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Manifestación en apoyo a los líderes independentistas presos. Efe
Sediciosos

Sediciosos

La sentencia desmonta todo el relato artificioso y falso ideado y planeado desde el poder por la Generalitat

Lunes, 14 de octubre 2019, 12:19

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La sentencia del Tribunal Supremo de España que condena a penas entre nueve y trece años a los líderes independentistas cierra el frente judicial del proceso secesionista con un fallo que no dejará a nadie plenamente satisfecho. Pero que con una loable celeridad ha hecho recaer el peso del estado de derecho sobre los máximos cabecillas de un proceso sedicioso que ha convulsionado política y socialmente a Cataluña y al conjunto de España durante los últimos años. A partir de hoy los Junqueras, los 'Jordis', Carmen Forcadell y el resto de condenados son sediciosos. Es decir: facciosos, amotinados, insurgentes, alzados, insurrectos, sublevados, entre otros calificativos sinónimos que la lengua castellana reserva para los que actúan contra el estado democrático. La sentencia desmonta todo el relato artificioso y falso ideado y planeado desde el poder y los medios controlados por la Generalitat sobre el derecho a decidir, la consulta democrática, la revolución de las sonrisas. Y pone negro sobre blanco la trama criminal con recursos públicos estructurada y sistematizada para romper la unidad constitucional y territorial de España.

A partir de la sentencia del tribunal que ha presidido con envidiable ecuanimidad, profesionalidad y rigor el juez Marchena se desactiva cualquier intento de repetir la intentona de lanzar engañados, confundidos y estafados a cientos de miles de catalanes a una aventura disparatada jugando con sus emociones identitarias, catalizando el incendio antiespañol a base de falsedades históricas y manipulaciones presupuestarias. Probablemente nos esperan unos días de algarada de los activistas más fanatizados para intentar confundir una vez más a la opinión pública catalana y a los medios internacionales sobre la justicia española. Pero el peso de las evidencias que se confirmaron a lo largo del juicio sobre la conspiración, malversación y sedición ilegal, acabará pesando como una losa en la sociedad y en la historia y desmovilizando a tanto catalán bienintencionado que ha seguido a los iluminados y extremistas ahora condenados. A la hora del balance puede que una parte de la opinión pública considere asimétrica la sentencia. En un sentido o en otro. Los que apostaban por la rebelión o los que solo veían posible la absolución. Pero la profesionalidad del alto tribunal garantiza que estamos ante un fallo apoyado en argumentos judiciales impecables, no en conveniencias políticas. Solo la filtración de la sentencia 48 horas antes ha empañado un proceso ejemplar. La unanimidad del tribunal es un valor que debe ser considerado como un gran activo tanto desde el punto dude vista puramente jurídico como ante posibles recursos a la sentencia.

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