«Yo soy español, español…» en Barcelona
Rivera reivindica la españolidad de Cataluña, arropando a la Roja ante una pantalla gigante
CRISTIAN REINO
Viernes, 17 de junio 2016, 22:45
Hace años, Albert Rivera afirmó que no había que politizar el fútbol. Sin embargo, los tiempos cambian y el candidato de Ciudadanos a la presidencia del Gobierno aprovechó este viernes la disputa de la Eurocopa para estrenar un nuevo formato de mitin político: el de la pachanga futbolera con pantalla gigante. Rivera reunió a cerca de mil aficionados de la Roja para seguir en directo la retransmisión de la Selección y de paso marcar un gol por la escuadra a sus adversarios políticos.
Por unas horas detuvo la vorágine de la campaña para reivindicar la españolidad de Barcelona y de Cataluña. "Apoyar a la Roja en la calle debería ser normal", afirmó. Su referencia era directa a la polémica que se ha vivido en Barcelona, después de que la alcaldesa de Barcelona siga sin dar su brazo a torcer en las reclamaciones de la plataforma Barcelona con la Selección, que pide poder instalar una pantalla gigante para que la afición a la Roja siga los partidos de la Eurocopa en la calle. Colau y la plataforma no se han puesto aún de acuerdo y Ciudadanos se apuntó este viernes un tanto, al burlar al ayuntamiento e instalar la pantalla de televisión que las organizaciones privadas no han podido.
"Iglesias y Colau no querían que estuviéramos aquí", señaló. El libre directo iba por toda la escuadra y buscaba poner en cuestión el españolismo de Colau e Iglesias. En algunas zonas de Cataluña, como el área metropolitana de Barcelona, Ciudadanos y Podemos luchan por un mismo nicho de votos, los antiguos votantes del PSC. Rivera apeló al españolismo sin "complejos" en Cataluña, frente a la formación morada que reclama un referéndum soberanista, que aleja al votante catalán que tiene un sentimiento identitario más español. Rivera se reivindica como el primer presidente del Gobierno de origen catalán desde el general Prim. Por ello, el dirigente naranja se rodeó de la plana mayor de su partido para un acto al que la formación liberal daba la categoría de "relevante", también a nivel "político", para empezar a normalizar la presencia de la Roja en Barcelona. El objetivo era transmitir la idea de que no todos los catalanes están de acuerdo cuando en las finales del Barça se pita al himno nacional o al Rey. Y que no toda Cataluña es independentista, como a veces trata de transmitir el soberanismo.
Rivera apeló a la que durante mucho tiempo se ha calificado como la mayoría silenciosa, con el objetivo de que el 26-J salga a votar para derrotar al independentismo. En el mitin de arranque de campaña en Barcelona, Albert Rivera incluso emplazó a Convergència y a Esquerra a que cuenten votos y comparen, como en las plebiscitarias, cuánto apoyo tiene el secesionismo y cuánto el constitucionalismo. Ciudadanos lanzaba el reto, consciente de que en las generales los dos partidos independentistas, según las encuestas, no están en disposición de ganar los comicios en Cataluña. Rivera explotó además las reticencias de Colau y se ganó el voto españolita. Le metió un gol de bandera al PP, que reivindica también el españolismo, pero no ha sido capaz de organizar ningún acto festivo como éste durante la campaña.
Así, Ciudadanos queda asociado a la Roja y al españolismo en Cataluña sin complejos. Capitaliza la Roja, aunque no quiere hacer política con el fútbol. La goleada fue completa. Y es que, el público que asistió a ver a la Roja quería ver el partido pero esperaba también ver y oír al que corearon como el futuro presidente del Gobierno español. Rivera no defraudó: "No os vamos a abandonar nunca", dijo al final del partido, micro en mano. "No hay que nos guste más que defender la libertad", dijo. "Visca Cataluña y Visca España", remató.
Ataviado con la camiseta oficial de la Selección, había querido dejar todo el protagonismo a los Iniesta, Piqué, Nolito y compañía. Aunque al final también se soltó y se unió a la goleada. "Hemos dado suerte a la selección". El púnico hizo la ola: "Olé, olé, España, España" y todos con la Roja. Al fina y al cabo, a lo que habían ido era a ver un partido. Todos acabaron como empezaron: "Yo soy español, español". Sonaba en Barcelona, extremo que para Rivera debería ser normal. Aunque hasta ahora no lo era.