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Jueves, 13 de julio 2017, 21:05
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En octubre de 1972, a Roberto Canessa y a tantos otros que iban con él se les hizo de noche. Creían haber caído en un profundo sueño, en una pesadilla de esas de las que uno desea salir con fuerza. Un mal sueño en el que pasarlo mal, sudar entre las sábanas y despertarse contrariado. Pero en el caso de Canessa y los demás, solo se cumplió lo de pasarlo mal. No hubo despertador que lo convirtiera todo en humo.
Roberto Canessa, superviviente de la tragedia de los Andes, llegó a León con una mochila cargada de lecciones de vida y suscitando gran interés entre el público. «Vivir fue un compromiso de vida con mis compañeros que no pudieron salir de allí, muchos dijeron que estábamos locos, pero ya lo estábamos de antes».
Y precisamente por ahí va la lección de vida. «Aprendes a no esperar helicópteros y a depender de ti mismo, que el que sobrevive no es el más fuerte sino el que mejor actitud tiene. Muchas veces pienso, ante un problema, que si pude salir de los Andes puedo superar cualquier cosa».
'Tenía que sobrevivir' es el libro que Canessa llevó bajo el brazo, un libro «escrito con el corazón» en el que relata lo que comenzó siendo una pesadilla de la que querer despertarse.
Precisamente el protagonista fue, junto a Roberto Parrado, el que echó a andar en busca de la civilización que finalmente encontraron para salvar a los demás.
Precisamente uno de los capítulos más duros de la que es el mayor episodio de supervivencia del siglo XX es el canibalismo al que los héroes de la tragedia tuvieron que recurrir. «Se nos había dado por muertos, ¿qué derecho tenían a decir sobre nosotros, que habíamos luchado por nuestra vida? El mismo Papa dijo que hicimos lo correcto, no nos podían juzgar los que nos habían enterrado en vida», defendió Canessa.
Otro de los puntales clave de la conferencia fue el de trabajar por uno mismo sin esperar a los técnicos que vengan a arreglar los problemas. «Cuando nos estrellamos alguno pensó en que sería fundamental el piloto, pero cuando nos faltaron los técnicos vimos que teníamos que ser nosotros quienes afrontaran la situación como venía, y eso nos hizo echar a andar».
Un ejemplo de vida y de cómo volver a nacer cuando la pesadilla no tiene despertador que la disuelva.
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