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'Vamos de cañas con Inés Arrimadas'. Bajo este epígrafe, Ciudadanos ponía encima de la mesa una propuesta diferente y novedosa en el marco de la campaña electoral que daría su pistoletazo de salida en León capital.
El escenario escogido, 'El modernista', la champañería de la Casa de Botines, abarrotada por las decenas de leoneses que se dieron cita para arropar a la secretaria de Formación del partido liderado por Albert Rivera.
Un aforo que se quedó pequeño para acoger un formato que rompe con lo tradicional y que resultó interesante y novedoso. Ni atril ni orden de precedencias. Un encuentro íntimo, abierto y, sobre todo, cercano, con la intención de charlar con la ciudadanía.
Un formato que 'copió' el modelo de los 'cafés-coloquios' que Cs celebró en la precampaña y que, viendo esta nueva iniciativa, tuvieron una gran acogida.
Sin embargo, en su estreno, las cañas de Inés Arrimadas se han atragantado en León. Porque, en su estrategia comunicativa, Ciudadanos se olvidó, precisamente, de los medios de comunicación.
Una estrecha escalera se convirtió en el espacio vendido como «reservado» para las cámaras, por detrás, eso sí, de los equipos que desplegó Ciudadanos para ofrecer el acto en directo. Mientras que los 'plumillas' tuvieron que ingeniárselas para crear un improvisado espacio de prensa y no tirarse al suelo.
Y aunque el problema se avecinaba, la formación naranja no aportó solución alguna. Inés Arrimadas hizo su entrada en la Casa Botines y se situaba en el centro, rodeada de personas y teléfonos móviles que la invisibilizaron ante las cámaras de los medios de comunicación.
La solución, una pequeña tarima. Una idea que pudo partir de la organización pensando en los medios de comunicación pero que, si bien, partió de la propia Arrimadas ante la dificultad para dirigirse a sus oyentes.
Una situación que despertó el malestar entre los medios locales y nacionales que se trasladaron hasta Casa Botines para seguir un acto, que se presentaba como novedoso y que, a excepción del turno de pregunta-respuesta y de la cercanía con su público, se convirtió en un mitin electoral.
Una iniciativa en la que, además, las cañas brillaron por su ausencia - dos euros en barra-. Y es que hasta Inés Arrimadas optó por una botella de agua en su charla con los leoneses.
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