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miguel pérez
Sábado, 3 de octubre 2020
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El surrealismo continúa presente en la evolución de la salud de Donald Trump. En cuarenta y ocho horas a partir de su ingreso en un hospital militar el viernes, el presidente ha pasado de un estado incierto -aceptable pero con «cautela»- debido a los efectos del coronavirus, a una situación «muy preocupante» -según dijo su jefe de gabinete en la noche del sábado- y, finalmente, a encontrarse a punto de recibir el alta hospitalaria, como avanzó este domingo su equipo médico.
En efecto, el jefe del Ejecutivo podría regresar en las próximas horas a la Casa Blanca -donde deberá continuar la cuarentena con su mujer, Melania- tras responder bien al tratamiento con Remdesivir, el esteroide dexametasona y un cóctel de anticuerpos al que ha sido sometido desde que el jueves se confirmase su positivo a la covid-19. Una medicación que es «un milagro que viene de Dios», en palabras del propio paciente.
Su médico, Sean Conley, explicó este domingo que el traslado del líder republicano al hospital Walter Reed se decidió el viernes al detectarse un «rápido avance» del virus y descender su nivel de oxigenación. Ha recibido dos dosis de oxígeno de forma suplementaria desde entonces. También le han llegado los buenos deseos de decenas de simpatizantes que han pasado dos madrugadas en vigilia frente al hospital entre oraciones y banderas estadounidenses. «Gracias por vuestro amor», les dijo el presidente con gratitud.
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En cinco habitaciones que copian la disposición de su zona de trabajo en la Casa Blanca, Trump, de 74 años, ha evolucionado de modo positivo y sigue «mejorando», insistió este domingo su equipo médico, que evitó pronunciarse sobre los negativos pronósticos ofrecidos el día anterior por su asistente, Mark Meadows. «Como con cualquier enfermedad, hay frecuentes altibajos a lo largo de su curso», precisó Conley, quien informó que el presidente se levantó este domingo despejado y sin fiebre, con buenos niveles de oxígeno y deseos de «seguir trabajando».
En realidad, parece que nunca ha dejado de hacerlo, a tenor de las llamadas telefónicas y mensajes en las redes sociales enviados desde sus habitaciones. «Ha estado de pie y andando», ilustró otro de sus facultativos, Brian Garibaldi. «Si continúa sintiéndose y viéndose tan bien, tenemos esperanzas de poder darle de alta tan pronto como mañana (por este lunes) para que pueda continuar su tratamiento en la Casa Blanca», agregó. El Departamento de Seguridad informó también este domingo que no está previsto que el líder ceda los poderes presidenciales a su 'segundo', Mike Pence.
Como para subrayar el pronóstico, el propio mandatario grabó un vídeo destinado a despejar cualquier duda. Afirma que se encuentra «mucho mejor» y con grandes deseos de «volver del todo». La grabación muestra al republicano detrás de un escritorio con camisa, chaqueta, pero sin corbata, y con el cabello ligeramente alborotado. A su alrededor, una serie de carpetas e informes que él firma con calma.
«Llegué aquí, no me sentía muy bien, pero ahora me encuentro mucho mejor. Estamos trabajando duro para volver del todo. Tengo que volver porque todavía tenemos que hacer Estados Unidos grande de nuevo», declara en su mensaje. Y confiesa su creencia de que «estaré de vuelta pronto», aunque admite que los próximos días serán clave ante un virus que resulta impredecible. Toda su agenda electoral ha sido suspendida y su equipo sustituye a toda máquina los actos públicos preistos por próximas intervenciones telemáticas, pero él insiste en que quiere «terminar la campaña de la manera que lo hemos estado haciendo».
Respecto al aluvión de críticas recibidas por haberse expuesto al coronavirus despreciando la mascarilla y retomando rápidamente los mítines, reuniones y viajes electorales, Trump asegura que «no podía quedarme en la Casa Blanca encerrado, sin salir, sin poder ir siquiera al Despacho Oval». El líder republicano cierra su mensaje con una referencia a su mujer, que está «manejando (el Covid-19) muy bien», ya que además, es «un poquito más (joven)» que él. Trump tiene 74 años y Melania, 24 menos.
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