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¿Una breve escapada nocturna con un desenlace fatal?

¿Una breve escapada nocturna con un desenlace fatal?

La Guardia Civil solo se atreve a aventurar que Diana Quer regresó a su casa para coger ropa de abrigo y seguir la fiesta fuera del pueblo

Melchor Sáiz-Pardo

Domingo, 11 de septiembre 2016, 10:24

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Tres semanas después la desaparición de Diana Quer parecería encontrarse en un callejón sin salida. Pero no es así. Las declaraciones contradictorias y la falta de otras pistas fiables han sumergido el caso en una aparente confusión con informaciones que, a veces, se desmienten en solo cuestión de minutos. Sin embargo, tras esta nebulosa, la investigación «avanza, lenta pero avanza», en palabras de uno de los mandos de la Guardia Civil que dirige las pesquisas y que, incluso, se felicita por el hecho de que el férreo secreto del sumario impuesto por el Juzgado de instrucción número 1 de Ribeira (Coruña) a veces haga parecer que la investigación está estancada a los ojos de la opinión pública. «Mejor no dar pistas», apostilla.

«Al límite de la legalidad»

  •      Pero las antenas de telefonía y la pista del coche no son las únicas con las que cuentan los servicios de Policía Judicial del instituto armado. Los investigadores tienen otro as en la manga para intentar de resolver este asunto, pero del que tampoco quieren decir palabra. Ellos -admiten- sí que saben la identidad de ese círculo de amigos de Diana que vivía «al límite de la legalidad» y del que habló el padre de la desaparecida, Juan Carlos Quer.

  •       «Hay seguimientos, muchos» se señalan desde la Guardia Civil, que en los últimos días ha ampliado las pesquisas a varios círculos de personas de «fuera de Galicia».

  •       Los investigadores están convencidos de que Diana sí que conocía previamente a la persona o personas con la que subió al misterioso coche. Su activa vida en las redes sociales es otra de las fuentes de la que están 'bebiendo' los expertos, según desvela uno de ellos.

Las certezas en este caso siguen siendo pocas, admiten sin reparos los agentes, pero las escasos indicios, sobre todo los «confirmados en los últimos días», han permitido a los agentes apuntar con más fuerza a una tesis por encima de otras: la madrugada del pasado domingo 22 de agosto la joven madrileña de 18 años habría decidido llevar a cabo una «breve escapada nocturna», «no una fuga de su entorno familiar». Una escapada para, en compañía de «terceros», prolongar fuera del pueblo la fiesta que para entonces ya había tocado a su fin en la romería de Carmen dos Pincheiros, en Cabío-O Xobre, a dos kilómetros de la casa familiar de Pobra do Caramiñal, donde esos días Diana veraneaba en compañía de su madre, Diana López-Pinel, y su hermana Valeria de 16 años. Pero lo que debía haber sido una ausencia de horas -sin más consecuencias que una bronca materna por la mañana- por alguna razón se truncó. Y es ahí, donde se centran todas las incógnitas.

Los mandos de la investigación, tras desmenuzar esta hipótesis, apostillan hasta el hastío que no descartan, sin embargo, ninguna otra tesis: ni la de la una larga fuga voluntaria fuera de Galicia ni la de un secuestro por motivos económicos o sexuales. ni la del asesinato inmediato de la joven. Pero insisten: la tesis central de trabajo -y la única que se puede «sostener con pruebas» hasta ahora- es la de una escapada juvenil que ha podido tener un desenlace fatal.

La principal prueba a la que se agarran los investigadores es el ya famoso pantalón corto rosa con el que la joven salió de su casa la noche del sábado, cuando su madre, a las 22.30 horas, la dejó en el céntrico parque Valle Inclán para que fuese a la romería. Esa prenda apareció luego en la habitación de la chica, lo que apuntaría a que la desaparecida pasó por casa en algún momento de la madrugada. Con ese 'short' -revelan los investigadores- la vieron varios testigos que ya han declarado ante la Guardia Civil en la fiesta de Carmen dos Pincheiros. Todavía vestía ese pantalón cuando a las 1.21 horas de la madrugada del domingo su madre le llamó para preguntar si quería que le recogiese, de acuerdo con el relato de los testigos que se han demostrado más fiables y «que no han sido todos». «Hemos tenido muchos problemas para que algunos testigos situaran con precisión las horas y otros datos», reconocen los especialistas.

La penúltima pista fue el mensaje que Diana envió a las 2.43 horas a un amigo asegurando que estaba «acojonada» porque un «gitano» le había dicho «morena, ven aquí». Un mensaje que no ha conducido a nada. De hecho, otro de los llamados «testigos fiables» ha certificado a la Guardia Civil que estuvo hablando con ella hasta 3.40 horas en la romería y que no detectó nada raro. Nadie le acosaba ya. Diana seguía vistiendo el pantaloncito rosa. Pero ni ese ni otros testigos han podido precisar a qué hora y con quién abandonó la chica la fiesta.

Según desvelan mandos de la investigación su móvil permaneció activo hasta las 4:00 horas de la madrugada. En ese tiempo, las antenas de telefonía detectaron al aparato todavía encendido (no quiere decir que ella lo portara) y que el teléfono se desplazaba a gran velocidad por la zona cercana a la casa de la chica, lo que hace pensar a los investigadores que iba a bordo de un coche.

Una cazadora

La Policía Judicial ha confirmado que la joven en su «supuesto» paso por casa (visita cuya hora no se ha podido precisar, aunque se apunta la posibilidad de que fuera sobre las 4.00 horas) se limitó a coger unos pantalones largos y una cazadora oscura. Ni DNI ni tarjetas ni más dinero de los 20 euros que su madre le dio para ir a la romería. Indicios que, de acuerdo con los investigadores, apuntan a que Diana Quer tenía intención de prolongar una escapada nocturna, «no una fuga del hogar», insisten. Con estas mimbres la tesis que apunta la Policía Judicial es que la joven, tras su paso por la vivienda, se montó en un vehículo desconocido para ir a un lugar apartado de Pobra do Caramiñal.

Los expertos del instituto armado han batido varios parajes cercanos. Comenzaron en la montaña de A Curota, sin éxito. El viernes ampliaron la búsqueda, ya sin voluntarios, a zonas montañosas de los municipios de Rianxo y Boiro. «No son áreas elegidas al azar», se limitan a apuntar fuentes de la investigación.

Los agentes se vuelcan ahora en analizar las cámaras de tráfico y de algunos comercios en busca de los vehículos que salieron del pueblo ese domingo, pero aquella madrugada de romería fueron centenares los coches que salieron y entraron de Pobra do Caramiñal y no en todas las carreteras y vías hay cámaras. «Es buscar una aguja en un pajar, es muy laborioso y lento», admiten los mandos del operativo, reacios a desvelar novedades sobre la pista del coche. «Las hay», se limitan a decir.

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