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Sí a las princesas

Igual que me cambio por un Kennedy muerto, me cambio por Carolina de Mónaco o Ana de Inglaterra

Rosa Belmonte

Miércoles, 17 de junio 2020, 12:35

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No sé en qué cabeza cabe que las mujeres no queramos ser princesas. Igual que me cambio por un Kennedy muerto, me cambio por Carolina de Mónaco o Ana de Inglaterra. Por no hablar de una princesa en cueros como Xena para entrar dando mandobles en el Instituto de la Mujer. Su directora, Beatriz Gimeno, ha mandado una carta a una empresa que fabrica placas para las puertas de las habitaciones. «Aquí duerme un pequeño héroe», «Aquí duerme un pirata» o «Aquí duerme una pequeña princesa». Habían tenido un chivatazo de tamaña fechoría. Una queja recibida en el Observatorio de la Imagen de las Mujeres, que entre otras funciones tiene la «actuación frente a los emisores de los mensajes discriminatorios, solicitando la modificación o retirada de las campañas más estereotipadas o denigrantes para las mujeres, o requiriéndoles un cambio de línea en sus acciones futuras«. Así, que Beatriz Gimeno dice en la carta que »ese tipo de diseños contribuye a fortalecer los estereotipos de género, vinculando a las niñas con el papel tradicional…« y bla bla bla.

Los estereotipos están en la cabeza de quienes pretenden combatirlos. Caroline Criado Pérez critica en «La mujer invisible« (Seix Barral) un mundo hecho por hombres pensando en hombres. Apple lanzó en 2014 una aplicación que monitorizaba la salud (tensión arterial, ingesta de cobre…), pero olvidaba el ciclo menstrual. Que haya tíos que no ven a las mujeres no quiere decir que todos lo hagan. En la oficina de Edward Ziegler (1870-1947), asistente de Giulio Gatti Casazza, legendario director del Metropolitan neoyorquino, había un corcho con las fechas en las que las cantantes tenían la regla. Menos mal que no había Instituto de la Mujer.

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