Macron encara dos mociones de censura por el 'decretazo'

La Asamblea Nacional francesa debate y vota este martes dos mociones de censura presentadas contra el Gobierno en protesta por el 'decretazo' con el que Emmanuel Macron quiere acelerar la aprobación de su polémica reforma del sistema de pensiones. La maniobra de la oposición no tiene posibilidad de prosperar porque el Ejecutivo cuenta con mayoría parlamentaria, pero pone de relieve la soledad de Macron y su gabinete para sacar adelante la medida más importante de su mandato. A la oposición en la Cámara baja se suman este martes los sindicatos, que han llamado a la movilización en la calle.

Después de asegurar durante semanas que no recurrirían a la fuerza para sacar adelante la reforma de las pensiones, el primer ministro, Édouard Philippe, anunciaba finalmente este fin de semana que el Gobierno recurrirá al artículo 49.3 de la Constitución para aprobar el proyecto de reforma sin someterlo a debate. El anuncio apenas causó sorpresa. El estancamiento de las negociaciones sobre el proyecto hacían prever que esta sería una salida previsible para el Ejecutivo, y muchos ya se lo esperaban. Otros tantos, sobre todo entre la oposición, también lo deseaban.

¿Por qué recurre el Gobierno a aplicar un artículo tan impopular como el 49.3 cuando cuenta con una holgada mayoría más que suficiente para aprobar la reforma? La clave está en los plazos y en las 41.000 enmiendas que la oposición ha presentado para torpedear el proyecto. En las 115 horas que la Asamblea Nacional había dedicado hasta el sábado al debate de la reforma solo se habían examinado 8 de los 65 artículos, y aún quedaban las enmiendas. Según Philippe, el recurso al 'decretazo' no pretendía acabar con el debate, sino poner fin a «un no debate» que ha impedido tratar sobre el fondo del proyecto. El Gobierno asegura que ya recoge hasta 300 enmiendas.

La reacción de la oposición, especialmente después de que el 49.3 se activara un sábado por la tarde tras un consejo de ministros dedicado, supuestamente, a la crisis del coronavirus, era de esperar. Tanto la derecha como la izquierda han presentado sendas mociones de censura que van a ser debatidas este martes, un mecanismo que prevé el artículo 49.3 y, a cuya falta, el proyecto de ley se aprueba de forma automática en la Asamblea. El recorrido legislativo no acaba, sin embargo, aquí. Aún deberá pasar por el Senado y regresar a la Cámara baja para una segunda votación.

La reforma busca la creación de un sistema de pensiones universal, que acabe con los 42 regímenes especiales que actualmente existen y que permita a todos los franceses a acceder a los mismos derechos. El Ejecutivo quiere, además, instaurar medidas que garanticen su equilibrio financiero, entre ellas la que retrasaría de los 62 a los 64 años la edad para jubilarse cobrando la pensión completa.

Activar el 49.3 en plena crisis del coronavirus le ha restado, sin duda, atención mediática, pero su aplicación no está exenta de riesgos para el Ejecutivo y, por ende, para Macron. Para empezar, ha conseguido reactivar la contestación social: este martes, las centrales más 'combativas' vuelven a medirse en la calle antes de otra nueva jornada de movilizaciones prevista para el 31 de marzo.