Opinión
OPINIÓN POR BEATRIZ SAN MILLÁN PÉREZ
Autosabotearse y autocensurarse un vicio para muchos
Nos gusta la polémica y, a menudo, entramos en debates de temas polémicos, por ejemplo, el fútbol o la política. Todos hemos pensado alguna vez que somos capaces de hacer tal o cual cosa y que los demás no hacen otra cosa que autosabotearse. No dudamos de nuestras capacidades y más si nos comparamos con otros a los que consideramos peores.
16/01/2014
  Preparar para imprimir  Enviar por correo
LA NARANJA MECÁNICA

Creemos que se nos ocurren ideas geniales y que solucionaríamos mucho mejor determinadas cosas que consideramos que están mal. Incluso, arreglaríamos multitud de problemas que afectan a gran parte de la población.

Por un lado, pecamos por exceso de confianza. No valoramos verdaderamente toda la situación en su conjunto ni sus riesgos ni los pros ni los contras de cada solución que podríamos aportar. Tampoco estimamos los medios que tenemos a nuestro alcance y lo que necesitamos. Por lo tanto, imaginamos una situación idílica en la que nos pondríamos manos a la obra y resolveríamos cualquier problema que se nos pusiera delante.

En cambio, cuando se trata de nosotros todo cambia. Ante un problema o una situación que resolver, con frecuencia, no somos capaces de ver una solución clara y, mucho menos, de sacar adelante una idea.

Es posible que se nos ocurran ideas geniales y útiles pero que no seamos capaces de llevarlas a cabo. Podemos pensar que lo que nos pasa es que no tenemos las cualidades necesarias, que no estamos capacitados para ello, que no disponemos de los recursos suficientes o, incluso, que nuestro destino no es ése.

Parece que nos asusta el tener buenas ideas, ser creativos, innovadores y, mucho más, tener la iniciativa. A menudo, somos decididos y ponemos en marcha proyectos pero esto sólo lo solemos hacer cuando no corremos riesgos. A medida que las cosas se complican todo cambia. El riesgo, la inversión en tiempo, esfuerzo y/o dinero son puntos clave para volvernos atrás y desestimar nuestras ideas tan originales. Sin embargo, éstas son las que más satisfacciones nos pueden aportar y, como es bien sabido, sin riesgo no hay ganancias importantes, del tipo que sean: personales, económicas, sociales, etc.

En el momento que producimos grandes ideas, de repente, actúa en nuestra cabeza la autocensura. Da igual lo buena o mala que fuera nuestra ocurrencia porque va a ser imposible de realizar. Tendrá todos los inconvenientes posibles y nos aportará los mínimos beneficios o la mínima satisfacción. Hacemos una prospección de nuestros planes en la que buscamos cada vacío, cada debilidad o cada inconsistencia como si fuéramos un juez a punto de pronunciar la sentencia más importante de nuestra vida.

De esa manera nos desanimamos y alimentamos la falta de confianza en nosotros mismos con lo que acabamos por renunciar y abandonar. Con ello, nuestra autoestima se ve tan afectada que la próxima vez ni siquiera se molestará en pensar ideas geniales y, poco a poco, también acabaremos con nuestra creatividad.

Esto es autosabotearse. Ponernos todos los impedimentos posibles a nuestra propia iniciativa y autocensurarnos por no permitirnos a nosotros mismos el darnos la oportunidad de ir un poco más lejos de lo que ya hemos conseguido.

No pasa nada por dejar salir nuestras ideas y hacer proyectos, por inalcanzables que nos parezcan. Una vez que hemos diseñado nuestro proyecto libremente, sin censura, es hora de empezar a pensar en los obstáculos y valorar la idea en su conjunto. Es el momento de dejar de autosabotearse y pasar a pensar cómo se podrá desarrollar, los recursos con los que contamos y los que nos hacen falta. Después ya llegará el momento de buscar los problemas y sus correspondientes soluciones.

Y, lo más importante, recordemos que somos humanos y que tenemos derecho a equivocarnos. Pero para eso primero tendremos que intentarlo.

Beatriz San Millán Pérez

@PsicoBSM 

http://psicobsm.com/ 

https://www.facebook.com/Psicobsm

Más artículos del autor:
    El apego
    El miedo
    Los celos
  Preparar para imprimir  Enviar por correo