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Una mujer sostiene una bandera francesa que dice «Francia en cólera, abdicación de Macron». AFP
Una manifestante muerta y 47 heridos durante las protestas contra Macron

Una manifestante muerta y 47 heridos durante las protestas contra Macron

El alza del precio de la gasolina no es más que un «elemento desencadenante»

colpisa / afp

Madrid

Sábado, 17 de noviembre 2018, 14:03

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Una manifestante ha muerto este sábado en Francia, en el transcurso de una protesta nacional organizada por el movimiento ciudadano de los «chalecos amarillos», tras ser arrollada por una conductora presa de pánico, ha indicado el ministro de Interior, Christophe Castaner.

En la localidad de Pont-de-Beauvoisin, en Saboya (este), la conductora, que llevaba a su hija al médico, sintió pánico cuando, en uno de los múltiples puntos de la protesta, los manifestantes empezaron a golpear su coche. Ella siguió avanzando y atropelló a la mujer, según el ministro.

En el norte, un peatón también ha sido atropellado y se encuentra en situación de «urgencia absoluta». Otros incidentes han causado 47 heridos, tres de ellos graves, según fuentes oficiales.

El ministerio del Interior ha estimado que se han producido más 2.000 protestas en todo el país, con la participación de unas 124.000 personas, pero sin paralizar el país, como quería el grupo de los «chalecos amarillos.

Los «chalecos amarillos» -en referencia a las prendas fosforescentes que debe utilizar todo automovilista en caso de incidente en Francia para tener una mayor visibilidad- protestan contra el alza del precio de los carburantes, un impuesto ecológico, pero también contra la política «injusta» del gobierno, que limitaría, según ellos, el poder de adquisición.

Imagen principal - Una manifestante muerta y 47 heridos durante las protestas contra Macron
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Imagen secundaria 2 - Una manifestante muerta y 47 heridos durante las protestas contra Macron

«La policía nos bloquea por diferentes lugares pero vamos a lograr encontrar los puntos de entrada a la autovía de circunvalación para ralentizar allí el tráfico», ha prometido en París Steve, un taxista de 31 años.

El gobierno francés, visiblemente preocupado, ha multiplicado en los últimos días tanto amenazas como gestos de simpatía. «Se puede manifestar», pero bloquear un país «no es aceptable», repitió el viernes el primer ministro, Edouard Philippe.

«Es apolítico, asindical ¡es el hartazgo general del pueblo!», resumía el viernes Kévin Dujardin, de 27 años, un «chaleco amarillo» que arengaba a sus compañeros de combate en un aparcamiento de Calais (norte) preparando las acciones de este sábado.

Tasa de popularidad

El miércoles, el gobierno anunció un alza de las ayudas a los bolsillos más modestos para cambiar los vehículos y pagar las facturas energéticas. El mismo día, el presidente Emmanuel Macron pronunciaba un inédito mea culpa, al admitir que no ha conseguido «reconciliar al pueblo francés con sus dirigentes» y prometiendo una «reconciliación entre la base y la cúspide».

Este movimiento de protesta llega tras un año difícil para el mandatario, con múltiples manifestaciones contra su amplio plan de «transformación» de Francia, que no lograron detener su ímpetu reformador.

Se suma, además, la baja tasa de popularidad de Macron, por debajo del 30%, el menor nivel desde su elección en 2017.

Un hombre usa un chaleco amarillo que dice «Macron nos bombea».
Un hombre usa un chaleco amarillo que dice «Macron nos bombea». AFP

Los «chalecos amarillos», en cambio, cuentan con el apoyo de 73% de los franceses, según el instituto de opinión Elabe. «Un 54% de los electores de Macron apoyan o tienen simpatía por este movimiento. No es anodino», señala Vincent Thibault, encargado sénior de estudios en el instituto.

«Es desde ya un éxito en términos de opinión», concluye Jérôme Sainte-Marie, presidente de PollingVox, otro instituto de sondeos.

«Sean unos pocos miles o millones, lleguen o no a bloquear el país, los »chalecos amarillos« han ganado», afirma el diario Le Parisien. «Han recordado a nuestros dirigentes que (...) la fiscalidad ecológica (...) está condenada al fracaso si descuida la realidad cotidiana a la que se supone que debe ayudar».

«El presidente de los ricos»

Para el politólogo Sainte-Marie, «es una protesta más peligrosa que las anteriores porque tiene capacidad de difusión entre cuatro quintas partes de la sociedad: todos los que toman sus vehículos y quienes tienen ingresos modestos».

«Emmanuel Macron tiene grandes dificultades frente al pueblo central, el francés medio, que no tiene la impresión de ser querido por Macron: encarna una forma de élite parisina, social e intelectual«, explica el experto.

«La imagen del presidente de los ricos sigue estando muy presente. Le cuesta librarse de ella», resume Vincent Thibault.

El movimiento de los «chalecos amarillos», que aúna descontento y frustración, es también «consecuencia de acusaciones, de la acumulación incesante de ciertas frases, como cuando habló de las 'personas que no son nada'», considera Sainte-Marie, en referencia a una de las ocurrencias habituales del presidente francés.

«Una estación de tren es un lugar en el que uno se cruza con personas que tienen éxito y con personas que no son nada», dijo Macron en julio de 2017, generando conmoción.

El alza del precio de la gasolina no es más que un «elemento desencadenante», señala Vincent Thibault. «El descontento es más general», considera.

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