin duda recorrer los rincones que fueron protagonistas de una de las historias de amor más famosas de todos los tiempos, la de los Amantes de Teruel.

Un sabor de órdago

Quizás no hayamos reparado en ello pero muchos de los productos gourmet que comemos son originarios de esta tierra. Es el caso de uno de los mejores jamones con sello español, el Jamón de Teruel, los melocotones de Calanda, el aceite de oliva de Bajo Aragón o el propio ternasco de Aragón, una carne de exquisita calidad. Recorrer esta tierra, por lo tanto, es probar sin intermediarios productos hechos para paladares exigentes. También aquí nace el azafrán de Jiloca o algunos de los mejores ejemplares de trufa negra que se usan cada temporada en restaurantes de toda España. ¿Puede haber algún motivo más para probar esta tierra?

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