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¿Caramelo o trampa?: estrategias para enseñar a los menores a no confiar en desconocidos

¿Caramelo o trampa?: estrategias para enseñar a los menores a no confiar en desconocidos

Los niños necesitan aprender con juegos e instrucciones sencillas, pero precisas, y los adolescentes una buena comunicación y confianza

Martes, 20 de noviembre 2018

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Sin miedo a nada. Puede sonar a una canción de Álex Ubago, pero también es lo que les ocurre a los niños en sus primeros años vida. A los ojos de una persona que no tiene conciencia sobre el peligro, el mundo puede parecerse a un episodio de los osos amorosos, es decir, una aventura maravillosa entre arco iris, pero la realidad es muy distinta a cómo la ven los niños y es responsabilidad de los padres poner sus pequeños pies en la Tierra sin arrebatarles por el camino la inocencia.

No es tarea fácil. Concienciar a los menores para que no confíen en extraños es más difícil de lo que pueda llegar a parecer, unas veces porque no acaban de entender qué es un desconocido, como ocurre con los niños pequeños, y otras porque no se dejan aconsejar, como pasa a menudo con los adolescentes. Sin embargo, existen estrategias que van variando según crecen para darles las herramientas necesarias para saber actuar ante una situación de riesgo. Esta semana, ha trascendido la noticia de cómo unos padres estadounidenses lograron frustrar el rapto de su hija pequeña en un parque. Fue porque le enseñaron que si alguien se acercaba a ella, con la excusa de llevarla con sus padres, tenía que pedirle una contraseña que solo las personas de confianza conocían. Ese sorprendente recurso resultó efectivo. Pero hay otros muchos. ¿Cuándo se debe empezar a tratar este tema con los hijos?

«Los bebés, de manera ancestral, nacen temiendo a los extraños. Es esa etapa en la que les cambias de brazos y se ponen a llorar como locos», explica Rocío Ramos-Paul, psicóloga especializada en niños y adolescentes, y colaboradora habitual en distintos medios opinando acerca de psicología y educación. Cuando empiezan a socializarse con los demás es cuando pierden dicho miedo y pasan a confiar en todo el mundo. Esto ocurre porque «los niños, desde su inocencia, dan por hecho que la gente es buena. Sus referentes son sus padres y no conciben que un adulto quiera hacerles daño», añade la psicóloga. Por ello, el mejor momento para abordar el tema de la seguridad con los hijos es desde que empiezan a comprender lo que ocurre a su alrededor.

Con los niños, paso a paso

Los especialistas consultados están de acuerdo en que las siguientes pautas de actuación se muestran útiles a la hora de educar a los niños en relación a su comportamiento con los extraños.

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    Enséñale el concepto de «extraño»

Para defenderse de los desconocidos, primero hay que saber lo que son. Da explicaciones sencillas pero precisas. Las historias siempre son más fáciles de recordar, sobre todo para los niños, así que en lugar de basarte en una definición, intenta relatar una historia. En estos casos, las películas de Disney pueden ser un buen recurso. Un ejemplo podría ser: «Existen personas que hacen daño a la gente. Estas personas son muy listas y se disfrazan para que no les descubra la policía y les castigue. ¿Te acuerdas de la madrastra de Blancanieves? Ella se disfrazó de una pobre abuelita que regalaba manzanas y la princesa, aunque no la conocía, aceptó su regalo, que en realidad era una manzana envenenada. Esto no significa que todos los extraños sean malos, pero sí que no hay que confiar en ellos solo porque parecen buenos, son agradables o te hacen regalos».

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    Sin dramatismo y sin meter miedo

Para evitar asustar innecesariamente a tu hijo, haz hincapié en que un extraño no es necesariamente una buena o una mala persona, simplemente alguien que no conoce. El paralelismo con los perros puede ser útil. Un extraño puede ser bueno o no, como un perro que no conoces, por eso hay que tener precaución si se te acercan. Tampoco hagas declaraciones como: «¡Un extraño puede alejarte de mí para siempre!», «¡Tal vez nunca te vuelva a ver!» El objetivo es empoderar a los niños para que sean capaces de manejar situaciones difíciles, no atemorizarles.

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    Da ejemplo

Los niños aprenden por observación. Es eficaz que tu hijo vea cómo te desenvuelves tú ante las situaciones de las que quieres prevenirle. Un truco es hacer que os habéis perdido por la calle e ir a preguntarle a un policía para que te ayude. Enséñale a distinguir en qué personas puede confiar siempre o a dónde acudir en caso de que se pierda o se encuentre en peligro, como una tienda o un punto de encuentro, previamente fijado.

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    Juega a imaginar situaciones

No hay nada que les guste más a los niños que jugar y esta es una buena estrategia para enseñarle a mantenerse a salvo. Plantéale cuestiones como ¿qué harías si un desconocido te ofrece un caramelo? ¿qué harías si un desconocido te dice que conoce a tus papás? ¿Qué harías si un extraño te anima a que vayas a su coche porque te va a enseñar unos cachorros? Tras conocer cuáles serían sus reacciones, oriéntale en caso de que no sean las correctas y prémiale si lo son. También es una buena opción el juego de roles.

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    Ayúdale a memorizar sus datos personales

Ayuda a tu hijo a aprenderse su nombre y su apellido. A medida que crezca, ayúdale a que se aprenda también su dirección y tu número de teléfono. Cuando los niños son muy pequeños y no consiguen memorizar los datos, métele una tarjeta en la mochila o en el bolsillo donde aparezca toda esta información.

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    Conciénciale sobre su propio cuerpo

Desde muy pequeños, los niños tienen conciencia sobre sus genitales. Enseña a tu hijo que no está bien que la mayoría de las personas les toquen en dichas partes.

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    Define a las personas que son de confianza

Además de los familiares, da a tu hijo otras figuras de referencia en las que confiar, como guardias de seguridad o dependientas. Tendrás que hacerlo persona por persona. Por ejemplo, «la mamá de Juan es amiga de la familia, pero el cartero no lo es».

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    Cuéntale historias reales

Cuando los niños son un poco más mayores, es útil basarse en historias que ya han sucedido para darles ejemplos y que tomen conciencia de que realmente es cierto lo que les dices en caso de que tengan dudas. Aún así, no hace falta adentrarse en detalles escabrosos.

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    Enséñale a gritar

Practica con tu hijo en casa cómo y qué gritar en una situación de peligro como: «¡Socorro, esta persona no es mi mamá!», «¡Ayuda, me están secuestrando!» Puede que los vecinos se alarmen un poco, pero es un ejercicio muy útil y memorable.

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    Repítele las enseñanzas

Además de por observación, los niños aprenden por repetición. No hace falta hacer advertencias constantemente, pero sí aprovechar las oportunidades que se presenten para hacer una reflexión sobre la seguridad como, por ejemplo, antes de un viaje a cualquier lugar público, como el Zoo, donde tu hijo pueda estar cerca de extraños.

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    Prepárale para estar solo en casa

A cierta edad, los niños pueden quedarse solos en casa, pero enséñale cómo actuar si alguien llama a la puerta. No debería abrirla, sino decir algo como: «Mi madre no puede abrir la puerta en este momento». Si el visitante dice que tiene un paquete, debe decirle: «Déjelo en la puerta o vuelva en otro momento».

Internet, la trampa de los adolescentes

La adolescencia es una edad en la que la autonomía empieza a entrar en juego. Muchas veces el miedo de los padres a esta libertad hace que se pongan demasiadas restricciones o prohibiciones en casa. «Las prohibiciones suelen hacer más atractivo lo prohibido», explica Ramos-Paul, por lo tanto, es mejor utilizar estrategias diferentes para alejar a los adolescentes del peligro. «Hay que enseñarles a no fiarse de aquellas personas que no conocen, no porque sean malas, si no porque se conocen sus intenciones», agrega. Es decir, continua con las mismas enseñanzas que cuando eran más pequeños, pero adaptándolas a su edad y entendimiento.

«A pesar de lo que se piensa, los adolescentes suelen medir bastante bien el riesgo cuando van solos», dice la psicóloga. «El problema surge cuando se trasladan estas situaciones a internet, donde hay mentiras sobre la edad o el físico», añade. En este caso, hay que fomentar las enseñanzas sobre ciberseguridad. «Aconseja a tu hijo que no dé datos personales ni contraseñas en la red, que no conteste formularios y que no envíe fotos o material que no enviaría a sus amigos o a sus propios padres», dice la experta. Colocar el ordenador en una zona común de la casa te permitirá detectar si tu hijo está haciendo un mal uso de internet.

En la adolescencia, las historias reales se vuelven todavía más útiles para concienciar de forma más efectiva. En relación al suceso de la niña de trece años secuestrada en Madrid este lunes, la psicóloga plantea que es una buena oportunidad para los padres para conversar con sus hijos sobre el tema. «A raíz de este caso, se pueden plantear preguntas como: ¿quedarías con alguien que no conoces o que has conocido a través de una red social?, ¿Si lo hicieras nos lo dirías?», aconseja Ramos-Paul. Es crucial hacerles ver que no se lo vas a prohibir, pero que te gustaría que te informasen de con quién van, cuándo y que te permitieran acompañarles», añade.

Mantener una buena comunicación con los adolescentes es muy importante. «Cuanto mejor sea la comunicación con un hijo adolescente, más posibilidades habrá de que, llegado el caso, tenga la confianza de contarle a sus padres que ha quedado con un desconocido».

«Que todo esto funcione depende principalmente del trabajo que hayas hecho cuando era pequeño y de los amigos que tiene», explica la experta. Pero «hay que confiar en que todo aquello que les enseñamos a los hijos sobre seguridad durante sus primeros años de vida habrá servido para algo», agrega. Si lo hemos hecho bien, se verán los frutos.

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