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Pedro Sánchez, durante la sesión de la tarde.
Sánchez recibe el no de la Cámara en la primera votación

Sánchez recibe el no de la Cámara en la primera votación

La negativa del PP y Podemos a abstenerse tumba el primer intento del socialista de llegar a la Moncloa, tras finalizar la sesión con 130 'síes', 219 'noes' y una abstención

Nuria Vega

Miércoles, 2 de marzo 2016, 13:22

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Pedro Sánchez no ha conseguido los apoyos necesarios para ser investido presidente del Gobierno en primera votación -130 'síes', 219 'noes' y una abstención-, por lo que habrá que esperar hasta la segunda, que tendrá lugar el viernes, a partir de las 19 horas, para saber si su anhelo de llegar a la Moncloa se trunca o llega finalmente a buen puerto.

Entonces sólo precisará ganar por mayoría simple, pero nada hace pensar en esto último, teniendo en cuenta la bronca jornada vivida hoy en el Congreso. Las llamadas a la concordia de Albert Rivera y las apelaciones de Pedro Sánchez a un cambio político que ponga fin a la etapa del PP en el Gobierno han contrastado con la negativa de los populares y de Podemos a desbloquear la situación cambiando su decisión de votar no a la investidura del líder del PSOE.

El enfrentamiento más crudo ha tenido como protagonistas a Pedro Sánchez y a Mariano Rajoy, quienes han afrontado el debate como un primer ensayo de la campaña electoral que puede estar por venir. El jefe del Ejecutivo en funciones ha tratado de elevar los ánimos en las alicaídas filas populares a la vez que ridiculizaba las posturas de su adversario. "Éste es el gran pacto histórico que hasta los niños estudiarán en las escuelas", ha ironizado en referencia al documento firmado por PSOE y Ciudadanos, insuficiente por ahora para poder gobernar. "Asistimos a la solemnísima firma de un acuerdo de muy limitada relevancia, pero que se ha presentado sin el menor sentido del ridículo con una escenografía que nos hacía pensar que estábamos ante una página histórica de dimensiones sólo comparables al Pactos de los Toros de Guisando", ha espetado mientras resonaban los aplausos de su bancada, puesta en pie para recibirle.

La imposibilidad de un entendimiento entre Rajoy y Sánchez ha vuelto a quedar de manifiesto cuando el popular ha descrito al socialista como un "bluf", una "amenaza" para el país, aquel que logró ofrecer al PSOE el "peor resultado de su historia" y que dijo "no" al PP antes de sentarse si quiera a negociar. El socialista tampoco ha sido suave con su oponente, de quien ha dicho que su forma de gobernar motiva a "promover el cambio de políticas y de Ejecutivo". "Y eso hace incompatible que usted y yo nos podamos entender para formar Gobierno", ha zanjado.

Rajoy y Sánchez se han reprochado mutuamente haber hecho perder el tiempo a la cámara y a los españoles con movimientos o falta de ellos que no sirven para desbloquear la situación. El líder del PP ha acusado a Sánchez de no haber movido "un solo dedo" para formar Gobierno y acudir al Congreso sin respaldos suficientes para su investidura. "¿Hemos venido a votar una mayoría o a incubarla?", se ha preguntado. "Casi logra hacernos creer que el PP había perdido las elecciones y que las había ganado un tal señor Cambio con usted a la cabeza", ha rematado. Sánchez le ha respondido que si él está buscando la investidura es porque Rajoy declinó la oferta del Rey de intentar su investidura. "No fracasó en el intento de formar Gobierno, renunció a formar Gobierno, ese es su mayor fracaso", ha proclamado. Rajoy ha defendido que tomó esa decisión por la negativa del PSOE a hablar con el PP y ha dicho que de esa forma no engañó a nadie, "ni al Rey, ni a esta cámara ni al conjunto de los españoles". Ha tratado así de cargar la responsabilidad de la situación a Sánchez. Éste se ha defendido argumentando que Rajoy "bloqueó el reloj de la democracia" al decirle no a Felipe VI, lo que, a su juicio, representó una falta de respeto "a todos los españoles y, en particular, a los siete millones que votaron al PP".

Iglesias carga contra todos

Al enfrentamiento entre Sánchez y Rajoy le ha sucedido una dura intervención de Pablo Iglesias. El líder de Podemos ha cargado contra todos sus adversarios políticos con un discurso dogmático de izquierda en el que no han faltado citas de Maquiavelo o el subcomandante Marcos.

Iglesias se ha servido del franquismo para arremeter contra los diputados del PP, a los que ha acusado de ser, en muchos casos, "hijos del totalitarismo". Y ha apuntado directamente contra Rajoy, de quien ha dicho que "representa al partido de la corrupción".

Albert Rivera tampoco ha podido esquivar los dardos de Iglesias, quien le ha bautizado como el líder de "la naranja mecánica". Le ha descrito como un "político hábil", pero ha sido el único elogio que ha salido de su boca. Le ha reprochado ser el instrumento de las oligarquías que intentan frenar el cambio y le ha acusado de tener la peor de las ideologías: "la de la cercanía al poder".

Pero ha sido Sánchez el principal objeto de las acometidas de Iglesias, que vienen a demostrar que la distancia entre ambos, lejos de aminorar, crece a medida que pasan los días. El líder de Podemos ha puesto en tela de juicio el socialismo de Sánchez y de quienes comandan el PSOE. Y Sánchez le ha reprochado que apoyase ayer a Arnaldo Otegi tras la salida de la cárcel del que fuera líder de Batasuna.

Iglesias ha defendido que si no hay gobierno de cambio, la culpa es de Sánchez por "escuchar a los oligarcas", ante lo que el socialista ha replicado recordándole que "la izquierda no suma" y que no va a permitir "que la gobernabilidad de España descanse sobre partidos independentistas".

Rivera apela al espíritu de la Transición

El único que ha tratado de desmarcarse de la bronca ha sido Albert Rivera. El líder de Ciudadanos ha vuelto a apelar al espíritu de la Transición para abrir una nueva etapa política que, a su entender, no puede pilotar Rajoy al considerar que sus ruegos en pos de una gran coalición carecen de credibilidad. "Usted desprecia que España tenga que ser reformada", ha manifestado en un momento de su intervención, en la que no ha faltado el recuerdo a Adolfo Suárez que salpica la mayor parte de sus discursos y en la que ha vuelto a señalar la corrupción como uno de los asuntos que impiden que Rajoy pueda seguir al frente del Ejecutivo.

Finalizadas las intervenciones de los líderes de los cuatro principales partidos del hemiciclo, una cosa quedaba clara: todo sigue igual que estaba o peor. Sánchez sigue sin tener los apoyos necesarios para ser investido como presidente. Y Rajoy continúa suscitando el rechazo de todos a causa la corrupción y la falta de diálogo durante la pasada legislatura. La convocatoria de nuevas elecciones parece, por tanto, más cerca.

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