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Casado y Feijóo, este miércoles en la sede del PP. Foto: Efe / Vídeo: EP

Casado rechaza que el PP deba moderarse porque siempre lo ha sido

Defiende ante el comité ejecutivo nacional su oposición «firme, responsable y moderada en el tono» pero «contundente en el contenido»

Miércoles, 15 de julio 2020, 11:11

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Pablo Casado niega la mayor al descartar un viraje de su estrategia hacia «la moderación porque siempre hemos estado en ella». El líder del PP zanja así un debate que, por otra parte, no se se ha producido porque las declaraciones previas de algunas voces críticas no se han hecho oír en la reunión del comité ejecutivo nacional del partido celebrado hoy.

El jefe de la oposición ha señalado ante el máximo órgano de dirección del PP que su moderación no esta reñida con «el combate contra la radicalidad» del Gobierno de coalición de socialistas y Unidas Podemos. Su receta es «hacer una oposición firme y responsable, moderada en el tono y contundente en el contenido». Fue su respuesta a los críticos, hoy mudos en el comité, que reclaman un giro al centro y una oposición más templada que no ahuyente a los votantes moderados.

Alberto Núñez Feijóo, el mejor exponente de esa línea centrista, se ha limitado a decir antes de la reunión que el PP tiene que ser «centrado y templado», y no caer en las ocurrencias de «un partido frívolo» porque es una fuerza de Estado y la alternativa de Gobierno. El presidente de la Xunta ha puesto énfasis en el combate que debe librar el PP con el «populismo de extrema derecha», lo ha mezclado con el de extrema izquierda, pero se refería a Vox. Casado, sin embargo, ha pasado de puntillas en su discurso sobre este capítulo.

Feijóo se ha jactado de que en Galicia tanto Vox como Unidas Podemos se hayan quedado fuera del Parlamento autonómico gracias al discurso «claro» del PP, y ha apuntado que ese es el camino para que también se queden fuera del Congreso de los Diputados.

Casado, que se siente copartícipe del triunfo electoral en Galicia, se ha remitido a «la brillante gestión» de Feijóo al frente de la Xunta para explicar su «insólito» éxito de cuatro mayorías absolutas consecutivas, las mismas que alcanzó Manuel Fraga entre 1989 y 2005.

También ha habido palabras de reconocimiento para Carlos Iturgaiz, «un gigante moral», según Casado. El candidato en Euskadi, junto al líder de los populares gallegos, se sentó en la primera fila de los asistentes al comité ejecutivo. Un lugar preferente que también ocuparon la exministra Ana Pastor y el alcalde Madrid, José Luis Martínez Almeida, dos de los principales exponentes del alma centrista y moderada del PP. Toda una declaración de intenciones sobre el espíritu que planeaba sobre el comité ejecutivo.

     

     

Fobias y afectos

Acorde con esta línea de pensamiento, Casado ha hablado de «ensanchar el partido hacia el centro», de tejer «nuevas alianzas» porque «no queremos ganar cultivando fobias, queremos ganar cultivando afectos y propósitos compartidos». Un guiño, según la interpretacion de algunos de los presentes, a las alianzas electorales con Ciudadanos a pesar del mal resultado obtenido en el País Vasco, y con la convocatoria de las elecciones en Cataluña en el horno.

No faltaron en el discurso del líder del PP los reproches y las críticas a Pedro Sánchez y los socialistas, pero sobre todo a Pablo Iglesias y Unidas Podemos, a los que responsabilizó del auge del nacionalismo radical en Galicia y Euskadi. Casado exteriorizó su profundo malestar por el ascenso de EH Bildu en el País Vasco, fruto, a su entender, «de la deriva del socialismo». Ha defendido, por otra parte, la campaña de Iturgaiz en defensa del constitucionalismo, y ha recurrido a unas palabras de Jose María Múgica al abandonar el PSOE: «Prefiero perder votos por defender a las víctimas (del terrorismo) que perder el alma».

El clima de moderación y centralidad que ha imperado en los discursos se vio alterado con la intervención siempre rompedora de la portavoz en el Congreso. «La moderación no es un proyecto político», afirmó Cayetana Álvarez de Toledo. Y advirtió: El «verdadero desafío» del PP «no es de formas sino de fondo».

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