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La pesidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. afp
El BCE apuesta por un final sin sobresaltos a los estímulos

El BCE apuesta por un final sin sobresaltos a los estímulos

La institución prevé evaluar en diciembre las alternativas a su programa de compras de emergencia, que expira a finales de marzo

salvador arroyo

Jueves, 23 de septiembre 2021, 13:27

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«Si veo buenos datos de empleo, apoyaría empezar el 'tapering' en la próxima reunión; un proceso gradual que concluya en torno a mitad del año que viene es probablemente apropiado». Estas dos frases pronunciadas por el presidente de la Reserva Federal Americana, Jerome Powell, tras el último cónclave del banco central más poderoso del mundo, han llevado a los analistas a coincidir en que EE UU ya tiene un calendario para replegar los estímulos económicos con los que ha venido combatiendo el impacto pandémico.

Si la recuperación mantiene el ritmo, en noviembre se pulsará el botón con una reducción de compra de deuda (actualmente en los 120.000 millones de dólares mensuales) que se completaría en el primer semestre de 2022.

Sobre el papel, la medida camina en paralelo a la anunciada en la última reunión del Consejo de Gobierno del BCE. El pasado día 9, el principal emisor del euro lanzaba que aminorará en el último trimestre el ritmo de compra de deuda de su programa de respuesta de emergencia contra la pandemia (PEPP por sus siglas en inglés), con una dotación de 1,85 billones de euros.

Lo hacía en base a unas mejores perspectivas económicas y a la subida de la inflación. El comienzo de un repliegue sin eventuales sobresaltos que daba la razón a los banqueros centrales de Alemania, Austria o Países Bajos, los 'halcones'. Pero que Christine Lagarde, presidenta del organismo, insistía en subrayar que venía sustentado en la unanimidad.

Sea como fuere, el PEPP ha puesto a disposición 80.000 millones de euros mensuales. Y esa cifra podría reducirse hasta los 60.000 a partir de octubre. Moderación manteniendo en funcionamiento hasta finales de marzo -ese calendario no cambia- el programa de emergencia. ¿Qué sucederá después? Antes debería saberse.

Con las previsiones económicas para 2024 ya encima de la mesa, el BCE tiene previsto tratar en su reunión de diciembre el futuro de su arsenal de estímulos. Esa proyección «nos ayudará mejor a delimitar el final del PEPP», aseguraba Lagarde. «Veremos si hemos vuelto a las condiciones previas a la pandemia y habrá datos para 2024, por lo que tendremos más material para discutir los términos y condiciones del fin del PEPP», insistía.

En Europa hay, por tanto, menos prisa que en EE UU. De hecho, incluso expertos coinciden en señalar que si (con el permiso de la pandemia) finalmente expira el PEPP en el plazo previsto, quedaría en activo la otra barra libre de liquidez, las adquisiciones por valor de 120.000 millones que se aprobaron en marzo de 2020 antes del gran bazuca de 'emergencia', que arrancó con 750.000 millones extra.

El nivel de PIB del cierre del 2019 podría alcanzarse a finales de este año, aunque no se descarta que ese ratio óptimo no llegue hasta el primer trimestre. La clave es alcanzar un crecimiento económico sostenible. De momento el BCE trabaja con previsiones revisadas al alza (un 5% este año, un 4,6% en 2022 y un 2,1% en 2023). Y se confía también en que los indicadores altos e inflación se moderen al termino de este 2021.

«Esperamos que la inflación en la zona del euro se debilite notablemente el próximo año. Esto se debe a que actualmente se ve afectado significativamente por los efectos estadísticos. En pocas palabras, la inflación es tan alta ahora porque fue tan baja el año pasado. Si ajustamos estos efectos de base, la inflación sigue siendo demasiado baja en lugar de demasiado alta», sostiene Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del BCE. Se ha movido en el promedio del 1,2% en la zona del euro, muy por debajo de la marca del 2%.

«Queremos ver nuestro objetivo del 2% al alcance de la mano para evitar endurecer prematuramente nuestra postura de política monetaria, ya que eso ciertamente no daría lugar a un fin sostenible de los tipos de interés bajos. Un ajuste prematuro sofocaría la incipiente recuperación y volvería a poner en peligro el logro de nuestra meta de inflación», subraya la economista alemana en el blog oficial del BCE.

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