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El 'declive' de las primeras comuniones: en León se celebran 1.696 en 2019, 149 menos que hace una década

El 'declive' de las primeras comuniones: en León se celebran 1.696 en 2019, 149 menos que hace una década

La baja natalidad y el desarraigo religioso ocasionan que estas ceremonias se reduzcan y caigan más de un 8 por ciento en la provincia

ical

León

Domingo, 26 de mayo 2019, 11:42

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Mayo y junio se caracterizan por la llegada del verano, el calor empieza a notarse en el ambiente y las calles comienzan a llenarse de celebraciones, bodas, bautizos, primeras comuniones, confirmaciones….etc. España es un país con una arraigada tradición católica, y un ejemplo de ello es la celebración de estos actos religiosos, entre los que destacan las primeras comuniones, un evento por el cual los pequeños de entre 8 y 10 años reciben por primera vez el Sacramento de la Eucaristía.

Es uno de los actos más significativos en la vida de un niño cristiano, así como también para su familia, que prepara el evento con varios meses de antelación. Sin embargo, pese a ser una tradición, el declive demográfico y el cambio de mentalidad de la sociedad están provocando que cada vez sean menos los niños que reciben el sacramento.

Las diócesis que proporcionan datos sobre la evolución del número de comuniones en la última década, revelan profundos descensos que alcanzan el 55,7 por ciento en Segovia y el 36,9 por ciento en Burgos. En el caso de Segovia, si en 2008 se celebraron 1.470, el año pasado sólo ascendieron a 650; y en la burgalesa, pasaron de las 2.914 a las 1.837.

Asimismo, en Zamora, hace diez años se celebraron 1.021 comuniones, frente a las 796 del ejercicio anterior, con una merma del 22 por ciento; y en Ávila, se pasó de las 1.122 a las 924, con una bajada importante del 17,6 por ciento.

La misma tendencia a la baja se da en Valladolid, donde el número evolucionó de las 3.366 de 2008, a las 2.861 de 2018, con un descenso relativo del 15 por ciento; y en la Diócesis de León, donde se contrajeron un ocho por ciento, desde las 1.845 a las 1.696.

El caso de la Diócesis de Salamanca es un punto y aparte, porque los datos que facilita revelan que si en 2009 oficiaron 1.313 comuniones, el año pasado ese número creció hasta las 1.444.

Los motivos

El vicario de pastoral de la Archidiócesis de Burgos, José Luis Lastra, explica que esta situación puede deberse a dos razones; por un lado el «descenso de natalidad», ya que los niños que están haciendo ahora mismo la comunión, son aquellos que nacieron durante la crisis financiera española que tuvo lugar entre 2008 y 2014. Durante esos años hubo»una bajada brutal de natalidad «, asegura Lastra, por lo que es natural que a los pocos años el número de comuniones se viese reducido.

«En la diócesis de Burgos, hasta 2017 nos mantuvimos entre las 2.000-2.200 comuniones, pero el bajón comenzó a notarse sobre todo durante el pasado año», aunque afirma que ya se veía desde comienzos del siglo XXI, puesto que anteriormente en la ciudad comulgaban entorno a los 3.000 niños, y actualmente las cifras no superan los 1.900.

Por otro lado, otra de las razones que afirma Lastra que tiene un peso fundamental en esta caída es el surgimiento de una sociedad más plural, donde cada vez se bautizan menos niños porque «ha dejado de ser una cosa mayoritariamente sociológica para ser una cosa por elección», explica, por lo que «bautizarse no casi automático sino que la gente elige hacerlo o no».

Además, dada la «composición de nuestra sociedad», explica, dentro de los niños que nacen hay un «porcentaje considerable de origen inmigrante», y aunque entre ellos sí que hay católicos, sobre todo de América Latina, también hay bastantes musulmanes o cristianos de otras confesiones (ortodoxos, evangélicos). «Hay parroquias donde se ve entre un 20 y un 30 por ciento de niños de origen inmigrante», asegura Lastra, y además en Burgos «la mayor parte de la inmigración no es de origen católico».

Sin embargo, pese a este descenso, no lo ven como una «catástrofe», puesto que consideran que era «algo previsible», teniendo en cuenta la sociedad actual en la que nos encontramos. «Es el paso de una sociedad mayoritariamente católica a una sociedad bastante más plural y a la vez envejecida, con una demografía menor», asegura. Además, afirma que se prevé que estas cifras continúen bajando, pero porque «el número de bautizos está bajando», y actualmente es menor al número de comuniones, con lo que se espera que dentro de 8 o 10 años el número de niños de reciban la eucaristía sea aún más bajo.

Por otro lado subraya que ven «bien» que el hecho de llevar a cabo estos rituales católicos sea cada vez «más una elección», puesto que «no sería coherente que gente que no cree en nada haga la primera comunión», asevera. Asimismo, señala que «estamos en camino» de que esta situación deje de hacerse únicamente por 'el qué dirán'. «Da la impresión de que todavía queda bastante de tradición familiar», afirma Lastra, «los abuelos siguen pesando mucho en esta decisión».

«Nos gustaría que pudiera haber más», destaca, «pero también es lógico y lo acogemos con toda la tranquilidad que cada vez seamos más una iglesia de personas que elijan ser católicos», recalca.

Gastos

Según un informe de 2019 de la Unión de Consumidores de Castilla y León (UCE), la celebración de una primera comunión en la Comunidad, supone un gasto para las familias de entre 2.300 y 2.500 euros, únicamente con «lo básico» y para una treintena de invitados. Asimismo, afirman que continúa siendo un «importante desembolso» y que se convierte además en un «significativo endeudamiento».

El vicario de pastoral de Burgos, considera que en este aspecto «hay de todo», puesto que «quien quiere gastar gasta y quien no quiere no». En este sentido explica que no cree que la gente deje de realizar comuniones por el tema del gasto económico, sino que el dinero «cada vez es menos inconveniente». «Hay familias que hacen lo que nosotros hacíamos hace 40 años», relata, «realizas la celebración y te vas a casa a comer con tu familia más cercana», añade. Asimismo explica que la primera comunión no es un «momento para tener que derrochar nada».

Según los datos de la UCE, el gasto más importante para los padres es el banquete, seguido por el vestuario de los pequeños (donde son más caros los trajes de las niñas), los recordatorios, el reportaje fotográfico y la peluquería.

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