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Alan Turing.
El servicio secreto británico se disculpa por la persecución a Alan Turing

El servicio secreto británico se disculpa por la persecución a Alan Turing

El matemático colaboró con la inteligencia de su país para descifrar el código de la máquina Enigma de los nazis, pero se le condenó a la castración química en 1952 por su relación con otro hombre y acabó suicidándose

EFE

Sábado, 16 de abril 2016, 17:23

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Más de 60 años después de la muerte del matemático británico Alan Turing (1912-1954), el servicio secreto del Reino Unido pedido hoy disculpas por la persecución a la que fueron sometidos él y otros homosexuales.

El director del centro de escuchas británico (GCHQ), Robert Hannigan, ha admitido que Turing recibió un trato "horrible" y que esa actitud persistió durante décadas en el espionaje del Reino Unido, que vetó la contratación de homosexuales hasta 1990.

Hannigan ha sostenido que un antiguo agente que fue apartado del servicio en la década de 1960, al que ha identificado como "Ian", le ha pedido una disculpa pública por el daño causado a los gais. "Estoy contento de poder hacerlo y expresar cuánto siento que él y tantos otros fueran tratados de ese modo, hasta que en los años noventa esa política finalmente cambió", ha expresado el jefe del espionaje digital en el Reino Unido en un acto en Londres. "El hecho de que fuera una práctica común durante décadas refleja la intolerancia de aquellos tiempos y las presiones de la guerra fría, pero eso no hace que fuera menos equivocada y debemos disculparnos por ello", ha argumentado. Hannigan ha subrayado que los servicios secretos "no aprendieron la lección con Turing".

"Un pequeño rayo de luz"

El matemático, conocido como uno de los padres de la computación moderna, colaboró con la inteligencia británica para romper el código de la máquina Enigma de los nazis, lo que contribuyó a la victoria en la Segunda Guerra Mundial. A pesar de ese trabajo, Turing fue perseguido por los servicios secretos y condenado a la castración química en 1952 por su relación con otro hombre. Dos años después, se suicidó mordiendo una manzana envenenada con cianuro, un trágico final que se ha hecho "tristemente famoso", ha lamentado Hannigan.

El director del GCHQ ha apuntado sin embargo que existe un "pequeño rayo de luz en esa horrible historia", dado que "no todos sus colegas en el centro de escuchas le abandonaron, sino que muchos se mantuvieron a su lado" hasta el final.

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