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Cimanes exalta al Guirrio

Cimanes exalta al Guirrio

La localidad leonesa de Cimanes del Tejar celebra su Antruejo tradicional, en el que los guirrios toman la calle para diversión y mofa de todos los presentes

leonoticias

Jueves, 23 de febrero 2017, 11:13

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'La Fiesta de los Guirrios' o 'El antruejo' se celebraba en Cimanes durante las tardes del Domingo y del Martes de Carnaval.

Antaño, el Domingo Gordo la fiesta comenzaba nada más finalizar la comida, como una celebración callejera por distintos lugares del pueblo y, según avanzaba la tarde, los vecinos se iban concentrando en la plaza del pueblo, situada detrás de la Iglesia, donde estaban los bares y donde tenía lugar la fiesta grande y el baile con pandereta o con dulzaina y tamboril.

El Guirrio es el personaje principal del Antruejo de Cimanes, en una fiesta en la que habitualmente eran seis u ocho los mozos que salían. Vestían camisa y calzoncillo blancos de lino, calzaban abarcas de pellejo y calcetines de lana, una faja o un pañuelo merino enrollado a la cintura y, sobre este, un gran cinturón de pellejo con ocho o diez cencerros o esquilas de bronce. Cruzando el hombro izquierdo, de atrás a adelante, una colonia o cinta bordada en seda con motivos florales o un pañuelo merino. En las manos portaban unas tenazas extensibles de madera y una vejiga de cerdo o un rabo de zorro. Cubrían la cabeza con una máscara cónica hecha de cartón, con cuatro abanicos: uno superior, dos laterales y uno trasero. En la parte frontal de la máscara se practicaba un orificio del tamaño de la cara en el que se cosía una alambrera menuda, con una tela blanca semitransparente adherida para ocultar el rostro; finalmente la máscara iba recubierta de escarapelas o flores realizadas con papeles de seda de colores.

Las 'Madamitas' eran las mozas solteras que se vestían con el rico y vistoso traje regional riberano y que acompañaban a los Guirrios y bailaban con ellos en la plaza.

Durante la fiesta, los Guirrios se empleaban en correr y fustigar a las mozas y a los vecinos con la tenaza, la vejiga o el rabo de raposo. Hacían corro en la plaza y con la tenaza trataban de levantar las faldas de las mozas y especialmente de coger la boina a algún hombre, quien para recuperarla había de acudir al Bar y pagar la jarra de vino que bebían los guirrios; también la Junta Vecinal invitaba a los guirrios a beber.

De entre las 'antrojadas' más populares y que se repetían muchos años, hay que destacar: 'La siembra de la Cernada', que consistía en uñir una pareja de vacas o burros al arado romano y salir arando las calles, principalmente por la calle Grande y sembrando con un caldero de cernada.

También era muy frecuente salir con burros y niños metidos en las alforjas. Otro muy popular era la 'Calavera' o 'Gomia', antruejo que se realizaba con una cabeza de vaca o caballo, que llevaba un porteador en una estructura de madera, sobre los hombros, o en el frontal y que estaba provista de un mecanismo que le permitía ir abriendo y cerrando la mandíbula. La 'Lina' o 'Arrima' consistía en ponerse a la espalda una pelleja de oveja embarrada o enfoscada en el desagüe de un fregadera y frotarse o arrimarse a la gente para ensuciarles, en ocasiones este personaje salía con varios mozos colaboradores que se valían del cayado y del furganero de amasar para coger a las personas y acercarlas a 'la Arrima'.

En Cimanes también salía el toro, un armazón que simulaba el animal con unos cuernos en el frontal, cubierto con una sábana blanca y una pelleja de oveja o una colcha o manta vieja.

Unos antruejos tan originales como tradiciones que no hay que perderse en unos días de fiesta auténtica en Cimanes.

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