Los Bridgerton, romanticismo al estilo 'british'
'Los Bridgerton' se estrenó en plenas navidades, un clásico culebrón con una buena dosis de amor, familia e intrigas en versión anglo-americana y de época, rodado en maravillosos decorados y con un vestuario delicado tanto para ellos como especialmente para ellas
Inmaculada Tapia/EFE
Lunes, 4 de enero 2021, 19:43
'Los Bridgerton' es una serie inspirada en las novelas superventas de Julia Quinn, una de las autoras románticas norteamericanas actuales más vendidas.Una serie a la que no le falta sensacionalismo, diálogos mordaces, en la que se habla de la familia, de su influencia, de las amistades para siempre y el deseo de encontrar un amor capaz de soportar las normas sociales de la época.
Una mezcla entre la clase de 'Donwton Abbey' y 'Las amistades peligrosas', en cuanto a estética se refiere, pero que está lejos de tratarse de una serie de época, gracias a las licencias creativas, a la ironía y al lenguaje empleado.
La serie apabulla con decorados exhuberantes y un vestuario cuidado a cargo de Ellen Mirojnick, una fábula en la que no faltan las maledicencias y rumores interesados. El diseñador Jorge Vázquez, director creativo de Pertegaz y de la firma que lleva su nombre, ha explicado a Efe, que la época en la que se desarrolla la acción «es increíble para la moda. Napoleón está al frente de Europa en ese momento y se pone muy de moda el estilo Imperio, una vuelta a la estética grecolatina, pero actualizada hasta ese momento».
Vázquez, un virtuoso en la selección de las telas, reconoce que personalmente le 'encanta' esa época y advierte de la 'maravillosa' calidad de los tejidos. El corte en los vestidos se coloca bajo el pecho, «la mujer vive, por primera vez en muchos siglos, una cierta comodidad o relax a la hora de vestir, exquisitamente vestidas, pero sin una coraza que no las deje respirar».
El vestuario de los protagonistas está delicadamente confeccionado prestando atención a bordados y detalles mínimos, joyas y plumas que convierten en aristocrática hasta la escena más sencilla. Una serie donde tampoco faltan trajes extravagantes, tonos intensos y estampados muy atrevidos para ese momento.
«Es un tiempo en el que todo se hacía a mano, a medida, son prendas que traslucen que están muy, muy trabajadas, con patrones no muy complicados, pero con muchas horas de taller», ha añadido Vázquez.
Según ha explicado, Ellen Mirojnick, el equipo llegó a confeccionar 7.500 piezas, incluidos sombreros, chales y abrigos.
Un buen vestuario, incide Jorge Vázquez, «siempre suma» y añade que una película envejece mejor si el vestuario está bien adaptado y «no se dejan llevar por las tendencia actuales. Te hace viajar a otro tiempo, sentirte un poco el Mr. Darcy de Jane Austen».
Precisamente, una época, finales del XIX, en la que el vestuario de caballeros también se cuidaba hasta el extremo pues decía mucho de su clase social.