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Una modelo luce una creación de Luke Leandro Cano.
Leandro Cano, más de campo que las amapolas

Leandro Cano, más de campo que las amapolas

Duyos se alza con el premio a la Mejor Colección de la edición gracias a su romántica lección de botánica

Gloria Salgado

Lunes, 19 de septiembre 2016, 12:36

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La jornada más potente de la Mercedes Benz Fashion Week Madrid ha comenzado con el brillo de Varela. El modista se ha recreado en la opulencia de los años 80 suavizado con líneas deportivas. Las chaquetas, maravillosas, y los vestidos, que recuerdan a Versace, son los protagonistas de una colección destinada para la noche. Visón y chinchilla con cristales de Swarovski están muy presentes en una colección destinada a la época estival, pero todo tiene explicación: el modista se ha sumado a la nueva tendencia de las pasarelas, 'lo veo ahora, lo compro ahora'. Pieles que comparten pasarela con estampados de camuflaje marino imitando tatuajes para una propuesta menos salvaje e impactante que la de la anterior temporada.

Un peso pesado con el que Alvarno no se ha amedrentado. Arnaud y Álvaro nos han invitado a su club, un local repleto de mujeres fuertes y elegantes. Solo ellas pueden permitirse llevar un pantalón cargo bajo un delicado vestido fluido y que el resultado sea sublime. Escotes vertiginosos con volantes etéreos y espaldas exageradas se combinan con distintos largos de falda de corte minimalista, lienzo perfecto para una ornamentación que se multiplica, con el 90% de las prendas bordadas con hilo. Como no podía ser de otra manera, sus deliciosos abrigos de neopreno no han faltado a una cita de las que se recuerdan por mucho tiempo.

La franja matinal siguió fuerte con la versión flamenca de The 2nd Skin Co. La firma nos ha metido en una taberna para degustar vinos jerezanos rodeados de sofisticadas mujeres con amplios volantes en faldas, pecheras, hombros y espaldas. Las cinturas marcadas contrastan con pliegues que forman grandes volúmenes. Azules y rosas empolvados cubren gazares de seda, encajes y organzas de seda natural con o sin incrustaciones florales bordadas a mano. ¡Olé!

Y llegó el momento del ganador de la mejor colección de la pasada edición, Jorge Vázquez. El modista de la yet nos ha trasladado a una sabana africana con toda la sofisticación de una gran ciudad de los años 50. Tomando como referencia la película Mogambo, ha jugado con el contraste entre la pasional Ava Gardner y la hermética Grace Kelly. La rafia destaca en una propuesta de tejidos naturales en la que destacan los vestidos de noche, aunque seguro que las sudaderas que ha presentado y que lucían sus amigas VIP en la primera fila- serán unas de las prendas más deseadas de la próxima primavera.

Las consecuencias de subirse a la pasarela después de Vázquez las ha sufrido Luke Leandro Cano, más de campo que las amapolas, flor que estaba en muchas de sus prendas excesivamente voluminosas a base de tul. En su verbena nocturna utiliza las piezas livianas de algodón, popelín y georgette a modo de lienzo, con aplicaciones de ventanas o farolillos. Amarás la noche es un cierre pictórico lleno de frunces y volantes para la trilogía que comenzó con Camino y siguió con la excelente Mi primer verano. Minutos después ha subido a la pasarela Esther Noriega con una grata sorpresa. La abulense ha cambiado de tercio, dejando de lado las princesas barrocas e imponentes de su última colección para una propuesta diurna más ligera y positiva. Pantalones palazzo y culottes crean una silueta deliberadamente femenina junto a vestidos y túnicas románticas en crepé y gasa translúcida. Los estampados se inspiran en motivos japoneses como nenúfares, flores de almendro o colibrís, en un ejercicio gráfico que se mueve entre tonos rosas, malvas, verdes botánicos y el color fetiche de la diseñadora, el dorado Sanger. La mejor colección que ha mostrado en Madrid.

Tras la entrega de premios, que este año han sido para Duyos, por la Mejor Colección, y Marta Ortiz, a la Mejor Modelo, ha llegado el turno de la firma novel Malne. Sus piezas nos hacen retroceder a la suntuosidad del Siglo de Oro con trabajadísimas prendas de cortes muy sensuales pese a los guiños a la imagineria religiosa y las tradiciones. Una austeridad glamurosa mezclada con el buen hacer de sus artesanos que ha conquistado Catar donde tienen punto de venta- y que dará mucho que hablar en nuestro país. La mejor manera para acabar una temporada que ha dejado grandes propuestas y muy buen sabor de boca a los amantes de la moda española.

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