Opinión
OPINIÓN POR BEATRIZ SAN MILLÁN PÉREZ
De vuelta a la rutina que tanto añorábamos
La rutina es esa de la que escapamos en cuanto podemos. La rutina también es esa que hace que los días parezcan interminables. Sin embargo, después de tantos días de fiestas y excesos muchos ya estaban deseando volver a sus vidas rutinarias y “aburridas”.
09/01/2014
  Preparar para imprimir  Enviar por correo
LA NARANJA MECÁNICA

Es cierto que nos gusta escapar de la rutina como, también, nos gusta cambiar de aires y desconectar de nuestro día a día. Por eso, aprovechamos cada ocasión que nos surge para hacerlo marchándonos a otros lugares o alterando todos los horarios del día cuando estamos exentos de nuestros quehaceres diarios. Nos gusta y deseamos que lleguen estos periodos de tiempo tan fervientemente porque no es lo habitual. Consideramos que son días especiales y procuramos hacer planes alternativos o realizar todo eso que tanto nos gusta pero que vamos dejando “para cuando tengamos tiempo”.

Lo que ocurre es que en épocas como las navidades hacemos demasiados planes porque creemos que los días nos darán mucho más de sí y que sólo es cuestión de organizarse para poder hacerlo todo. Pero no contamos con las visitas sorpresa, con las reuniones sociales inesperadas, con las compras de última hora, en fin, con los imprevistos y con el tiempo que necesitaremos para descansar de tanto ajetreo. 

Aprovechamos a disfrutar de los días sin pensar en nada más, dejándonos llevar por el momento y lo que surja porque hemos decidido que estos días son de vacaciones, incluso, aunque en realidad no las tengamos.

Sin embargo, en la misma medida que disfrutamos nuestro cuerpo se altera y se desestabiliza. Por mucho que nos cueste reconocerlo, nuestros organismos necesitan de las rutinas para funcionar correctamente. Estas rutinas son lo que llamamos ritmos biológicos que regulan nuestro sistema nervioso y endocrino. 

Nuestro organismo está habituado a seguir unos horarios de sueño, trabajo, comidas, descanso, etc. Cuando llegan estas fechas nos lo saltamos y tenemos un ritmo de vida muy irregular ya que no comemos a la misma hora casi ningún día, tampoco dormimos el mismo número de horas y, además, las que dormimos son insuficientes lo que acumula cansancio en nuestro cuerpo. Se alteran los horarios y el volumen de trabajo tanto para aumentar como para disminuir. Y quienes viven lejos de sus casas y se trasladan a sus lugares de origen para pasar las fiestas, además, tienen que adaptarse a un nuevo lugar con sus rutinas y costumbres diferentes.

Todo hace que nuestro organismo sufra. La comida excesiva y, normalmente, pasada de calorías hace que nos sintamos hinchados y saturados. A medida que pasan los días sentimos la necesidad de cambiar nuestra alimentación y tomar alimentos más ligeros como verduras o caldos. Pero, al ver los manjares sobre la mesa, nos dejamos llevar por la gula y acabamos de nuevo empachados de comida que nos sube la tensión, nos engorda, nos aumenta el colesterol y el azúcar en sangre, etc. 

Además, por un motivo u otro casi siempre nos vamos tarde a la cama aunque tengamos que madrugar. Pensamos que es un esfuerzo que vale la pena y que ya tendremos tiempo de descansar. En cambio, el sueño que perdemos no lo recuperamos y nuestro sistema endocrino se altera entrando en un bucle de insomnio, cansancio y malestar general.

Esta es la razón por la que no somos capaces de pasar mucho tiempo rompiendo nuestra rutina. Necesitamos un orden no sólo para nuestro día a día sino para nuestra salud. Por eso, cuando nuestro cuerpo nos está pidiendo un cambio debemos escucharlo. Probablemente necesitemos ese cambio para ajustarnos, tanto si es para romper con esa rutina aburrida por un periodo corto de tiempo como si es para volver a ella.

A pesar de los excesos y todo lo que “castigamos” nuestro cuerpo y nuestra salud, tenemos a nuestro favor que este tipo de ritmos se vuelven regulares con cierta facilidad siguiendo una rutina adecuada. Así que, ahora que ya han pasado las fechas de los excesos, podemos retomar esa rutina que ya echábamos de menos y desintoxicar nuestro organismo para comenzar el año con las pilas cargadas.

Beatriz San Millán Pérez

@PsicoBSM 

http://psicobsm.com/ 

https://www.facebook.com/Psicobsm 

Más artículos del autor:
    El apego
    El miedo
    Los celos
  Preparar para imprimir  Enviar por correo