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François Legault, líder de la coalición derechista Avenir Quebéc. Reuters
La ola antisistema resquebraja el independentismo en Québec

La ola antisistema resquebraja el independentismo en Québec

Dos partidos de nuevo cuño modifican el sistema político de la provincia francófona canadiense, donde federalistas e independentistas se han disputado el poder durante medio siglo

Mercedes Gallego

Corresponsal en Nueva York

Martes, 2 de octubre 2018, 07:40

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Los quebequenses querían un cambio y lo tuvieron. Dos partidos de nuevo cuño resquebrajaron ayer el sistema político de la provincia francófona canadiense, donde federalistas e independentistas se han disputado el poder durante casi medio siglo.

No fue un cambio suave sino un auténtico tsunami. El Partido Liberal en el poder llegó a las elecciones con 68 escaños y anoche salía de estos comicios con menos de la mitad -32 al cierre de esta crónica. Su líder, Philippe Couillard, asumió anoche la responsabilidad y anunció que en los próximos días se replanteará su futuro político, en vista de la debacle que sin duda demanda una regeneración del partido. Dijo irse satisfecho de haber cuadrado los presupuestos y aseguró a la población anglosajona que «ya no sois ciudadanos de segunda». Con razón fueron los francófonos, exasperados por los recortes y recelosos del influjo de inmigrantes, los que auparon al antiguo soberanista François Legault, hoy líder de la coalición derechista Avenir Quebéc, convertido al federalismo. Con su nuevo partido fundado hace solo siete años, el millonario de 61 años aprovechó la ola antisistema que sacude al mundo y le inyectó el sentimiento antiinmigrante que ha demostrado ser una fórmula explosiva en las urnas.

Por primera vez desde 1970 el independentismo de la segunda provincia más poblada de Canadá no fue tema electoral. Legault, que fue ministro de Educación con el Partido Québécois (PQ), dice haberlo aparcado porque le preocupa que distraiga a su gente de los problemas sociales, especialmente la educación, la sanidad y los programas para la tercera edad.

«Hoy –por anoche- hemos hecho historia», celebró. «Hemos sido capaces de dejar a un lado un debate político que nos ha dividido durante décadas para poder trabajar juntos por el futuro». Ese discurso que promete un Québec más fuerte «dentro de Canadá» recibió el 38% de los votos, que arrancó en su mayoría de la formación liberal. El partido nacionalista del PQ también perdió terreno frente a una formación joven, pero en su caso por la izquierda. Québec Solidaire nació en 2006 de la fusión de dos movimientos progresistas y el manifiesto Pour un Québec solidaire. Ayer dejó de ser una plataforma del Montreal bohemio para convertirse en un partido que juega en la liga de los grandes y que aún podría desplazar al Partido Québécois como tercera fuerza política, según acabe el recuento.

Su líder, Manon Massé, celebró gobernar con los grandes pero, sobre todo, haber devuelto la ilusión y el entusiasmo a la izquierda capturando el voto joven y llevando a primera plana la defensa de los indígenas y la lucha contra el cambio climático. Frente al discurso anti inmigrante del ganador, este Quebec Solidario quiere cambiar las cosas «con el corazón». Massé reclamó la identidad soberanista que algunos expertos quieren enterrar con estos resultados, para indignación de la generación que votó en los referéndums de 1980 y 1995 por deslindarse de un país que tiene más que ver con EE UU que con Québec.

«He perdido la cuenta de las veces que lo han dado por muerto», recordaba ayer Sylvestre Guidi, un fotógrafo de Montreal. «Créeme, este movimiento está muy vivo y no va a morir», aseguraba indignado. Sin un tercer referéndum a la vista, el independentismo era esta vez el último de los 14 temas que más importaban a los votantes, según la encuesta de Ipsos. Mientras algunos aseguran que los jóvenes se sienten parte de una aldea global y reniegan de la inquina de sus padres, otros expertos admiten que el retroceso soberanista puede ser coyuntural.

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