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El piloto británico Lewis Hamilton.
Alonso y Sainz, víctimas de la tormenta perfecta
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Alonso y Sainz, víctimas de la tormenta perfecta

Una clasificación absolutamente caótica se cebó con los pilotos españoles: el madrileño rompió y en McLaren cometieron un error «de EGB» con el asturiano

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

Sábado, 2 de julio 2016, 15:37

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Hay que tener cuidado con lo que se desea, dice el tópico, y en este caso Carlos Sainz y Fernando Alonso lo vivieron en sus carnes durante la clasificación del GP de Austria. Los dos pilotos españoles acabaron la jornada del viernes invocando a la lluvia. El asturiano, especialmente motivado para esta carrera, aseguraba que en seco lo tendría difícil, pero que con la lluvia lo iban a pasar mejor. El problema es que, tirando otra vez de tópicos, nunca llueve a gusto de todos.

La clasificación del Gran Premio de Austria de 2016 fue una de las más tumultuosas de los últimos años en Fórmula 1. Accidentes, variantes estratégicas, roturas de motor, errores en boxes y de conducción, y todo para que acabara por hacer la pole el que habitualmente siempre sale en todas las quinielas. A Lewis Hamilton ya se le habían quitado dos rivales muy fuertes de encima antes incluso de tomar la salida de la tanda de entrenamientos oficiales. Sebastian Vettel arrastra una sanción de cinco posiciones desde el viernes por sustituir la caja de cambios, un castigo idéntico al que le pusieron a Nico Rosberg este sábado después de los terceros entrenamientos libres.

El alemán de Mercedes sufrió en sus carnes al gran enemigo de todos los pilotos en el Red Bull Ring: esas nuevas salchichas amarillas que han puesto en los bordes de algunas curvas para obligar a los pilotos a mantener los límites de la pista. Al final de la última tanda de ensayos antes de la clasificación, Rosberg trompeó hasta estrellar su flamante Mercedes contra el muro. En el camino hasta chocarse, partió la suspensión trasera derecha y afectó (por su construcción) a la caja de cambios. Resultado: no sólo salió en clasificación in extremis, sino que hiciese lo que hiciese, ya había cedido con su compañero y rival.

No fue el único incidente de los libres: Carlos Sainz no pudo salir porque detectaron un problema en el motor. A contrarreloj le colocaron otro para que saliera en la sesión de clasificación. Nada hacía augurar que fuera inútil.

Los kerbs (o salchichas) se llevaron una primera víctima en la Q1: Daniil Kvyat tuvo un espectacular, pero sin consecuencias, accidente al partir también la suspensión trasera derecha. Minutos antes, Sergio Pérez también se había retirado por lo mismo. Tras la consecuente bandera roja hasta que retiraron el Toro Rosso de Kvyat y los fragmentos resultantes del golpe, una humareda blanca empezó a salir del otro monoplaza de Faenza. Carlos Sainz daba golpes contra el volante mientras no entendía cómo podía ser que hubiera roto un motor nuevo a estrenar con apenas unos pocos kilómetros en su haber.

Ante la prensa salió con cara de muy pocos amigos, respondiendo prácticamente con monosílabos. «Tuvimos un problema de motor en los terceros libres, cambiamos y volvió a romper. Me tocará cambiar, penalizar y saldré desde atrás», se lamentaba Carlos Sainz, fruncido el ceño. El madrileño partía con esperanzas para este sábado, pero de nuevo la fiabilidad le privará de luchar por algo importante.

"Errores de EGB"

En la Q2 parecía que iba a tranquilizarse el asunto, pero nada más lejos: en los primeros minutos avisaron de que iba a empezar a llover. Las tormentas en esta zona alpina de Austria son tan rápidas como vigorosas, y todos los equipos corrieron a hacer una vuelta buena para cubrirse en caso de que les pillara el chaparrón. La estrategia lógica era montar neumáticos ultrablandos (o superblandos, como hizo Vettel, pensando en el domingo) pero en McLaren a veces parece que se cuelan los enemigos a echarles una mano... al cuello.

El propio Alonso explicó lo sucedido, con un ejemplo muy gráfico. «En el primer intento todos deberíamos haber montado neumáticos nuevos, pero sorprendentemente los míos eran usados, y luego cuando puse los nuevos apareció la lluvia. Ese fue el principal error. Si no somos competitivos, y además cometemos errores de EGB...», se lamentó, con una sonrisa sardónica, el asturiano.

Lo curioso es que este tremendo error llegó el mismo día en el que McLaren consiguió su mejor clasificación en años. Jenson Button, un dios Loki (rey de las bromas y el caos de la mitología nórdica) en situaciones de lluvia, se sacó un quinto puesto que se convierte en tercero en parrilla. Habría sido el hombre del día de no ser por Nico Hülkenberg, que en la Q3 dio toda una lección de valentía.

La lluvia de la Q2, que destrozó las opciones de Alonso, entre otros, se fue secando conforme se disputaba la Q3. Todos los que habían salido con neumáticos intermedios vieron cómo, en cuanto se pudo, el alemán de Force India salía con el compuesto ultrablando de seco. Al ser el primero, le dio tiempo a dar dos vueltas: una primera para confirmar que podía luchar por dar la campanada en forma de pole, y otra para confirmar una tercera plaza superado únicamente por los dos Mercedes. Como en el caso de Button, a él le beneficia el castigo a Rosberg. Hay que remontarse a 2010 para ver la última vez al talentoso Hülkenberg en una primera fila, cuando hizo aquella inesperada pole en Brasil.

Si la lluvia cae este domingo como este sábado, puede pasar de todo. Visto lo visto este sábado, quizá Alonso y Sainz se replanteen sus deseos de una tormenta veraniega.

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