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Marchena, durante la sesión de este martes del juicio del 'procés' en el Tribunal Supremo. EFE
Un comisario entierra la declaración del jefe de los Mossos Castellví por los seguimientos a policías el 1-O

Un comisario entierra la declaración del jefe de los Mossos Castellví por los seguimientos a policías el 1-O

Manuel Quintela, responsable de Información de la Policía Nacional en Cataluña, declara que hubo 271 comunicados sobre la ubicación del dispositivo y denuncia la «pasividad» de la policía autonómica para impedir el referéndum

Mateo Balín

Madrid

Martes, 2 de abril 2019

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El comisario del Cuerpo Nacional de Policía Manuel Quintela ofreció este martes uno de los testimonios más duros contra la actuación de los Mossos d'Esquadra en el juicio del 'procés'. El que fuera jefe de la brigada de Información en Cataluña sostuvo, en línea con la tesis acusatoria de la Fiscalía, que la policía catalana mostró en general pasividad para impedir el referéndum. El oficial detalló los seguimientos realizados por mossos a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y cuantificó 80 actos de violencia desde los incidentes del 20 de septiembre en Barcelona hasta la aprobación de la declaración unilateral de independencia, el 27 de octubre de 2017.

Por varios motivos, la declaración de Quintela tendrá peso en las deliberaciones del tribunal. Su responsabilidad le hizo estar en diversas reuniones preparatorias del dispositivo del 1 de octubre. Tuvo trato directo con mandos de los Mossos y accedió a los partes de incidencias levantados el día de la consulta, pese a que no fue testigo directo de todos los hechos.

En suma, el comisario jefe ofreció una visión amplía de lo que supuso el 'procés'. Un relato muy pegado a las tesis del Ministerio Público, que defiende que nueve de los 12 procesados cometieron rebelión (uso de la violencia para subvertir el orden constitucional en Cataluña). Sin embargo, no concretó esa afirmación de los acusadores públicos: que la policía catalana y sus 17.000 agentes actuaron como «brazo armado» de los rebeldes para obligar al Estado a negociar la independencia y/o el derecho a decidir.

Quintela relató algunos «escenarios conflictivos», como los sucesos en el Instituto Ramon Llull, Escuelas Pías, Escola Mediterrània o el Instituto Pau Claris, en Barcelona. En varios, afirmó, la pareja de mossos se interpusieron entre los agentes y los concentrados, «perfectamente organizados». «En un colegio, un mosso se puso con los brazos en cruz diciendo 'dejadlos votar'», recordó.

El comisario relató que agentes de Información de la policía catalana les hicieron «seguimientos» desde que salían de la base, ubicada en el Puerto de Barcelona. Y declaró que avisaban «pormenorizadamente» de sus movimientos y que hubo 271 comunicados sobre su ubicación.

«Clave 21»

Esta actuación, dijo, «no pudo ser aislada» dado que se repitió en las cuatro provincias desde antes del 1 de octubre. «No es una apreciación subjetiva», ya que el 1-O a las 8.15 de la mañana se lanzó un «comunicado» por parte del Centro de Coordinación Operativo (Cecor) de los Mossos en el que dieron esa «instrucción». «Usaban un código interno, llamado clave 21, para comunicarse por teléfono y evitar así los canales abiertos» para temas sensibles.

La revelación fue importante para la carga probatoria porque el abogado del procesado Joaquim Forn, exconsejero de Interior, trató por todos los medios de rebatir al testigo diciendo que es habitual el uso de «clave 21» cuando los canales están colapsados. Pero Quintela se mantuvo firme: «querían un canal en cerrado y, además, hubo mossos que dijeron al Cecor que sus comunicaciones fueran en abierto» para evitar problemas futuros.

El pasado 7 de marzo, el homólogo de Quintela en los Mossos, el comisario Manel Castellví, negó al tribunal que el Cecor diera esa orden, rechazó que se produjera un espionaje y afirmó que se realizaron seguimientos ordinarios de «control de matrículas» y «traslado de novedades de lo que iba sucediendo» durante aquella jornada.

Sin embargo, Quintela fue este martes más allá y reveló, incluso, un suceso «extremadamente grave» el 3 de octubre de 2017, día de la huelga general en Cataluña. Un vehículo camuflado de la Policía fue seguido por una patrulla de los Mossos y, pese a tener tiempo suficiente para comprobar la matrícula, «se atravesaron, les pusieron los destellos, se bajaron echando la mano al arma y con ella enfundada les pidieron la documentación», relató al tribunal para escenificar la tensa situación.

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