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Mario Centeno, presidente del Eurogrupo y ministro de Finanzas portugués. Efe

El Eurogrupo lleva al límite su respuesta a la crisis del coronavirus tras otro fiasco

Francia y Alemania presionan para cerrar este jueves un acuerdo que este miércoles se truncó por el bloqueo con las condiciones del fondo de rescate

SALVADOR ARROYO

Bruselas

Miércoles, 8 de abril 2020, 08:49

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Si asumimos que el plazo que los líderes concedieron a sus ministros de Economía y Finanzas es improrrogable, estos tendrán este jueves la última oportunidad de cerrar el documento de consenso que garantizaría una respuesta coordinada al impacto económico del coronavirus. Pero visto lo visto, mejor no asumir nada. A fracaso por videoconferencia, romper el bloqueo norte-sur se está haciendo tan cuesta arriba que dibuja la misma pendiente que hace ocho años, en plena crisis de deuda. Incluso se ha vuelto a los Eurogrupos maratonianos, de noche en vela, con la frustración como desenlace. Ni siquiera una pandemia desata la empatía en un club de socios que debería tenerla como principal cualidad.

Volvió a quedar claro este martes. Tras dieciséis horas de discusiones, los jefes económicos de los distintos Estados tuvieron que desconectarse. A las ocho de la mañana suspendían una reunión telemática que habían iniciado pasadas las cuatro de la tarde del martes con una sucesión de recesos para contactos bilaterales y de carácter técnico. Las condiciones que La Haya exigía para abrir el fondo de rescate (o MEDE) a los países más golpeados por la pandemia se habían convertido en un cuello de botella en el que Italia y España no estaban dispuestos a quedar atrapados.

Resulta difícil creer que en 24 horas pueda superarse el atasco. Pero están obligados a intentarlo. Las capitales del euro se conectan de nuevo este jueves, a partir de las cinco de la tarde (lo que ya augura otra negociación hasta la madrugada). «No quiero apuntar con el dedo a nadie. Nuestra responsabilidad colectiva es lograr un paquete integral y masivo mañana. El fracaso es impensable. Francia y Alemania tienen posiciones comunes y harán valer su peso». Ese fue el mensaje que consensuaron Bruno Lamaire, responsable de Finanzas galo, y Olaf Scholz, el alemán. La mediación de ambos no salvó el fiasco de este miércoles. Veremos este jueves.

En juego un paquete de urgencia de más de medio billón de euros. 240.000 millones del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) para ayudar a las finanzas públicas; 200.000 millones más del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para las empresas. Y los 100.000 millones prode la Comisión Europea para trabajadores (ERTES y ayudas a autónomos).

Eso, se insiste, para una acción a corto plazo. Para el medio plazo, los ministros tendrían que encajar en el acuerdo de este jueves un texto que comprometa a la UE a activar un fondo de reconstrucción (ese 'nuevo Plan Marshall') con alguna emisión conjunta de deuda limitada a combatir el golpe de la pandemia y con devolución en plazo cómodo. La abandera París. Y Berlín percibe que su redacción abierta podría ser una solución para esquivar la demanda de eurobonos a la que se opone con la misma rotundidad que Países Bajos, Austria y otros socios del norte. Aquí los ministros solo pueden orientar. Los líderes decidirían sobre los instrumentos.

Simplificando, hubo diferencias en todo. Y aparentemente se superaron en casi todo. Es más, Mario Centeno, presidente del Eurogrupo acompañó el anuncio del aplazamiento con un «nos acercamos a un acuerdo, pero aún no estamos en ese punto».

Enroque

Quedó el enroque Países Bajos-Italia con el fondo de rescate. «La visita de la 'troika' no ha estado en las discusiones», explicaron fuentes comunitarias. «La cuestión es que algunos países aceptan que se use dinero del fondo de rescate para combatir la crisis, pero plantean que necesitan una garantía política y que se especifiquen condiciones. Quieren que una vez finalice la crisis, los países que hayan recurrido al fondo tomen las medidas necesarias, de acuerdo con sus circunstancias específicas, para corregir sus balances», explicaron las mismas fuentes.

Dicho de otro modo, no habrá visitas a las capitales de los 'hombres de negro'. Pero La Haya quiere que se acometan reformas aun cuando el dinero tiene carácter preventivo. Y eso mantiene la sensación de que el solicitante quedará estigmatizado. Lo curioso es que España insiste en que no necesita recurrir a él (tiene acceso a los mercados de deuda) e Italia tampoco está por la labor.

El holandés Wopke Hoekstra insistió en que «es sensato combinar el uso del MEDE con ciertas condiciones económicas». El italiano Roberto Gualtieri pidió «responsabilidad compartida, solidaridad y opciones valientes». Pero fue Lamaire, antes de lanzar ese mensaje conjunto franco-alemán, el más contundente: «Mientras estamos contando las muertes por cientos y miles, los ministros de finanzas juegan con palabras y adjetivos. Es una pena. Seremos juzgados severamente». Sin comentarios.

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