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Cuando se habla de Carnaval en la provincia de León es inevitable hablar de La Bañeza, donde el ritmo y el disfraz crecen en el interior de cada bañezano haciéndoles vibrar todos y cada uno de los días de la fiesta.
Y es que la máscara es la esencia de esta ciudad que vivió, en esta madrugada, una de sus citas más mágicas, la de la Noche Bruja que convierte a adultos en niños, a ricos en pobres y a los pobres…en pobres disfrazados.
Esa es la esencia del Carnaval que esta tarde ha reinado en La Bañeza, donde han hecho frente a la lluvia con un gran desfile que ha concentrado a toda la comarca para crear una serpiente de color y diversión por las calles bañezanas.
La musa del Carnaval abría una comitiva en la que no han faltado cocineros, arlequines, globos aeroestáticos, egipcios, corsarios o animales. La Bañeza es ese lugar donde además de encontrar marcianos, mexicanos o flamencas también te puedes cruzar con los astronautas más leoneses, Pablo y Sara. Avatar o Toy Story también coparon las calles antes de dar paso a las carrozas.
Los participantes en el desfile han sabido lucir como nadie los trajes más divertidos y originales en un desfile donde prima la fiesta y la sana competencia por ser el más original. Entre los disfraces se dejó ver la originalidad de esta ciudad camaleónica. También otros de moda, los de siempre y alguna crítica a la actualidad nacional y local se han dado cita en uno de los carnavales más numerosos de la provincia.
Lentejuelas, pelucas, serpentinas y diversión.
Y es que esa es la verdadera esencia del Carnaval: ganas de pasarlo bien, imaginación, juerga, música, lentejuelas y pelucas. Las dosis de crítica no están mal para rociar esta receta que siempre tiene un resultado sabrosón.
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