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Carles Puigdemont. Reuters
Puigdemont plantea una investidura telemática y regresar después a España

Puigdemont plantea una investidura telemática y regresar después a España

El PP vetará en el Constitucional una posible elección telemática del jefe del Ejecutivo catalán | Se producen los primeros movimientos independentistas para desencallar la investidura

cristian reino

Barcelona

Lunes, 8 de enero 2018, 13:28

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A diez días para la constitución de la Cámara catalana, que dará comienzo a la legislatura, el independentismo ha iniciado este lunes los movimientos de verdad de cara a desencallar la investidura, toda vez que el expresidente de la Generalitat sigue en Bruselas sin concretar su futuro. Desde su entorno, no obstante, deslizan que el exjefe del Ejecutivo está dispuesto a regresar a España después de ser investido presidente de la Generalitat. Esto implica que la elección del dirigente nacionalista tendría que realizarse de manera telemática, un hecho inédito en la historia del parlamentarismo español.

Los independentistas se aferran a que el reglamento de la Cámara no explicita que el aspirante a presidente deba estar presente en el Parlamento en el debate de investidura y a partir de esa grieta están construyendo su estrategia. Una carambola a dos bandas que por un lado busca una salida al complicado laberinto de la investidura de Puigdemont y por otro trata de poner en un brete a la justicia española, que debería tomar la decisión de detener a un presidente de la Generalitat recién elegido, con la carga simbólica y política que lleva consigo.

Ese es uno de los planes. El otro consiste en instar a Mariano Rajoy a sentarse a negociar que Puigdemont pueda regresar a Cataluña para ser investido, con el compromiso de que al día siguiente acudiría a declarar al Tribunal Supremo.

Tras constatar que el PP no quiere negociar, los independentistas necesitan ahora ejecutar la investidura. Para ello necesitan que la mesa de la Cámara catalana haga una lectura laxa del reglamento y este extremo solo será posible si los secesionistas se aseguran la mayoría absoluta en el órgano de gobierno del hemiciclo.

Los resultados de las elecciones del 21 de diciembre les avalan, lo que ya no juega a su favor son las circunstancias. Por ello, desde el secesionismo se daba ayer por hecho que los cuatro exconsejeros que acompañan a Puigdemont en Bruselas (dos son de Junts per Catalunya -Ponsatí y Puig- y dos de ERC -Comín y Serret) renunciarán a su acta de diputados, para permitir que sus sustitutos puedan asistir a la constitución del Parlamento y votar la composición de la mesa.

Jordi Sánchez y Quim Forn, en prisión junto a Junqueras, ya han formalizado sus actas, aunque el ex de la ANC también se ha mostrado dispuesto a renunciar si así lo requiere la situación. Demòcrates, formación asociada a ERC, fue ayer el primer actor del independentismo que pidió públicamente a los exconsejeros que dejen sus puestos, con la condición de que se aseguren una cartera en el futuro ejecutivo.

El PDeCAT obvia la secesión en los objetivos del mandato

El PDeCAT ha fijado este lunes los objetivos de la legislatura para el próximo gobierno catalán, que pasan por «recuperar las instituciones, trabajar por la liberación de los presos políticos y ensanchar la base social del independentismo». A pesar de que la Cámara catalana proclamó el pasado 27 de octubre la república catalana, la puesta en marcha de esa secesión no está incluida entre la terna de propósitos neoconvergentes para el presente mandato.

A diferencia de Esquerra que habla de «desplegar la república», un concepto lo suficientemente ambiguo, que puede significar casi o todo o nada. No en vano, los republicanos han llegado a decir que desplegar la república implica, por ejemplo, aumentar las zonas verdes de los pueblos y ciudades de Cataluña o mejorar las tasas de paro. Esquerra descartó durante la campaña la vía unialeteral, pero ayer reiteró que nopedirá permiso a nadie para el despliegue nacional. La CUP, por su parte, lleva insistiendo desde la noche del 21-D que solo pactará un acuerdo con las fuerzas soberanistas si existe un compromiso inequívoco de poner en marcha la república.

El PDeCAT celebró ayer su primera ejecutiva del año, en la que mostró su «confianza» en un acuerdo entre los partidos soberanistas que permita constituir la Mesa del Parlamento, investir al presidente de la Generalitat y formar Gobierno sobre la base de restituir el ejecutivo cesado con la aplicación del artículo 155. La reunión de los neoconvergentes sirvió además para hacer balance de las elecciones del pasado 21-D, en las que la formación presidida por Artur Mas concurría integrada en Junts per Catalunya. Los herederos de Convergència valorado como «muy positiva» la fórmula impulsada por Carles Puigdemont, que a su juicioha sabido recoger la esencia del PDeCAT «con la incorporación de personas independientes y voluntad de transversalidad».

Esta marca ha permitido, según destacó la coordinadora del partido, Marta Pascal, ser «una vez más», la opción soberanista más votada en unas elecciones al Parlamento catalán. Los neoconvergentes destacanla «aportación» del partido al triunfo de Junts per Catalunya, con quince diputados electos de la formación nacionalista. A su entender, los resultados fueron «magníficos» en la Cataluña interior, especialmente Girona, Lleida y el Pirineo, aunque debe «mejorar» principalmente en las zonas metropolitanas de Barcelona -incluida Barcelona ciudad- y Tarragona.

ERC también insinuó que podría pedir a sus exconsejeros que den un paso atrás. «Estamos convencidos de que los que están en el exilio, tomarán la mejor decisión por el bien común», afirmó Roger Torrent, tras la primera ejecutiva del año de Esquerra. En la formación republicana insisten en el doble lenguaje que tan nervioso está poniendo a sus socios. Así, mientras la dirección del partido reitera que la investidura de Puigdemont es el único plan que está sobre la mesa, Gabriel Rufián presiona, asegurando (ayer volvió a hacerlo) que Junqueras es el plan B si Puigdemont no puede volver de Bruselas.

ERC duda del 'skype'

La cuestión es que a los republicanos no les acaba de convencer la idea de una investidura telemática. Tampoco a algunos sectores del PDeCAT. Esquerra se lavó ayer a las manos, pero lanzó un aviso a Puigdemont. «El ejecutivo y el presidente deben poder gobernar». Los republicanos no ven clara la investidura telemática y trasladan la decisión a los letrados de la Cámara catalana, que deberán interpretar el reglamento.

En cualquier caso, si los independentistas siguen adelante, volverán a provocar un encontronazo legal, ya que el PP anunció que impedirá en la medida de sus posibilidades una investidura telemática, entre otras maneras acudiendo al Tribunal Constitucional. Los populares calificaron la intención de los soberanistas de «surrealista», «absurda» y que pretende «reírse de los ciudadanos». «Sería una ilegalidad. La esencia del parlamentarismo es la presencia», afirmó el coordinador general de PP, Fernando Martínez-Maillo. Según el PP, las videoconferencias solo se permiten en las comisiones parlamentarias, no en las investiduras.

Para Albert Rivera, de Cs, Puigdemont vive en el mundo de Matrix. «Los que no nos hemos tomado la pastilla no entendemos su mundo, aseguró insistiendo en la analogía con la película de las hermanas Wachowski, el de una república que no existe y que piensa que puede gobernar por Skype o WhatsApp».

«La presidencia telemática no existe. Cataluña debe ser gobernada desde el Palau de la Generalitat» señaló Miquel Iceta, que consideró imprescindible garantizar un gobierno «con un presidente y consejeros que residan en el país».

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