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El cómico populista Zelenski gana las elecciones en Ucrania

El único mensaje claro que ha lanzado durante la campaña electoral ha sido que luchará denodadamente contra la corrupción

Rafael M. Mañueco

Enviado especial a Kiev (Ucrania)

Domingo, 21 de abril 2019

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Como ya venían indicando los sondeos y la inmensa mayoría de los politólogos, el vencedor en los comicios presidenciales de hoy en Ucrania ha sido el cómico de 31 años, Volodímir Zelenski. Según los sondeos a pie de urna elaborados por el Centro Nacional Exit Poll, el showman más popular de Ucrania ha obtenido el 73,2% de los votos mientras su adversario, el actual presidente del país, Petro Poroshenko, ha logrado solamente el 25,3% de los sufragios.

El experto ruso del centro Politburó 2.0, Evgueni Minchenko, está convencido de que lo sucedidohoy en Ucrania «va a tener serias consecuencias para Rusia cuando celebre elecciones». A su juicio, «se impone un nuevo estilo en el planeta (...) más abierto, sincero, en contra del establishment y empleando nuevos canales de comunicación y movilización».

En un colegio electoral de Kiev cercano al monasterio Kievo-Pecherska Lavra los votantes salían sin ningún miedo a admitir que optaron por Zelenski. Un joven soldado de paisano con el pelo rapado y portando un petate caqui fue el único que mostró discreción y se negó a revelar el sentido de su voto.

Junto a él dos mujeres de media edad y otra más joven comentaban entre sí que sentían «alivio» después de haberse decantado por el cómico y dejado en la estacada a Poroshenko. Refiriéndose al hasta ahora jefe del Estado, una de ellas deploró que «no cumplió ni una sola de sus promesas, ni acabó con la guerra, ni elevó el nivel de vida, ni acabó con la corrupción».

Ha sido un voto de castigo en toda regla, pero también con una enorme carga emocional de indignación. Casi nadie parece haberse parado a calibrar qué va a pasar a partir de ahora, qué pasos dará Zelenski cuando tome las riendas del país. El único mensaje claro que ha lanzado durante la campaña electoral ha sido que luchará denodadamente contra la corrupción, lo que no es poco. Pero todo lo demás es una incógnita.

En cuanto a las relaciones con la Unión Europea, Zelenski ha lanzado mensajes difusos, unas veces a favor de la integración y otras conformándose con una cooperación más o menos estrecha. En relación con la OTAN, dijo al principio que Ucrania buscará ser miembro, pero luego lo condicionó a la celebración de un referéndum.

A propósito de Rusia, su postura es todavía más enigmática. Bien es verdad que, a diferencia de Poroshenko, no ha pronunciado ni una vez la palabra «agresor» para referirse al Kremlin, lo que en Moscú se valora positivamente. Sin embargo, no ha explicado cómo piensa abordar la cuestión de recuperar el control sobre las provincias sublevadas de Donetsk y Lugansk, a las que Rusia sigue ayudando militarmente y a cuyos ciudadanos les están ya repartiendo pasaportes rusos. Tampoco se sabe qué ideas tiene Zelenski en materia económica.

Este actor y cómico, capaz de enfervorizar al público presente en sus espectáculos televisivos, surgió de la nada cuando la favorita para haber ganado los comicios era la carismática «dama naranja», la exprimera ministra, Julia Timoshenko. Pero también ella, una veterana política que ha pasado por todo tipo de trances, cárcel incluida, tenía el estigma de pertenecer a una élite, no sólo corrupta, sino también supuestamente insensible con los sufrimientos y necesidades de la población.

«Romper el sistema»

El propio Zelenski dijo el viernes que su irrupción tiene como objetivo «romper el sistema» y eso ha gustado. Especialmente en Kiev, en el este y el sur de Ucrania, donde, según datos todavía oficiosos, habría obtenido el 72,9%, el 88,8% y el 73,4% de los votos. En la parte occidental del país es donde menos aceptación ha tenido con un 55,6%, pero también más que Poroshenko.

El vencedor de los comicios acudió hoy a votar en compañía de su esposa Elena y parecía estar actuando en su show habitual. Desenfadado, socarrón e incluso transgresor, ya que mostró su papeleta votándose a sí mismo y fue sancionado por ello. La Policía le tramitó un protocolo administrativo. Hasta el numerito que le montó una activista de Femen embarazada, que le exigió «basta de violar a Ucrania», le sirvió a Zelenski para darle realce a su aparición en el colegio electoral.

Poroshenko, por su parte, fue a depositar el voto con la familia casi al completo y después se dejó ver en la misa del Domingo de Ramos, que este año tiene lugar para los ortodoxos coincidiendo con el Domingo de Resurrección de los católicos. Pero la imagen de seriedad institucional de poco le ha servido al presidente. Le lanzó una indirecta a su adversario diciendo que hay que votar «sin bromas porque no es gracioso lo que nos jugamos».

Zelenski ya anunció hace unos días que, de ganar los comicios, su siguiente objetivo serán las elecciones legislativas del próximo otoño. Su recién creada formación no tiene ni un solo diputado en la Rada Suprema (Parlamento) y, aunque el presidente cuenta con amplias prerrogativas, necesitará tener un grupo parlamentario suficientemente numeroso para evitar sorpresas desagradables. Sugirió incluso la posibilidad de disolver la Cámara y adelantar los comicios.

Sin embargo, Artur Guerásimov, portavoz de la fracción parlamentaria del 'Bloque Poroshenko' ya le ha advertido de que «no hay razones legales para convocar los comicios fuera de plazo». La que también está preparando el terreno de cara a las legislativas es Timoshenko, derrotada en la primera vuelta de las presidenciales. Puesto que ha perdido por tercera vez la oportunidad de acceder a la jefatura del Estado, la 'dama naranja' se propone ejercer desde el Parlamento un severo control de la actividad de Zelenski.

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