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Ni independencia ni cantonalismo, el PP tiene que debatir la vuelta al camino que inició Morano

Como militante tengo que reconocer que me quedé desconcertada cuando los concejales de mi partido votaron en contra de la moción del día 27 en la que el actual alcalde de León, Jose Antonio Díez, retomaba el camino iniciado, hace más de 30 años, por el también alcalde Juan Morano Masa

Inés Prada

León

Viernes, 3 de enero 2020, 19:23

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Ni independencia, ni cantonalismo. Desarrollo constitucional y, cubiertos los requisitos legales, autonomía para León. Esto es lo que pienso. Y, sí, siento.

Como militante tengo que reconocer que me quedé desconcertada cuando los concejales de mi partido votaron en contra de la moción del día 27 en la que el actual alcalde de León, Jose Antonio Díez, retomaba el camino iniciado, hace más de 30 años, por el también alcalde Juan Morano Masa.

En su momento Morano convocó la que fuera una manifestación multitudinaria y transversal, para dar respuesta al deseo mayoritario de los leoneses de no entrar a formar parte de una comunidad autonómica birregional compuesta, además, por los territorios de dos de los principales reinos históricos que han dado origen a la nación española.

Digo desconcertada, porque no era un tema que hubiéramos tratado en los órganos del partido a nivel local o provincial y soy consciente de que dentro del PP de León hay una fuerte sensibilidad leonesista que es necesario saber si cuenta o no con la mayoría de la militancia, los miembros de la directiva y, en última instancia, de nuestros votantes.

Que distintos concejales en distintas localidades estén votando de forma contradictoria es la prueba de que existen diversas sensibilidades incluso cuando -en mi opinión de forma equivocada- se habla de medidas disciplinarias. Todo es demasiado prematuro y falto de debate.

Que el tema es complejo -aunque a mí no me lo parece tanto-, lo demuestra que el mismísimo Secretario de Organización del PSOE, Jose Luís Ábalos, hable de «inconstitucionalidad» respecto a la iniciativa, mientras acaba de cerrar un acuerdo con los independentistas catalanes y vascos para otorgarles la capacidad de decidir sobre temas que atañen a la soberanía nacional… No a los políticos electos para competencias bien distintas, sino a los ciudadanos mismos.

Bien. Yo no recuerdo haber votado ningún Estatuto nunca y no me parece bien que a quienes sí lo votan se les otorguen plebiscitos sobre los que acaba de pronunciarse el Tribunal Constitucional. ¿Y los españoles? ¿Y los leoneses?

Hace algunos años, alguien que ya no está entre nosotros pero que fue protagonista directo, me contó que cuando se estaban conformando las autonomías, la Diputación Provincial, hizo una encuesta para saber cuáles eran las preferencias de los leoneses, si León uniprovincial, León con Asturias, o León con Castilla: ésta última opción fue la menos votada de todas las anteriores. En aquel momento, muy complejo, en el que se intentaba armar un nuevo sistema territorial para la España democrática desde la Diputación se escogió la unión con Castilla para que hubiera una autonomía fuerte frente a la preocupación de un Euskadi y una Cataluña que se adivinaban conflictivas. León se puso al servicio del interés nacional sin pensar entonces que eso podría perjudicar a la región o a la provincia, sino todo lo contrario... y la encuesta se guardó en un cajón.

¿Hay a alguien hoy en León a quien le quede la menor duda de que la estrategia fracasó?

Paralelamente, León no ha dejado de perder en población, peso político, y recursos para ofrecer un futuro a aquellos de nuestros jóvenes que quieran quedarse en esta tierra.

No me gusta el término «independizarse». Nuestra Carta Magna tiene su origen remoto pero directo, en el Fuero Leonés de 1017 y en los Decreta reconocidos por la Unesco como «la más antigua manifestación documental del sistema parlamentario europeo». En su artículo 143.1 dice textualmente que «las provincias con entidad regional histórica podrán acceder a su autogobierno y constituirse en entidades autonómicas autónomas». ¿Puede haber mayor entidad histórica que la de ser cuna del parlamentarismo? En el 143.2 la Constitución añade «la iniciativa del proceso autonómico corresponde a todas las diputaciones interesadas, y a las dos terceras partes de los municipios, cuya población represente al menos la mayoría del censo electoral de cada provincia». Y concluye en el 143.3 «la iniciativa, en caso de no prosperar, solo podrá reiterarse pasados cinco años.»

Los cinco años han cumplido con creces y hay abundancia de datos que apuntan a que las decisiones tomadas por los dos grandes partidos nacionales respecto a León no han servido para aplacar el independentismo -este sí- de catalanes y vascos.

No me gusta el término cantonalismo. No lo aplicaría para la Comunidad de Navarra, ni para la de Cantabria, ni para la de la Rioja, ni para el Principado de Asturias. Las autonomías son una vía, no el fin. León era antes y será después, eso sí siempre dentro de la nación española.

A nadie se le escapa que el momento es complicado. Pero no lo complica León. León sólo intenta de forma razonable y legal, recuperar el pulso a través del ejercicio del autogobierno definido por el texto constitucional que fue refrendado por los españoles.

Llevo muchos años militando en mi partido, he ocupado y ocupo cargos en la directiva, he sido concejala de Cultura y se lo que me costó luchar para traer a León el Auditorio. Ahora estamos, de nuevo en la tesitura de decidir y para decidir, hay que hablar, hay que debatir y si es necesario, hay que votar.

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