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Las mujeres son uno de los colectivos que se benefician de estos incentivos al empleo. R. C.
Menos incentivos al empleo y más focalizados a colectivos con baja empleabilidad

Menos incentivos al empleo y más focalizados a colectivos con baja empleabilidad

La Airef considera que sus efectos positivos son «modestos», no perduran en el tiempo y no arreglan los problemas estrucurales de paro y temporalidad, por lo que aboga por rediseñarlos y aumentar su cuantía

Miércoles, 14 de octubre 2020, 13:09

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España es de los países de Europa que más gasta en incentivos a la contratación, en la actualidad 2.900 millones de euros que se destinan a bonificaciones y reducciones en las cuotas a la Seguridad Social. Sin embargo, los efectos positivos que tienen son «modestos», no perduran en el tiempo y no sirven para arreglar los problemas de temporalidad y de paro estructural que hay en España. Así lo reconoce la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) en el estudio de la segunda fase del Spending Review 'Incentivos a la contratación y al trabajo autónomo' publicado este miércoles.

«Hemos visto que no son eficaces para arreglar los problemas estructurales del mercado laboral, pero sí tienen efectos sobre la empleabilidad de determinados colectivos y sobre el mantenimiento del empleo», explicó en una rueda de prensa Cristina Herrero, la presidenta de la institución, quien admitió que sus beneficios tienden a desaparecer cuando termina el periodo bonificado.

Por ello, este organismo supervisor considera que hay que reducir el número de incentivos y limitarlos en el tiempo, aumentar su cuantía, homogeneizar los requisitos sobre las empresas beneficiarias y dirigirlos exclusivamente a colectivos muy específicos de baja empleabilidad. No obstante, abre la mano a usarlos como herramienta para estimular el mercado de trabajo en tiempos de crisis, como el actual, cuando sí sería conveniente poner en marcha un plan para la contratación indefinida de jóvenes.

Los mayores esfuerzos de estos incentivos están dirigidos a mejorar el empleo de las personas con discapacidad, por lo que un 41% del gasto evaluado se destinó a este colectivo. Pero casi una tercera parte de esos 2.000 millones se dedicaron a estimular las altas en el empleo autónomo. Concretamente, en 2018 el Estado destinó 646,5 millones a financiar la tarifa plana de los trabajadores por cuenta propia, lo que supone una reducción de la cuota a 60 euros durante al menos el primer año que se dan de alta en este régimen. La AIReF concluye que este incentivo sí cumplió su objetivo de fomentar el emprendimiento pero solo mientras está vigente esta ayuda y en personas con un nivel de formación medio-alto y que llevaban poco tiempo en desempleo.

Así, aboga por cambiar el sistema de cotización de este colectivo para adecuarlo a sus ingresos reales, algo que está negociando ahora el Gobierno. Sin embargo, hasta que este sistema no esté en marcha, recomienda mantener la tarifa plana.

Incrementar las cuantías

Otra de las conclusiones de este análisis es que uno de los factores que influye en la eficacia de estos incentivos es el momento del ciclo económico en que se aplican, ya que se ha comprobado que los efectos indeseados que se producen cuando se están bonificando contrataciones que se iban a producir de la misma forma sin ellos disminuyen en periodo recesivo. A juicio de la AIReF, en estos momentos tiene sentido instrumentar planes temporales y transitorios que estimulen la contratación de personas que sufren con mayor virulencia los efectos de la crisis y que no tendrían ayudas si no hubiera recesión.

En este sentido, defiende la necesidad de rediseñar estas políticas activas de empleo y crear un sistema más sencillo, con requisitos claros y de fácil verificación, lo que, a su juicio, podría estimular su uso por parte de las empresas. «Un sistema más focalizado permitiría incrementar las cuantías y hacerlos más atractivos», afirma este organismo independiente, que también considera necesaria una mayor coordinación entre todas las administraciones que permita identificar cuáles son esos colectivos con una empleabilidad menor, enfocar los esfuerzos a esas personas con mayores necesidades en cada territorio y simplificar la diversidad de incentivos, mejorando así su eficacia.

Otra de las medidas que considera necesarias es vincular estos incentivos a programas de formación, lo que puede mejorar la empleabilidad de los colectivos vulnerables, aunque para ello hacen falta reformas que mejoren la calidad de la formación y su vinculación con el mercado laboral. En este sentido, la AIReF resalta que en los países del entorno hay una apuesta mayor por la formación que en España, ya que no se reduce como aquí a los jóvenes, y pide eliminar el límite de edad y ampliar la formación a toda la vida laboral.

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