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Quim Torra. EFE
El president se queda sin su 'momentum'

El president se queda sin su 'momentum'

En Esquerra Republicana creen probable que en primavera habrá elecciones catalanas anticipadas

Cristian Reino

Barcelona

Sábado, 19 de octubre 2019, 21:03

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El presidente de la Generalitat llevaba meses avisando que la respuesta a la sentencia del Supremo debía convertirse en una especie de «momentum» que permitiera al independentismo recobrar la iniciativa para poner rumbo, esta vez sí, hacia la secesión. Pero los acontecimientos no han transcurrido como esperaba y la versión 2.0 de la semana trágica en Barcelona ha dejado al Gobierno catalán sin respuesta y a Quim Torra, cada vez más solo.

La imagen el viernes pasado de una Barcelona en llamas mientras el jefe del Ejecutivo catalán mantenía silencio, sin llamar a la calma, fue significativa. La legislatura catalana agoniza, según admiten los propios independentistas. «Así no podemos seguir», apuntan fuentes de ERC. Los republicanos, socios de JxCat en el Ejecutivo catalán, consideran «urgente» la convocatoria de elecciones, pero de momento no romperán con Torra. Dejan que se queme solo mientras desgastan a JxCat pidiendo la cabeza del consejero del Interior. Si el 10-N no estuviera convocado, el adelanto electoral estaría cantado. Fuentes de ERC apuntan a la primavera.

De ahí el triple salto mortal sin red que intentó Torra el jueves pasado en la Cámara catalana. El dirigente nacionalista entró en política con fecha de caducidad y dejando claro que su presidencia era accidental. Se puso dos objetivos: restituir a Carles Puigdemont y hacer efectiva la república. El primero no podrá ser porque ERC no está de acuerdo, y el segundo lo intentará hasta el último día. Aunque tenga que hacerlo solo, como el jueves pasado, cuando defendió la celebración de una consulta sobre la independencia antes del final de la legislatura (2021) y no avisó ni a los consejeros de su partido.

Nadie en el Gobierno sabía cuál sería su propuesta para responder a la sentencia. El escaso apoyo público que recibió de la bancada postconvergente fue elocuente. Únicamente los fieles a Puigdemont abrazaron su proyecto. El PDeCAT guardó silencio pero Artur Mas no está de acuerdo. Esquerra se desmarcó al minuto.

Los republicanos, a su vez, prefieren tomarse un tiempo y dar un paso atrás, para ampliar la base soberanista antes de volver a intentarlo. «No es la hora de simbolismos ni de vender humo», repiten con insistencia. El jueves Torra prometió tener listo para primavera un borrador de Constitución y abogó por un nuevo 1-O, que vendría a ser iniciar otro 'procés'.

Respuesta en la calle

JxCat y ERC llevaban meses negociando una reacción unitaria a la sentencia del Supremo, pero no hubo acuerdo. Decidieron que la respuesta se vehiculara a través de la calle. Luego la calle ha reaccionado con algaradas y lo poco que quedaba del 'procés' ha ardido junto a los cientos de contenedores quemados en Barcelona. El presidente de la Generalitat se ha pasado meses alentando al conflicto, la confrontación, la desobediencia civil y defendiendo la vía eslovena o la de Hong Kong. Su mutismo y su actitud nada contundente contra los violentos ha encendido los ánimos en el Govern.

En la oposición piden su dimisión día tras día. Torra tiene fecha de caducidad porque en un mes se sentará en el banquillo acusado de desobediencia y podría ser inhabilitado. Sabe que no podrá realizar otro referéndum, de hecho en su entorno apuntaron que también se estaba refiriendo a unas elecciones catalanas que tuvieran carácter plebiscitario como las de 2015.

El miércoles, se fotografió junto a Juan José Ibarretxe en la marcha por la libertad. Tras fracasar con su plan soberanista, el exlehendakari perdió el apoyo de su partido y acabó en el limbo. El pulso en Junts per Catalunya entre los radicales 'puigdemontistas' y los posibilistas próximos a Mas se antoja clave en los próximos meses.

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